Una vez al día. Esa es la frecuencia con la que acuden los carabobeños a hacer cola para surtirse de gas vehicular, y que cada vez son más largas y que los obliga a perder media jornada de trabajo.

No tienen más opción. Douglas Pérez es técnico en refrigeración y presta su servicio a domicilio de una manera cada vez más precaria. Debe hacer esperar a sus clientes mientras él está en una estación de servicio tratando de surtir combustible para poder movilizarse.

Desde hace algún tiempo lo hace con gas vehicular porque las colas suelen ser mucho más cortas, pero las últimas dos semanas son entre dos y cuatro horas las que pierde al día para poder surtir. “Dejo de trabajar en la mañana para poder hacerlo en la tarde un ratico”, relató.

Él prefiere hacerla cola por gas porque en las de gasolina perdería, no solo horas productivas, sino días. “Sea subsidiada o dolarizada simplemente no alcanza para todos, no se da abasto”.

Luego de llenar el cilindro de su carro, él sabe que tiene para recorrer solo unas horas. “Ya en la noche o mañana temprano tengo que volver a la estación de servicio”. Antes era a opción más cómoda porque en media hora solía abastecer e vehículo. Pero eso cambió y complica su dinámica diaria.

Más gastos

La estructura de costos de la empresa de Alejandra González aumentó de forma dramática durante el último año. Ella se dedica al área de los eventos y lo poco que hace, enfrentando la cuarentena, le alcanza solo para “medio comer”, como consecuencia de los gastos que implica ahora para ella las dificultades con el abastecimiento de combustible.

“Estos días ha estado peor que otros meses, la situación es muy complicada en las estaciones de servicio. El domingo perdí el día. No pude trabajar porque estuve desde la 1:00 p.m. hasta las 8:00 p.m. y no nos surtieron. Hoy estoy en lo mismo”.

Por falta de combustible dejó al personal sin supervisión en un evento para ir a hacer cola por gas pero no tuvo suerte. “Al final tuve que mandarlos a buscar en taxi porque no pude resolver, era peor quedarme accidentada con ellos”.

Es así como ahora tiene muchos más gastos. “Entre taxis y los inconvenientes de a gasolina y el gas las ganancias son para medio comer, las estructuras de costos aumentaron mucho”.

Su vehículo tiene de fábrica el sistema de gas instalado pero no nunca lo había usado hasta hace ocho meses cuando lo instaló nuevamente. “Antes hacíamos media hora de cola, ahorita hay que empezar a cuidar el gas tanto como la gasolina. Ya uno no sabe qué hacer”.

Pocas estaciones de servicio

Para Luisa Rueda el problema es que hay pocas estaciones de servicio en Carabobo que surten gas. Ella trabaja como vendedora de diferentes tipos de mercancía y también ha tenido severas fallas con su dinámica.

“Cada día y medio tengo que venir a echar gas. Las colas de gasolina son peores y no puedo estar en la calle amaneciendo por una condición médica”.

Ella vive en la urbanización El Trigal, al norte de Valencia, y aunque en esa zona hay tres estaciones de servicio, en ninguna prestan el servicio de gas.

Mientras está en la cola, trata de estar en contacto con sus clientes, pero eso implica un gasto adicional en megas que cada vez es mayor, con lo que su trabajo se está volviendo poco rentable en la actualidad.

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