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Voto Masivo Mata Fraude

Multitud

Insistir en desconocer la verdad, pretender torcer el curso de los sentimientos de una inmensa mayoría de ciudadanos que proclaman su determinación de votar a favor de un cambio profundo en Venezuela, eso, en sí, representa un acto incorrecto y amoral equivalente a un fraude que atenta contra la esperanza colectiva y las ilusiones bien fundadas de un pueblo hastiado de ilegalidades, de arbitrariedades, que no se resigna a ser víctima de la imparcialidad de entes y funcionarios que, con turbadora frialdad, se prestan para cometer engaños, para timar la fe de la gente y para estafar sus legítimas intenciones mediante trapacerías y embelecos.

En medio de un escenario plagado de los más inopinados desafíos, millones de venezolanos asumen el reto de encabezar una auténtica gesta patriótica que haga posible superar todas esas barricadas, que van, desde la galopante corrupción política, administrativa, policial y judicial, mecanismos concordados al ventajismo comunicacional, la persecución, los sobornos y el ardid de mentir sin límites, por parte de los artífices de un régimen que no se detiene ante nada con tal de lograr sus fines inconfesables.

Cuando se haga un análisis de todos los sufrimientos que han escarmentado al pueblo venezolano, merecerá un capítulo especial el referido a su disposición de participar en elecciones que no son ni libres ni absolutamente transparentes; sin embargo, vemos a la ciudadanía y a sus líderes, en vez de retraerse, abstenerse o desgañitarse, “denunciando la trampa a la vista”, más bien dispuestos a luchar, a dar la pelea en ese pantanoso terreno, organizándose, preparándose de forma integral para saber y poder desmontar todo ese arsenal de trucos o confabulaciones. La acumulación de artificios puestos en marcha por esa falsa “revolución” en las elecciones en las que se midieron Capriles y Maduro en 2014, y el sainete de 2018, por ejemplo, no han sido estériles, en el sentido de que ahora les damos la voltereta para tenerlos como pistas de por dónde vienen los ardides de cara al proceso presidencial pautado para el venidero 28 de julio de este año.

La gente está advertida de que Maduro acusa el escalofrío de la derrota que le corre por la espalda, es evidente que no tiene respaldo, que es repudiado ampliamente por muchedumbres que dominan el miedo, sentimiento que ha sido la herramienta más sanguinaria de un régimen que apresa, tortura y asesina a disidentes, rutinas que ya se conciben como un patrón de conducta que ha dado lugar a investigaciones en el marco de los crímenes de lesa humanidad, cuyos expedientes son procesados en la Corte Penal Internacional. En definitiva, es un régimen sin gestión que mostrar, con un aparato partidista agotado y sin ese líder que los motive, entusiasme y movilice, tal como lo hacía Hugo Chávez en sus momentos de gloria.

En los comanditos que se han constituido a lo largo y ancho del país, se han repasado todos esos posibles escenarios que se relacionan con las maniobras que se pretenderán consumar; tretas que van desde la aviesa intención de suplantación del elector, consistente en el despropósito de que otra persona vote en lugar del legítimo elector, por ejemplo, personas que han fallecido o han sido desterradas. Pero tal como lo ha explicado, con argumentos técnicos y de forma didáctica, el experto en asuntos electorales Eugenio Martínez (@puzkas), “esas dudas y preocupaciones quedan despejadas”.

También está en la mesa de análisis la quema de las urnas electorales, eso sería encender a todo un país porque la cobertura de los centros y mesas de votación es total por parte del voluntariado preparado para que cumplan tales fines y así impedir que esos actos vandálicos puedan llevarse a efecto.

Las presiones y extorsiones a los electores beneficiarios de las cajitas de alimentos, las pensiones y demás prebendas públicas, ya no tienen potencia ni eficacia para forzar a unos seres humanos que han reconvertido ese miedo en una fuerza que los impulsa a pasar por encima de tan repulsivos mecanismos. De hecho, se sabe de la presencia de esos seres humanos en los actos que encabeza María Corina Machado, la gente está decidida y no darán marcha atrás en su determinación de sufragar por Edmundo Gonzalez. Incluso, también se ha constatado que en localidades interioranas de Venezuela, en las que Diosdado Cabello sufragaba jornadas de acarreo de activistas del PSUV, para que acudieran a actos paralelos en los que recibían a María Corina Machado y esos trabajadores de dependencias municipales, ministeriales o de gobernaciones, se escabullían para más bien acudir a escuchar a María Corina.

¿Que esas mafias son capaces de lo peor? ¡Sí, lo sabemos! Por eso, como dice el proverbio, “guerra avisada no mata soldados”, agregaría el siguiente aforismo, “pero sí mata fraudes”. Los equipos que han sido adiestrados para defender la esperanza de recuperar la democracia el próximo 28 de julio están al tanto de que los funcionarios del régimen madurista intentarán comprar votos, adulterar actas, preñar de votos falsos las urnas manipulando las maquinitas, suspender mediante un apagón las redes de comunicación para generar confusión, mientras creen que pueden envenenar los verdaderos resultados electrónicamente; pues bien, no lo van a lograr, todos esos vicios tienen su antídoto en la preparación de los testigos y dispositivos técnicos que conforme a las normas legales harán su trabajo.

Hemos soportado más de 25 años de esa barbarie. Hemos demostrado al mundo cómo ha sido posible movilizar espectacularmente a millones de venezolanos sin contar con aparatos tradicionales de medios de comunicación, solo disponiendo de las redes sociales. Nos hemos sobrepuesto a los acosos más abominables: inhabilitaciones, judicialización de partidos políticos, sometimiento de dirigentes postrados al mejor postor, a las detenciones arbitrarias, a resoluciones sobrevenidas e ilegales y a la sequía financiera que nos obliga a inventar y a ensayar métodos simples para no parar en el empeño de hacer realidad esta hazaña con signos de epopeya nacional. ¡No han podido rendirnos!

En la historia de Venezuela están las manchas de fraudes que han traído consigo desgracias, como aquel fraguado el 1 de febrero de 1897 en perjuicio del ganador, el general José Manuel “Mocho” Hernández, capítulo triste que terminó con la muerte del expresidente Joaquín Crespo en la batalla de la Mata Carmelera, cuando el general Crespo trata de capturar a quien se había declarado víctima de la trampa para favorecer al general Ignacio Andrade. El timo más reciente ocurrió en mayo de 2018, cuando Nicolás Maduro se hizo reelegir mediante un petardo electoral que trajo consigo la aparición del gobierno interino de Juan Guaidó. En conclusión, sabemos de las malas intenciones y a su vez que el antídoto para contenerlas está en la masiva participación de millones de electores que harán imposible taparear esa bribonada. Por eso votaremos, ganaremos y haremos efectivo ese triunfo. De eso pueden estar seguros.

Publicado en El Nacional
Por Antonio Ledezma
Julio 7, 2024
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