Iniciamos 2023 con un lastre económico caracterizado por unas diferencias tan abismales con relación a 1/2022 más un índice de inflación acumulada, según el OVF, equivalente a un 305,7 por ciento, lo que incluye un 37,2 por ciento alcanzada durante 12/2022, la más elevada durante los últimos 20 meses más la rémora de una desvalorización de poco más de un 70 por ciento; acumulada, de un 445 por ciento, situación que conlleva un 39,4 por ciento de inflación durante el primer mes de este año 2023 con el agravante de un 440 por ciento acumulada, lo que nos atisba, desde ya, la entrada en una fase de fuerte aceleración inflacionaria, símbolo de la inestabilidad macroeconómica, responsabilidad del BCV, según artículo 320 CRBV, circunstancia que nos agobia a todos, sin excepción, especialmente desde cuando el régimen no pudo continuar sosteniendo la uniformidad del tipo de cambio, sino hasta 8/2022, por lo cual a causa de los niveles inflacionarios tan altos, las remuneraciones del sector público han decaído; contexto en el que tanto las tasas de cambio oficial, así como la paralela, han denotado unas tendencias alcistas significativas, sobremanera, impactantes naturalmente, con los fenómenos de devaluación e inflación, traspolado a estanflación ante la ausencia de un programa económico que dinamice a la estabilidad y crecimiento, tal y como se establece en la Constitución.

Es así como según OVF la inflación de Venezuela durante 2/2023 se situó en un 20,2 poe ciento; acumlada, de un 537,7; Datanálisis estima que la inflación en Venezuela podría ser cercana a un 4.000 por ciento.

Por tanto, existe el riesgo ineludible de retorno a un proceso hiperinflacionario, ya incubado desde el año anterior por las políticas erráticas del régimen, que utiliza al BCV en la emisión de dinero inorgánico para financiamiento de políticas fiscales deficitarias a causa del gasto público, cada vez mayor, efecto de la dolarización informal.

Nada más, entre enero y febrero pasados, el bolívar se ha desvaluado en alrededor de un 45 por ciento y las remesas han perdido su efecto socioeconómico, por las vorágines devaluadora y fiscal, ambas de voracidad inexpugnables.

https://www.analitica.com/opinion/tendencia-hiperinflacionaria-venezolana-inexorable/