Los narcotiranos del Planeta, mayores de edad, de cualquier domicilio, porque se reproducen, donde sea, como la verdolaga, no quieren que los sigamos llamando de tal manera.
Xi Jinping, ingeniero químico y presidente de la llamada República Popular China, la mayor productora y exportadora de Fentanilo y otros narcóticos sintéticos; Vladimir Putin, redomado legitimador de capitales de la corrupción, pero sobre todo del narco; Erdogan, aliado de los cárteles de Sito Miñanco y de sus pares de Sinaloa; Daniel Ortega, pederasta y mayor distribuidor de ¨erythroxylum coca¨ procesada de Centroamérica entre otras depravaciones; Raúl Castro, casi centenario, pero intemporal en lo que se refiere a la fruición por lo malhabido, con su pelele, Díaz-Canel, ubicando a Cuba como ¨puerto de toque¨ en el tránsito de estupefacientes ilícitos, procedentes de Suramérica, vía Estados Unidos (Que no se me olvide referirme al peor de todos).
Algunos, de solo oír la palabreja, narcotirano, se ponen respondones por las redes sociales o por “el mazo dando”. Otros, clausuran televisoras, radiodifusoras, hackean páginas de la Internet. O simplemente muelen a palos y hasta asesinan a comunicadores sociales.
Nadie debería molestarse porque lo llamen, según sea su arte u oficio. Los que se ganan la vida con la carpintería, son carpinteros. Abogados, los que abogan. Los que medican, médicos. Periodistas, los que faenan, en un periódico. Los que, trafican con todo lo ilícito, inmoral y nocivo para la salud y además se aferran al Poder a través de todos los vicios antidemocráticos ¿Qué título se han ganado?
Los primeros en referirse a sus adversarios de manera vejatoria —“escuálidos”, “gusanos”, “pelucones¨— no deberían sorprenderse, si las víctimas de sus venablos, denominan a los narcotiranos como lo que son (¿Habré nombrado, ya, al narcotirano, nadir de los nadires? Que no se me vaya a escapar).
Sin embargo nunca es tarde para desarmar la palabra. Al principio fue el Verbo. Si despojamos, a este último, de toda carga explosiva, es posible que la gente deponga determinados comportamientos. En tiempos de la Inquisición se creía que para erradicar el pecado, lo más sano, era no mencionarlo.
De allí, nuestra modesta contribución para el 2025. En lo adelante, no tildaremos a los narcotiranos así. Los calificaremos, de “Emprendedores Ilegales de Sustancias Recreativas (¿?)” EISR, ahora que las siglas se han puesto de moda.
Si sus emprendimientos, son con cannabis, serían Emprendedores Informales de Sustancias Recreativas de Medio Pelo, EISR-MP.
Si son de derivados de coca procesada, de metafenetilaminas, piperazinas, opioides o de triptaminas, pa’ rriba, clasificarán en la subespecie de Emprendedores de Alto Octanaje”, EISR-AO.
Si alguno de los aludidos agrega a sus taras, el asesinato, las torturas, las desapariciones forzadas, la corrupción con furor de Mesalina, el fraude electoral, el encarcelamiento de menores de edad y, si además, es nacido y criado en Cúcuta, Colombia, pero amamantado en Venezuela –el muy desagradecido— será un EIDR-MaxOct-HdP, muy, pero muy, las tres últimas letras, por su conducta, no por su filiación.
Consideramos un propósito plausible, no volver a llamar narcotirano a todo narcotirano. Pero, eso será a partir del 2025 –si acaso. Por los momentos, menos mal, que no he olvidado referirme al más nefando. El muy, EIDR-MaxOct-HdP.
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Autor: Omar Estacio Z. [@omarestacio] Imagen cortesía de Pixabay.com