En la historia de la humanidad tenemos un episodio relevante cuando Dios hizo pasar a los israelitas oprimidos en Egipto a la libertad en medio de grandes portentos; hechos que constituyen la epopeya nacional de Israel, bajo la égida de Moisés y, posteriormente, de Josué, a fin de dar con la Tierra Prometida, cercana a Canaán, que Moisés jamás llegó a verla. No obstante, aunque luego los judíos constituyeron una diáspora, hasta 1948, cuando lograron la creación del Estado de Israel, que significó la culminación del sionismo (movimiento europeo del siglo XIX que aspiraba a la formación de un Estado judío moderno en Palestina), de donde surge el conflicto israelí-palestino, que hoy día sabemos.
En la historia de Venezuela tenemos la terrible “Emigración a Oriente”, por salvar a la población de la horda de José Tomás Boves (6/7/1815), con unas 20 mil personas, guiadas por el Libertador Simón Bolívar, a través de una ruta desolada, plagada de penurias y muerte, por donde, según memorias del general José Trinidad Morán, fueron cañoneados desde barcos españoles, luego de tomar “el camino de la costa” para ir de Cúpira a Sabana de Uchire.
Hemos vivido, penosamente, en Venezuela, cómo en poco menos de unos doce años, de este siglo XXI, a causa de la crisis sociopolítica por ruptura del orden democrático que ha originado la revolución narcobolivariana, ahora a cargo de Nicolás Maduro, fundamentada en el castrocomunismo, el éxodo o migración de unas cinco a seis millones de personas hacia diferentes países del mundo, según la plataforma R4v, muy preocupante para los organismos internacionales, tales como: OEA (uno de los temas a abordarse, entre otros, en la IX Cumbre de las Américas), Acnur, OIT, Amnistía Internacional y Cruz Roja, a lo que se añade, desde febrero pasado hasta ahora, el impacto de la invasión rusa a Ucrania en la carestía de los alimentos.
Particularmente, situación lamentable, sobremanera, es el éxodo desde Medio Oriente y África hacia Europa por razones, aunque también odeológicas, difieren un poco al caso de Venezuela en virtud del colonialismo a ultranza que aún reina en algunos de aquellos países, donde la violencia y la ruina se entrañaron; básicamente, en los países árabes, que aun cuando ricos por su petróleo permanecen en un atraso prehistórico ostensible, sumidos en la infidelidad occidental y su tradicionalismo inquisitivo.
Por tanto, el tema migratorio representa una problemática de envergadura en la historia de la humanidad, cuya presión se incrementa, progresivamente, a causa de las nuevas necesidades que tal fenómeno conlleva y sin solución a plazo alguno.
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