Al régimen chavista si en verdad tiene vergüenza, asunto cuestionable, le resultó incómoda sobremanera, la actitud del Alto Comisionado ONU de DDHH en Caracas al proferir declaraciones en línea en la que expresaba su preocupación por la detención, que forma parte de un patrón en el que el gobierno pretende silenciar a los críticos mediante la intimidación, luego de la detención y desaparición temporal de Rocío San Miguel, experta destacada en seguridad y defensora de los derechos humanos, hecho por el cual varias entidades de UN han emitido declaraciones en situación tan insólita e inexpugnable, análoga a la de Ortega y sra en Nicaragua.
En efecto, con un exabrupto tan impolítico e inmoderado, el régimen acusó a la agencia de la ONU de convertirse en una herramienta para los “golpistas y terroristas” que han conspirado contra Maduro y ha estado cuestionando a su gobierno, a quien se le exige, además, unas elecciones libres y transparentes, que las ganaría con creces, María Corina Machado. Y, ¡Se fue Maduro! Por una vía electoral; lo ideal y pertinente, aunque la paranoia presidencial persiste infelizmente, en conjuras.
Oportuno que el régimen tome conciencia de los espacio cívicos para las libertades de opinión, expresión, reunión pacífica y asociación de vital importancia en la promoción de espacios cívicos abiertos, seguros e inclusivos.
Ocurre simplemente, que estamos en un año de comicios presidenciales crítico para el régimen por detentación de la primera magistratura del país, tema que le ocasiona hipersensibilidad y ensoberbece; de ahí, la represión inquisidora hacia cualquier desafecto.
El cierre compulsivo de la oficina ONU en Caracas es otra rayita que se añade a la realidad de país Venezuela, de criticidad en lo socioeconómico, sociopolítico y hasta diplomático.
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