Carlos Ismayel: La batalla de la vergüenza

Viendo el triste desempeño de los altos mandos de la llamada Fuerza Armada Bolivariana en el territorio fronterizo integrado por Arauca y Apure, no dejo de preguntarme ¿cómo estará el espíritu del General José Antonio Páez, nada más después de ver semejante comportamiento? Sólo basta con recordar las hazañas de nuestros soldados libertadores para concluir que éstos que ahora se pasean por los pasillos del Circulo Militar no son dignos herederos de esas proezas. Como la de Mucuritas, ese 28 de enero de 1817 cuando las fuerzas patriotas lideradas por Páez, dieron cuenta de las huestes comandadas por el oficial español Miguel de la Torre, quien comete el error de creer que el General Páez estaba debilitado, equivocada percepción que el furioso y diestro lancero venezolano aprovecha para emboscarlo en Mucuritas.

Esos episodios nada tienen que ver con la vergonzosa batalla de La Vergüenza, comandada desde su despacho, en el Fuerte Tiuna, por el general Padrino López, mientras saboreaba aromáticos vinos, esperando que en esa guerra por el control del territorio colombo-venezolano, disputado por las mafias que tratan de quedarse con el control de las rutas del narcotráfico, sus operaciones efectistas como la activación de una Zona Operativa de Defensa Integral y una Brigada Especial, sin mayor relevancia, de la que sólo han quedado muertos, heridos y desaparecidos.

Me sigo preguntando ¿qué sentirá el espíritu del coronel Juan José Rondón, ese bravo Guariqueño, nacido en Santa Rita de Manapire, que acatando la exclamación del Libertador Bolívar, fue, al lomo de su caballo, y salvo La Patria, junto a 14 aguerridos lanceros, haciendo posible una estratégica victoria en la Batalla de Pantano de Vargas el 25 julio de 1819?

La élite militar que es muy eficiente para servirle a Maduro, para izar la bandera cubana e iraní en las guarniciones militares criollas, pudo “rescatar” a los ocho militares venezolanos que la guerrilla colombiana mantenía secuestrados como “prisioneros de guerra”, pero claudicando en la defensa de la soberanía nacional en esa franja fronteriza. Quedó al descubierto la palabrería hueca del general Padrino López, quien con ese discurso de doble rasero habló de la Operación Rescate Águila Centenaria, pero no dice una letra sobre quienes habían “rescatado” a los militares venezolanos, ni hizo mención alguna del lugar, tampoco presentó un parte para dar cuenta si hubo pérdidas humanas o materiales en la ejecución de su “operación rescate”.

¿Y ésos son los que asumen la herencia de gallardía que nos legaron los que pelearon en Las Queseras del Medio, el 2 de abril de 1819? Al General Páez le fueron suficientes el bravío desempeño de 153 lanceros para alzarse con la victoria y al ver huyendo a los españoles de sus aguerridos llaneros, hizo inmortal su clamoroso grito de “vuelvan caras”. Mientras tanto en el Apure de hoy, junio de 2021, lo que deja todo ese aparataje, que van desde las cacareadas ZODI a las Áreas de Defensas Integrales, es la vergüenza de un penoso comportamiento de los altos mandos y de Maduro, por haber expuesto a soldados venezolanos en un pleito entre malandros y, peor aún, entregar, cobardemente, parte del territorio nacional.

@CYsmayel

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