En los Estados Unidos ya son algo así como cosa corriente los asesinatos que muchos jóvenes y otros psicópatas perpetran, masivamente y con armas poderosas contra civiles, ya sean contra jóvenes y no tan jóvenes estudiantes de escuelas y universidades, de feligreses en iglesias cristianas y sinagogas, de negros objeto de  discriminación racial, de pacientes, médicos y enfermeras. A esos asesinatos masivos les llaman “Mass Shootings” y el Archivo de Violencia con Arma reportó que, a fines de 2021 hubo 693, un visible aumento al compararlo con los 611 de 1920 y los 417 de 2019. Según una organización llamada Education Week, esos asesinatos en 2021 fueron en 34 escuelas, mientras en 2020 hubo sólo 10, mientras que en 2019; en 2020 hubo 10 y en 2019 y 2018 fueron 24.

Los motivos de esos asesinatos no eran por provecho económico como los que ocurren en asaltos bancarios, y resulta difícil determinar su motivo, sobre todo porque en la mayoría de los casos el asesino es abatido por las fuerzas policiales.

Sí hubo un caso, en la escuela de Duval, en Texas, en el que fue apresado el asesino, lo que permitirá, con la experticia debida, investigar las razones para crímenes de tal naturaleza.

Hay una opinión general en el sentido de que esa serie de asesinatos masivos se debe, en muy gran parte al hecho de que, en los Estados Unidos, la compra de armas, de la más mortíferas, no está debidamente controlada. Es así como vemos que jóvenes que apenas han cumplido 18 años adquieren fusiles de guerra y gran cantidad de municiones con facilidad. Y es que en Estados Unidos está muy enraizada la cultura del porte de armas, soportada por la errónea interpretación de la Segunda Enmienda de la Constitución que dispone que “Siendo necesaria una milicia bien organizada para la seguridad de un Estado libre, el derecho del Pueblo a poseer y portar armas no será infringido. Esa enmienda fue aprobada en 1791 y buscaba que en ausencia de fuerzas armadas y/o policiales, los estados podían crear milicias que justificaban la tenencia y el porte de armas por parte de ciudadanos. Ello justificaba que millones de ciudadanos pudieran portar armas para utilizarlas en caso de legítima defensa pero no para dispararlas ad libitum. En la época de la aprobación de la Enmienda, esas armas eran mosquetones y revólveres. Pero ahora estamos viendo que los ciudadanos están adquiriendo fusiles de guerra y ametralladoras, que sólo deberían tener las fuerzas armadas y/o policiales. Las adquieren sin estrictos requisitos y, en muchos casos las utilizan para asesinatos masivos.

Las más recientes encuestas realizadas después de los asesinatos masivos a los que nos hemos referido, establecen que alrededor del 90% de los ciudadanos de los E.U. opinan que debe reformarse la legislación sobre tenencia de armas que solo pueden adquirirse como limitadas armas y deben estar sometidas a muy rigurosas exigencias y condiciones. Desde hace tiempo se ha venido sometiendo –y ahora aún más– al Congreso proyectos de ley que establezcan las limitaciones y fijen los exigentes requisitos, pero los congresista  republicanos, mal interpretando la Segunda Enmienda,  se opones,  y muchos de ellos porque no quieren perder el financiamiento de la National Rifle Association. Inclusive, hay algunos que opinan que el aumento de los asesinatos masivos se debe, no debido al libre porte de armas, sino a la mala influencia sobre los jóvenes de los videojuegos violentos.

https://www.analitica.com/opinion/venta-de-armas-para-asesinar/