Venezuela ha declarado expresamente que el Laudo Arbitral de París, fallo emitido el 3/10/1899, el cual sugería una resolución de la disputa entre Venezuela y Reino Unido, instancia colonial que ocupó el territorio antes de la independencia de Guyana, fue una decisión a favor de aquel en medio de unas deliberaciones expresas y amañadas, en solo unos seis días, aunque estaban previstas para un plazo de un par de meses. Venezuela, quizá por razones diplomáticas y de su misma soberanía, ya quebrantada, no formuló las objeciones pertinentes, aunque nuestro agente consular  J. M. de Rojas sí manifestó su cuestionamiento ante tal arbitrariedad; pronunciándose en el mismo año y en igual sentido, el presidente Ignacio Andrade.  No obstante, en 11/1962 Venezuela logró demostrar ante la ONU que dicho fallo se llevó a cabo mediante un proceso de negociación viciado y favorable a la potencia británica, razón por la cual afirma y sostiene sesudamente, el carácter nulo e írrito de dicho Laudo. Posteriormente, sobre la base de esta posición nuestra, el 17 de febrero de 1966, justo hace  hoy unos 67 años, se suscribe el Acuerdo de Ginebra, documento único y exclusivo vigente entre Venezuela y la Guayana Esequiba, mediante el cual se formalizó la Reclamación de ese territorio equivalente a unos 159.542 km cuadrados de extensión, al oeste del río Esequibo, hoy bajo administración y soberanía espurias a cargo de la República Cooperativa de Guyana; reclamación sobre una extensión importante que incluye, además, una franja marítima de envergadura conformada básicamente por su fachada atlántica, extensión de la plataforma continental del Delta Amacuro. Área de tensión geopolítica por las reservas petrolíferas del pozo Liza-1 correspondiente al bloque Stabroek, que integra la fachada atlántica o continuación de la FPO, pillada por el Laudo ilegal de 1899, donde Guyana pretende exacerbar zafiamente, el contencioso histórico-territorial del Esequibo, buscando que la zona se transforme rápidamente, en epicentro de grandes intereses estratégicos de las potencias occidentales conocidas, sobremanera, abocadas a la expansión de su frontera en el sur global, y abarcan la cuenca Guyana-Surinam, que el USGS, por sus siglas en inglés califica como la segunda cuenca petrolera no explorada aún, más promisoria del mundo.

Maliciosamente, en 2018,  Guyana soslaya el Acuerdo y lleva a Venezuela a la CIJ de La Haya en la disputa por el territorio del Esequibo y pide que “se conforme la válidez legal y el efecto vinculante del Laudo Arbitral de 1899 con respecto a la frontera entre Guyana y Venezuela”. Y, que por tanto, el reclamo es absurdo. Valdría decir, un fallo por prescripción.

https://www.analitica.com/opinion/vigencia-del-acuerdo-de-ginebra-17-2-1966/