La ilicitud chavomadurismo que extralimita sus funciones ejecutivas a desafueros, y traducidos en sanciones, muchas de ellas sobre personeros de su equipo, así como a bienes de la nación (caso CONVIASA y otros), impuestas por terquedades y tozudez ante supuestas circunstancias (potes de humo), desviando la atención nacional e internacional: guerra económica, magnicidio e invasión.Y, así, proseguir en la entrega de nuestros activos a intereses foráneos, ya conocidos de la opinión pública mundial, dependientes, muchos países, de nuestra producción. Pero, interferida por las codicias de Rusia, China, Irán, además de casi todo Petrocaribe/Caricom, a la expectativa como rarroñeros en zaga de desechos orgánicos.

Las sanciones impuestas a nuestra aerolínea bandera (Conviasa) se agudizan, más aún, por el caso de un Boeing 747 perteneciente a una filial de aquella (Emtrasur Cargo), fue aeronave de la fuerza Quds, que aterrizó en Buenos Aires, con tripulación venezolano-iraní, una empresa fantasma e ignorada de los medios aeronáuticos. Pero, quizá, confiada al abrigo de Alá y conjuros de rituales santeros a cargo de babalawos afrocubanos del callejón habanero de los brujos, a la cual, desde 8/6, se le impidió continuar su aerovía por falla de combustible y transgredir, además, las normativas legales de la aeronáutica civil argentina, e incautada por presunto nexo con el “terrorismo internacional”, cuyo primer oficial, un iraní, junto con el resto de su tripulación; unos 19, en total, la Fiscalía argentina les ha imputado por presunta relación con casos de terrorismo, una vez incautada la aeronave de referencia en el aeropuerto internacional de Ezeiza, desde donde centra  a la atención mundial, por lo atípico del caso, sobre lo cual debe agotarse todo pesquizaje que de con el trasfondo de tal desaguisado, a ver si Venezuela y sus habitantes dejan de estar cubiertos, por extensión, de las sanciones OFAC y recaigan, directamente, sobre sus causantes, en honor a una justicia equitativa e imparcial.

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