Volviendo de Irpin a Kyiv el diputado Maryan nos dice que nos van a cambiar del hotel donde estábamos a un apartamento mejor y mas central. El bed and breakfast / hotel en el cual estábamos con Joseph ya desde dos días a 12 euros el día era humilde pero limpio y nunca faltó electricidad, wifi y calefacción. Asomándome desde el balcón de nuestro cuarto, me sentí algo privilegiado viendo todos los apartamentos de los edificios enfrente de la misma calle totalmente a oscuras y entreviendo una pareja que estaba con velas y vestidos con chaquetas en su salón. Ahora, nos iban a hacer «upgrade» a un apartamento que es de un standing mucho más elevado. Me pregunté si me sentiría culpable por acceder a condiciones tan cómodas dada la situación. Llegamos al apartamento en un edificio con nombre de cuidad americana. Me ha llamado mucho la atención a que punto Kyiv no tiene que nada envidiar a cualquier metrópolis mundial en términos de desarrollo. Kyiv es del nivel de Milano, París y Berlín sin ningún tipo de dudas. Cuando acabe la guerra y se unan a la Unión Europea no dudo que en el futuro sumara muchísima riqueza al mundo libre. Pero estamos en guerra y todo está en una zona gris, como por definirse, que se vaya la luz apenas una hora después que trajimos las maletas y nos instalamos te recuerda que la luz por ahora está intermitente con las sombras.
Aprovecho cada momento de wifi para comunicar con el mundo. Mi madre está mortificada por este viaje que decidí llevar a cabo, ella ve las imágenes y lo que se publica en redes sociales y, como la inmensa mayoría que no lo ve ni lo siente en vivo lo percibe en un modo alterado, de los que creen que esto es una película de acción de Hollywood a los negacionistas o complotistas que tergiversan y manipulan por intereses y propaganda. Se los digo antes de continuar el cuento, lo que se ve, huele, toca y siente en Ucrania es una especie de hiper realidad. Todas las burbujas en las cuales nos mete la vida, que sean de la sociabilidad común, de círculos de amigos y conocidos, de familia, creencias, cultura, redes sociales, etc se desvanecen ante la apreciación de la realidad con mayúsculas avanzando de por su naturaleza impuesta y obvia ante tus ojos. Eso dicho, yo sé que la percepción, experiencia y la observación empírica de las cosas también existe cuando es compartida, y para esto hay que comunicar y decírselo al mundo.
Empiezo a hacer y a recibir llamadas, hablo con políticos, generales, activistas, periodistas, lobbistas y gente de todo el mundo para contar lo que estoy viviendo como un venezolano en Ucrania. Allá en Kyiv, a través de un contacto de la diáspora venezolana, me encuentro con un venezolano moreno que vive allí desde 8 años, con novia ucraniana y que ha logrado montar unos negocios que le han dado estabilidad y hasta un buen nivel de vida. Hablando con él, me cuenta como lucho en la revolución de la plaza Maidan y como ayudo, sin buscar publicidad ni reconocimiento a muchísimos venezolanos y otras personas a salir de Ucrania al principio de la guerra. Hablando de la situación en ambos países (Venezuela y Ucrania) nos entendemos claramente sobre los sacrificios necesarios para resistir, defender y ultimadamente conquistar la libertad para librarnos del monstruo común que es el totalitarismo. Salgo de esa reunión con una idea clara del compromiso necesario y con una admiración por este héroe anónimo que simplemente hizo lo correcto sin buscar fama ni gloria. Para él escribo estas líneas porque aunque ni siquiera me haya pedido que lo nombre, me interesa que el mundo sepa que existen personas desinteresadas y capaces de hacer lo correcto por simplemente hacer lo justo.
Desde el frío glacial de Ucrania es un honor que personas como Tamara Suju me pidan hacer un space en twitter para contar la experiencia, que el periodista y politólogo Esteban Oria me haga una entrevista extensa para comunicar mis sentimientos y las razones por las cuales estoy en esto. Recuerdo en particular, mientras le decía mostrándole el lugar donde estaba para darle prueba que por cuestiones de seguridad de por favor no publicar sino un tiempo después que haya salido, el hecho que en la entrevista me presiona a que me defina: ¿Estas allí como artista, turista o líder político? y que me siento algo arrinconado por la pregunta porque aún no puedo responder con seguridad y criterio, ya que pienso que no se debe vender la piel del oso antes de cazarlo. Hablo con funcionarios militares y policiales venezolanos en el exilio, líderes de la resistencia en el país/diáspora y políticos como William Jiménez, Leopoldo López, Antonio Ledezma y familiares que me manifiesten un interés y hasta admiración (particularmente significativa para mí es la de uno de mis sobrinos que me seguía los pasos y pedía detalles con admiración para «su tío loco» del relato en curso). Hablo con representantes de inteligencia y actores de muchísimos países Europeos y más allá y se me hace cada vez más claro el «beta» (como se dice coloquialmente en el argot de hoy «el asunto»).
La idea y lo que me propongo de lanzar como dinámica aquí se vuelve cada vez más clara al pasar de los días, experiencias, puentes y relaciones dadas en esta aventura; ¿Qué hace un venezolano en Ucrania en plena
? En esos momentos me acuerdo que aún no he producido ni una sola fotografía o imagen con la bandera de Venezuela, específicamente la de 7 estrellas, que me traje en mi maleta con una obvia intención de hacerle respirar un aire de libertad que se le ha rehusado desde decenas en el exilio a mí y a millones así como en Venezuela con esa octava estrella añadida que para mi simboliza la perdida de la República y de la Soberanía para mi país al igual que la de las banderas de los separatistas en Ucrania y (o peor aún) la de los rusos que los ucranianos no dudan en quitar para re-izar la azul y amarillo en cada pueblo, aldea y cuidad que recuperar y liberan del yugo de la planta insolente del invasor y verdugo de su gente.
Recibo una llamada del diputado Maryan para confirmarme que dentro de un par de días se dará una cita con unas personas que pueden definir y dar el acuerdo a más alto nivel para que se inicie una relación de cooperación en términos de defensa y lucha por el mundo libre en general y nuestros dos países en particular. La confianza y la idea se afina como un alineamiento de estrellas hacia la conclusión, dinámica y posible producto en construcción. Me propongo que solo si y cuando esté claro y consumido un acuerdo es que me daré el lujo y la satisfacción de al fin producir esa imagen de mostrar y documentar nuestra tricolor en Ucrania como símbolo y razón de un viaje de un venezolano en Ucrania…
https://www.analitica.com/opinion/un-venezolano-en-ucrania-parte-4/