Sudamérica pasó de casi vanagloriarse desvergonzadamente de impetuosos caudillos a los tiranos y dictadores más crueles, todo eso con una alegría que no le cabía en el cuerpo.

Así en Perú la cosa anda todavía por el deshoje de la margarita, pero al parecer los pétalos caerán del lado del zocotroco de Pedro Castillo, que más bruto habría que mandarlo fabricar. Pobre Perú, no quedará ni Machu Pichu en pie, esta gente desmorona todo lo que toca.

En Nicaragua, pues ya ven: los dictadores pedófilos Ortega-Murillo no sólo han estado dirigiendo los destinos de los nicaragüenses durante varios períodos, además desde hace más de quince años no permiten ni un resquicio de libertad para ese pueblo que cayó en manos del castrismo mucho antes de que cayera Venezuela.

Conocí Nicaragua de la peor manera inimaginable: secuestrada por el comandante Tomás Borge, que acostumbraba a secuestrar cubanas con el apoyo absoluto del régimen castrista, y de su ayudante personal en la época, el poeta cubano del régimen Víctor Rodríguez Núñez, por cierto, Premio Loewe de poesía.

Fue aterrador, hice la denuncia hace tiempo en mi blog. No pocas veces lo he denunciado, en lo que sería un #metoo que debieran reconocer las feministas, pero hasta ahora ninguna lo ha hecho; tampoco la prensa tan dada a reconocer los abusos a las mujeres se ha dignado a tomar en cuenta los abusos de este comandante revolucionario.

Durante aquel secuestro, desde el encierro del búnker de Tomás Borge, supe de la visita de la pareja infernal Ortega-Murillo, participaron en una fiesta que ofrecían aquella noche a toda la jerarquía militarota del país. Hasta el sacerdote Ernesto Cardenal estuvo allí, al enterarme por la cocinera intenté salir y acercármele para pedir que hiciera algo por mi liberación, pero los guardias, más un psicólogo, me lo impidieron.

Nicaragua es un hermoso país, he leído y estudiado sobre él, no merece a estos dos genocidas confiscándole la libertad. Nicaragua merece la libertad.

Pero lo que debemos preguntarnos a estas alturas es: ¿cómo es posible que el mundo permanezca impávido frente a semejante secuestro de la democracia? ¿Cómo es posible que se permita que todos los candidatos a las presidenciales hayan sido también secuestrados y encarcelados?

Cuba es sumamente responsable de lo que le ha ocurrido a este país centroamericano. Raúl Castro, y los herederos de su familia, que son los que manejan a su antojo las cuerdas del poder en Cuba y a la marioneta Miguel Díaz-Canel, ha firmado un contrato de por vida para que en Nicaragua se mantenga la ideología castrocomunista; y, claro, para que siga siendo esta pareja de delincuentes, Daniel Ortega y Rosario Murillo, quienes abusen de los nicas con esa hambre satánica que les ha poseído y con la que destrozan la verdad y la democracia.


Este artículo se publicó originalmente en Libertad Digital el 9 de junio de 2021

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