No me tengan envidia, no se trata de la Vuelta a la Patria que ya fue descrita con lujo de detalles y genio literario por Pérez Bonalde, se trata solo de que mi cabeza está como bloqueada por la invasión a Ucrania por parte de Putin y no puedo centrarme en lo que debe ser mi primera tarea: combatir con mis artículos a la dictadura del usurpador Maduro.
Gracias a Dios, el presidente Biden nos ha puesto en claro que la tiranía que padece Venezuela que puede percibirse en la diáspora que ha regado a millones de venezolanos por el mundo y la violación de los derechos humanos denunciada hasta hacerla tema que pueda alcanzar la Corte Penal Internacional, es a nivel mundial algo de pequeña escala comparada con el problema que puede generar esa invasión de la cual no quiero hablar, porque ese inmenso granero que es Ucrania está siendo afectado por la guerra misma, lo que impone que las economías de los países que respaldan a Ucrania, desde luego sin comprometerse en la guerra, deben cubrir ese déficit y seguramente otros más que se originan como consecuencia del primero, porque como es sabido la economía mundial está interconectada y las falencias en cualquier país repercuten en los países relacionados y las de éstos en otros formando una cadena que no augura beneficios para nadie, sino perjuicios para todos.
Por si esto fuera poco, la contribución de Rusia particularmente proveyendo petróleo a los países europeos, se encuentra bloqueada en vista de su mal comportamiento con Ucrania, lo que sin duda alguna tendrá repercusión en la capacidad misma de esas economías para contribuir a cubrir el déficit que genera para el mundo la guerra en Ucrania, lo que obviamente abre para Venezuela dadas las inmensas reservas de petróleo que tiene una oportunidad para reinsertarse en el mundo como productor y en consecuencia exportador de petróleo; y no tener que estar recibiendo desde Irán gasolina en esos tanqueros que deben hacer un larguísimo viaje y a veces con desvíos para eludir “las sanciones”, que pudieran ser superadas por una política de cooperación que devuelva a Venezuela su condición de “proveedor seguro de petróleo” para las naciones que conforman “la civilización occidental”.
Desde luego esa reactivación de la producción de petróleo no es algo que beneficia exclusivamente a los Estados Unidos de América y sus aliados de la OTAN, también será beneficiosa para Venezuela porque la reinsertará en una economía productiva y no de “bodegones”, cuyos únicos beneficiarios son amigos del gobierno creando una falsa sensación de reactivación económica, cuando nada de lo que en esos locales se ofrece es producción nacional.
Y claro, la primera pregunta del usurpador o de alguno de sus ministros es y ¿cuál es el beneficio real que Venezuela puede obtener de esa reactivación de la producción petrolera? quizá se corrige, no es reactivación sino incremento porque Venezuela sigue siendo productor de petróleo y son los Estados Unidos y los países de la OTAN los que están necesitados. Y viene la réplica hoy los Estados Unidos son autosuficientes en materia petrolera, se trata de un problema global que afecta al mundo entero y Venezuela tiene la posibilidad de exhibirse como colaborador.
Eso no responde a nuestra pregunta ¿Cuál es el beneficio real para Venezuela? La respuesta es el silencio, cuya elocuencia deja ver que si el petróleo circula libremente y no hay restricciones, es porque han cesado “las sanciones”; y el ministro que acaba de regresar de su viaje a Rusia y que fue recibido por Putin, como vejo conocido porque allá se desempeñó como embajador, se dice a sí mismo: “mejor me quedo callado”.
https://www.analitica.com/opinion/regreso-al-pais/