El pasado jueves 21 de octubre, las redes sociales alertaron sobre la presencia, en la sede de la Universidad Central de Venezuela, del alto gobierno revolucionario. Según Maduro se trató de una inspección de las obras de recuperación de la casa de estudios, un proyecto con el que está comprometido, afirmó, desde que fue informado sobre el abandono de las instalaciones. En su reflexión, llegó a comparar a la UCV con un “retén” y “universidad chatarra”, una situación de la que responsabilizó a las autoridades universitarias tras décadas de negligencia y abandono.
Lo que no dijo es que la UCV, junto a las principales universidades públicas del país, verdaderamente autónomas, llevan sufriendo una política de trece (13) años de asfixia presupuestaria como parte de una estrategia, muy bien diseñada por el régimen, de arrodillar a las universidades para lograr violentar su autonomía. Desde tiempos de Hugo Chávez, la Universidad, con su independencia intelectual, su sentido crítico y su reserva moral, ha sido un muro de contención y un espacio de resistencia frente a un proyecto, la revolución bolivariana, con una clara vocación de control y sumisión de toda la vida social en el país.
La imposición de presupuestos por lapsos menores a un año, la postergación en la entrega de créditos adicionales, la obligatoriedad de reconducir los presupuestos (trabajar con un gasto igual o menor al del año pasado, sin reconocer el factor inflacionario), la obligatoriedad de dirigir los recursos financieros según a parámetros definidos por la Oficina de Planificación del Sector Universitario (OPSU), son sólo alguna de las acciones, de un listado mucho mayor, que explica cómo, según la ONG Aula Abierta, durante el período 2019 al 2021, las universidades públicas han padecido déficits que alcanzan una media del 95% de lo requerido para su gestión anual.
Según esta ONG, la Universidad Central de Venezuela llegó a alcanzar, para este 2021, un déficit de hasta el 97,73%, quebrando financieramente a la universidad. Si la UCV es hoy, como dicen de manera ofensiva, una “universidad chatarra” es porque el régimen ha sido leal a su proyecto de hundir a esta casa de estudios, un “Rey Midas al revés”, que destroza todo lo que toca, que destruye todo lo que aspiran a controlar.
Todo esto sin mencionar las estrategias políticas y administrativas que ha desplegado el régimen, de manera inconstitucional, para alterar la normativa interna de las universidades, nombrar rectores a dedo (Universidad Simón Bolívar) controlar los procesos de admisión de estudiantes y hacer de sus docentes dependientes de mecanismos de control político como el Sistema Patria.
La situación de ruina financiera y física en que se encuentra las principales casas de estudios universitarias verdaderamente autónomas, ha empujado a muchos profesionales de la Academia fuera de nuestras fronteras, haciéndonos perder un capital humano irrecuperable para las nuevas generaciones. Si a esto le sumamos las dificultades que tienen nuestros jóvenes para compaginar sus estudios con la supervivencia en medio de la crisis humanitaria que atraviesa nuestro país, es evidente que el reto que tenemos por delante para hacer de la educación un motor de desarrollo es inmenso, pero no imposible y para ello es necesario salvaguardar la autonomía universitaria.
Nosotros, desde Caracas Mi Convive, debemos buena parte de los logros en el trabajo en las comunidades, al aporte de los egresados de las universidades públicas, un esfuerzo de trabajo construido en red gracias al apoyo de estos profesionales, docentes e investigadores bien formados en sus competencias y sobre todo, en sus convicciones éticas. Hombres y mujeres que llevan a la UCV en su piel, como todos los venezolanos, egresados o no de esa casa de estudio, que luchan por el cambio que el país necesita.
Nosotros somos militantes de la autonomía universitaria, afirmamos la importancia de la verdadera independencia académica que va desde el control de sus finanzas hasta la escogencia de sus autoridades, reconocemos la importancia de apoyar la independencia de las casas de estudios con presupuestos a la altura de sus aportes a la sociedad, creemos en la necesidad de dignificar a todos su trabajadores con salarios dignos, en definitiva, reconocemos la importancia estratégica que tiene, para todo un país, la inversión en educación.
Apoyar la independencia universitaria es una obligación de todos los que queremos un cambio en el país.
Este es nuestro compromiso.
Cofundador de Alimenta La Solidaridad y de Caracas Mi Convive.
https://www.analitica.com/opinion/universidad-central-de-venezuela-2/