Vengo refiriéndome a este delicado tema, desde ya hace muchos años, y nada indica que será la última vez. Decía en un artículo escrito el 04-03-11, titulado Narco Chavismo Viento en Popa: “Estamos acostumbrados a la deidificación de la dizque hoja “sagrada”, con el aumento desmesurado de la producción de coca; incluso en parques nacionales y reservas forestales, con los partidos financiados con la coca, con el hecho que el propio Presidente sea también Presidente de los cocaleros, con las narco-hermanas Terán, con el narco-amauta de Evo, con los narco-asesores, con el narco-general, con las narco mises, con los narco-aviones, con la presencia de carteles internacionales de la droga y con los ajustes de cuenta entre mafias.
El peligroso incremento del tráfico y consumo de drogas en Bolivia, no está siendo tratado con la debida seriedad que corresponde, ni por el gobierno, ni por el Estado.
En los años ochenta se dio el primer pico del narcotráfico en Bolivia y en la actualidad se está dando el segundo. Antes interceptaban kilos, al presente se interceptan toneladas. Si en los años ochenta fue un turbión, actualmente es un tsunami”.
Decía en otro artículo escrito el 01-04-11, titulado Necesitamos una Cumbre Antidrogas: “ante la falta de una política antidroga del Gobierno de Evo Morales; por decir lo menos, es necesario que la sociedad se organice y reaccione, dentro de las posibilidades que nos da la Democracia.
La sociedad necesita buscar mecanismos para poderse defender de este terrible mal, que no termina de ser comprendido a cabalidad. Muchos ciudadanos ven con buenos ojos los 700 millones de Dólares, que según el Vicepresidente García Linera, ingresan al país por la exportación de cocaína. Sostienen que le hacen bien a nuestra economía. Esta es una brutal miopía. Nada justifica la destrucción de la moral pública. De qué le sirve a alguien la presencia de los narco-dólares en su vida si tiene un hijo drogadicto, o si la delincuencia no le permite ni siquiera sentarse tranquilo en una plaza. Tenemos que reconocer que hemos perdido la guerra contra la cocaína en Bolivia.
Ante este trágico estado de cosas, planteo la urgente necesidad de realizar una cumbre antidroga, antes que sea demasiado tarde.
Aunque puede haber muchas variaciones de esta idea, sugiero lo siguiente: realizar una “Cumbre Antidroga en Santa Cruz”, la ciudad más damnificada por el narcotráfico. Recomiendo que ella sea realizada por todas las autoridades departamentales elegidas por el voto popular, con la adición del Gobierno Moral de los Cruceños, nuestro Comité pro Santa Cruz. Es necesaria la presencia internacional con la ONU, la OEA y también representante de países interesados como: Brasil, Chile, Argentina, Paraguay, Perú, Estados Unidos de Norte América, la Comunidad Económica Europea y otros.
Esta cumbre tendrá por objetivo dar un grito de dignidad al mundo entero, mostrando que somos una sociedad limpia, que no quiere convivir con el narcotráfico. Y la meta, obligar al gobierno a tener una verdadera política antidroga. Así mismo, pedir el apoyo de la comunidad internacional, para erradicar de nuestras vidas la temible amenaza”.
¿Qué se puede aumentar a esto el 2023, a 12 años de lo expresado? Solo las palabras de Cesar Gaviria, Ex Presidente colombiano y Ex Secretario General de la OEA: “Los colombianos nos descuidamos, miramos para otro lado muchos años y cuando menos pensamos, el narcotráfico puso en jaque al país, las instituciones y la democracia y mató a dos candidatos presidenciales”.
https://www.analitica.com/opinion/peligros-del-narcoestado/