Cada evento, cada dolor, cada alegría, cada desespero van dibujando un trazo al que llamamos vida. Ese surco no comenzó contigo, tampoco terminará contigo. De tu historia hay puntos más relevantes y otros menos. Algunos no los recuerdas, pero otros decidiste olvidar.

¿Por qué no recordamos momentos felices con la misma intensidad o frecuencia que los momentos negativos? Puede sonar tonto, pero aquello que procesamos e integramos, no lo guarda la memoria, porque no lo necesitamos para sobrevivir. Los malos ratos de la vida, nos gritan desde adentro que los procesemos e integremos… ¿qué nos piden integrar?

Aquellos puntos que decidiste olvidar.

Archipiélago Gulag[1], recibió el galardón del Novel de Literatura en 1970

Este maravilloso trabajo recoge el testimonio e historia de 227 presos políticos de uno de los regímenes totalitarios más grandes y destructivos del Siglo XX. Era ampliamente reconocido que el libro hizo derrumbar todo vestigio y crédito moral que podía tener el régimen comunista soviético. Entre los testimonios en el libro hay un alto porcentaje que eran comunistas convencidos; sin embargo, lo más relevante del libro es la reflexión hecha por su autor. Luego del largo proceso de autocrítica respondiendo una pregunta, ¿qué responsabilidad tengo de encontrarme con una sentencia de 20 años a trabajos forzados por criticar al régimen? Aleksandr Solzhenitsyn reconoce tener responsabilidad por no haber hecho más u oponer el sistema en sus inicios, siendo así cómplice de su instauración.

Si un preso reconoció su responsabilidad personal en permitir al sistema consolidarse, ¿qué podemos inferir de los que estaban “libres”?

Necesitamos empezar a llamar a las cosas por su nombre. Yo aún recuerdo las elecciones de 1988 en Venezuela cuando varias veces me dijeron, “los Adecos roban, pero dejan robar”. Una frase que era como un espíritu aleteando sobre el caos que vendría. Los que me lo dijeron, no eran personas que hubieran en el pasado obtenido contratos con el gobierno, eran amigos estudiantes que repetían a modo de megáfono lo que habían escuchado en casa y a mayores. Para rematar, con el segundo gobierno de Caldera (1994-1999), la gente ya estaba hasta la coronilla de los Adecos y los Copeyanos.

El entonces candidato a la presidencia, Hugo Chávez Frías repetía constantemente, “les cortaré las cabezas a los Adecos y las freiré en aceite caliente” y “cortaré las cabezas a los políticos corruptos y las pondré en las plazas”. Recuerdo entonces leer el libro Valores del Venezolano (1997) del psicólogo Roberto Zapata, era una extensísima encuesta realizada en todo el territorio, donde se mostraba el resultado estadístico de dicho estudio. En el libro claramente se evidenciaba el hartazgo de la mayoría de los venezolanos con los políticos, el “deseo” de castigarlos y de que un hombre fuerte, un militar con mano dura liderara el gobierno.

Entonces, el sentimiento prevalente fue vamos a castigar a los políticos por los últimos 40 años.
Pues al final resultamos todos castigados por medio de un militar mediocre.

Algo por demás interesante en el libro de Aleksandr Solzhenitsyn, fue su cándida e inusual humildad en reconocer que fueron las mentiras que él mismo sostuvo las que permitieron que su vida le hubiera llevado al campo de concentración. Luego en el libro, reconoció que son esas mentiras las que permitieron establecerse el sistema comunista. Fue tan devastador el resultado de los testimonios en el libro y su reflexión que, en 18 años, sin cañones ni batallas la Unión Soviética cayó.

Ya sé que en Venezuela tenemos la versión de estado totalitario 2.0, y encima con “rumores” de vínculos con narcotráfico y mafias. Pero no tenemos un mejor gobierno porque no nos lo hemos ganado como pueblo. Seamos conscientes, aunque mañana cayera el régimen totalitario, no hay nadie que le sustituya con suficiente fuerza para poder ejercer los cambios que se requieren. Todo pasa por una inestabilidad de décadas a lo mínimo. Pero sin importar los escenarios, estrategias y tácticas, no sabemos cuándo, pero ¡caerá! Así que lo que nos pide la vida ahora es prepararnos para momentos difíciles. Sí, aún más difíciles que los que vivimos ahora. Nos tenemos que preparar para enfrentar todos los monstruos que se avecinan.

La vida está repleta de obstáculos, adversidades, dolor, enfermedad y muerte. Entonces, ¿qué podemos hacer para que todos los sacrificios que hacemos cada día sean suficientemente significativos para que valga la pena todo lo que tenemos que enfrentar?

Necesitamos encontrar ese valor supremo, aquello del que todos los otros valores en nuestra vida dependen, y asumir la responsabilidad de alcanzarlo. Puede que no sepas cuál es ese valor, eso no quiere decir que no exista, sólo que no lo has encontrado. La verdad es que, si no lo buscas, no lo encontrarás, eso sí es seguro.

Ya sabemos que, en Venezuela, y ahora en toda América Latina, todos nuestros derechos están siendo pisoteados y no hay mucho que podamos hacer para cambiarlo; pero nadie me puede robar la libertad de decidir cómo reacciono. Para empezar, el punto de partida que tenemos que incorporar cada día es: dejar de criticar y de sentirnos víctima y asumir responsabilidad personal de cómo me siento y cuánto no estoy haciendo para mejorar mi vida y la de los que están cerca de mí.

Tú bien sabes qué está alineado con el bien y qué no. También muy adentro sabes que el camino para llegar a un lugar alto, no es a través de bajadas; no puedes llegar a lograr seguridad, bondad y abundancia en mi vida usando el resentimiento, la mentira, la trampa y el engaño (a ti mismo o a los demás).

12 Reglas para Vivir

Comencemos con los básicos. En este libro el Dr. Jordan B. Peterson dice que una de las principales reglas de vida es Di la verdad, o por lo menos no mientas. El planteamiento del Dr. Peterson es que no sabemos lo que es “verdad”, lo que al menos debemos esforzarnos es en no decir aquellas cosas que sabemos que son mentira. Las mentiras que sostienen la casa donde vivo tienen la facultad de robarte lo más importante que la vida tiene, ¡su significado!

Muy astutamente el Dr. Peterson ha vinculado una proporcionalidad entre asumir responsabilidad y encontrar y vivir con sentido nuestra experiencia de vida. Mientras más responsabilidad asumo, mayor comprensión del sentido que tiene la vida que vivo.

Y si asumo responsabilidad por cómo me siento, ¿qué pasaría?
Recuerda, solo pones detrás de ti lo que procesas e integras.

La pregunta del Samurái

En la edad media de Japón, un samurái del Shogun Tokugawa Yoshimune se acercó a un monje que tenía fama de sabio. El monje, entonces bastante entrado en años, estaba sentado al pie de un árbol tejiendo una cesta al lado del templo.

El Samurái se acercó e inclinándose y, disculpando la interrupción, le preguntó:

 – Buen maestro, ¿cuál es la diferencia entre el cielo y el infierno? –

El monje tomó su momento para girarse y ver al guerrero. Luego de mirarlo giró de nuevo el rostro a su trabajo con la cesta mientras dijo:

– Te lo diría, pero no creo que entiendas. –

El Samurái se sorprendió por la respuesta. Cuando fue a decir algo, el monje continuó:

– Es que no lo entenderías aunque te lo explicara.

El guerrero se erigió molesto. Y el monje continuó:

– Eres demasiado ignorante para decírtelo.

Entonces el monje se giró para verle directo a los ojos. El samurái tenía la mano en la espada mostrando con claridad al monje que estaba a un suspiro de morir. Entonces el monje con voz clara y directa le dijo:

– ¿Qué piensas hacer con ese pequeño cuchillo de untar manteca?

El Samurái enfurecido desenfundó la katana y levantándola sobre su cabeza con ambas manos iba a degollar al monje, cuando éste le dice con serenidad:

– ¡ese es el infierno!

La mirada del Samurái se desenfocó del monje y la dirigió sobre sí mismo, relajando la posición de ataque.

El monje entonces le dijo:

– y ¡ese es el cielo!

La libertad es un estado mental, no te la puede quitar nadie, pero si la podemos entregar a través del resentimiento, el no asumir responsabilidad y la ignorancia de lo que en verdad está sucediendo dentro de nosotros. Abre los ojos hacia adentro y despierta de la pesadilla.

Los problemas más grandes e importantes de la vida son todos fundamentalmente imposibles de resolver.

No pueden ser resueltos sino superados.

                                                                                                  

    Carl Gustav Jung

El próximo martes

Ampliar mi radio de acción

La perspectiva es una de las herramientas más poderosos que tiene la imaginación humana. Hay personas que han afectado positivamente mi vida, y el tiempo que he compartido con ellas ha sido poco comparado con el resto de toda mi vida… ¿por qué dudo que un pequeño cambio sostenido en el tiempo no va a producir una extraordinaria transformación en mi experiencia de vida? …


[1] Solzhenitsin y la historia secreta de Archipiélago Gulag; https://www.youtube.com/watch?v=dllWA252J9A

La entrada Punto de Partida se publicó primero en Analitica.com.

https://www.analitica.com/opinion/punto-de-partida/

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