La respuesta del gobierno de Nicolás Maduro sobre los vuelos de deportación de migrantes venezolanos en Estados Unidos duró apenas unos días. Lo que parecía una contundente apuesta, después de que el gobierno de Donald Trump decidiera suspender la licencia de Chevron, se convirtió en una afirmación vacía que no tuvo peso en el tiempo.
A principios de esta semana, el gobierno de Nicolás Maduro anunciaba que ya no aceptaría a más deportados venezolanos y que tampoco cumpliría con su promesa de irlos a buscar y hacerse responsable de costear los viajes de estas personas. La medida se tomaba como respuesta a la decisión del gobierno de EEUU, que le dio un plazo de 30 días a la empresa Chevron para finalizar sus operaciones en el país latinoamericano.
El tema con los migrantes ya había ocurrido en el pasado, cuando la vicepresidenta Delcy Rodríguez, en febrero de 2024, anunciaba que Venezuela no recibiría más repatriaciones del entonces gobierno de Joe Biden. Esa medida sí se mantuvo con el tiempo y fue duramente criticada, pues se hacía evidente que el gobierno de Nicolás Maduro veía a los migrantes venezolanos como una ficha de cambio o negociación.
En cambio, la aparente fuerte postura de esta ocasión se tambaleó rápido. Fue Richard Grenell, enviado especial de EEUU para Venezuela y Corea del Norte, quien anunció que los vuelos de deportación serían retomados y que Venezuela aceptó mantener la promesa de costear estos retornos.
Migrantes venezolanos a la espera para volver a casa
Hasta la fecha se han dado cuatro vuelos de deportación. Estos iniciaron en el mes de febrero y llevaron de vuelta a 609 venezolanos que migraron en búsqueda de una mejor vida. Los dos primeros vuelos se dieron desde suelo norteamericano, mientras que los otros dos desde Honduras y México, que funcionaron como puente aéreo.
Parecía, entonces, que esta acción se mantendría de forma periódica. Especialmente porque Donald Trump tiene una meta de deportar a la mayor cantidad de migrantes durante su primer año de gobierno y, según lo dicho por sus propios funcionarios, el objetivo parece un tanto lejos en este momento.
Sin embargo, con el fin de la licencia de Chevron se puso en pausa la luna de miel entre Estados Unidos y Nicolás Maduro. Los opacos acuerdos entre ambos gobiernos podían verse afectados y uno de ellos era el de las deportaciones. El lunes 10 de marzo se hizo pública la decisión del gobierno venezolano de suspender los vuelos de repatriación. El fin de semana, Maduro aseguraba que la medida de finalizar la licencia de Chevron afectaría más a EEUU y no a Venezuela.
No obstante, tres días después, Venezuela y EEUU confirmaban que los vuelos se reaunidarían el viernes 14 de marzo. Luego, durante el día, se conoció que los vuelos no se pudieron dar este día debido al mal tiempo, por lo que los mismos serían pospuestos para cuando las condiciones los permitan.
Mientras tanto, miles de migrantes venezolanos varados en México esperan por la oportunidad de regresar a su país luego de verse forzados a descartar su idea de llegar a EEUU tras el endurecimiento de las políticas migratorias del nuevo gobierno norteamericano.
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