El golpe de Estado del 23 de enero de 1958 marcó un hito en la historia de Venezuela, poniendo fin a la dictadura del general Marcos Pérez Jiménez. Este evento se desencadenó cuando Pérez Jiménez fue forzado a abandonar el país, partiendo rumbo a la República Dominicana a bordo del avión presidencial “La Vaca Sagrada,” y posteriormente fue protegido por el dictador dominicano Rafael Leónidas Trujillo.
Al comparar los eventos que dieron lugar a la caída del dictador Perez Jimenez con la situación actual bajo el régimen de Nicolás Maduro, se pueden identificar paralelismos y diferencias significativas.
En diciembre de 1957, se realizó un plebiscito con el objetivo de prorrogar el mandato de Marcos Pérez Jiménez, buscando solidificar su régimen y legitimar a las fuerzas armadas. Sin embargo, este intento de perpetuación en el poder generó una creciente oposición.
El 1 de enero de 1958, se produjo el primer intento de rebelión militar contra Pérez Jiménez, liderado por el coronel Hugo Trejo y con la participación de numerosos oficiales de las guarniciones de Caracas y Maracay, principalmente de la Fuerza Aérea. Aunque este levantamiento fracasó y sus principales dirigentes fueron detenidos, el descontento continuó creciendo.
El 9 de enero, un alzamiento de oficiales de la Marina en La Guaira resultó en la salida de cinco destructores de la flota frente al puerto. La situación fue controlada por el general Rómulo Fernández, quien negoció ciertas garantías para la Armada.
A medida que avanzaba el tiempo, nuevos brotes insurreccionales se producían en las fuerzas armadas, mientras que el movimiento popular se manifestaba con más vigor. Intelectuales, médicos, abogados, profesores y el Colegio de Ingenieros de Venezuela suscribieron manifiestos de denuncia contra el régimen, reflejando una notoria pérdida de prestigio de la institución armada.
La Dirección de Seguridad Nacional (SN), la policía política durante la dictadura militar del general Pérez Jiménez aplicó torturas y maltratos a los disidentes y en especial a los militantes de Acción Democrática (AD) y del Partido Comunista de Venezuela (PCV). Estos abusos contribuyeron a aumentar el descontento y la oposición al régimen.
A mediados de enero, la Junta Patriótica llamó a una huelga general para el día 21. Esta huelga fue seguida por una huelga de prensa, y ambas acciones se cumplieron a cabalidad, con enfrentamientos en muchos sitios de Caracas. El 22 de enero, altos jefes militares se reunieron en la Academia Militar, formando una Junta Militar de Gobierno que pidió la renuncia de Pérez Jiménez.
Privado de apoyo en las Fuerzas Armadas, Pérez Jiménez huyó en la madrugada del 23 de enero. Los manifestantes atacaron las sedes del periódico oficialista El Heraldo y de la Dirección de Seguridad Nacional, saqueando las casas de altos funcionarios del régimen y liberando a los prisioneros políticos.
Tras la caída de Pérez Jiménez, se constituyó una Junta Provisional de Gobierno presidida por el contralmirante Wolfgang Larrazábal. La Junta liberó a los presos políticos y convocó elecciones para diciembre de ese mismo año.
Entonces y Ahora
La situación actual en Venezuela bajo el régimen de Nicolás Maduro ha escalado a niveles de represión brutal, similar al clima represivo bajo Pérez Jiménez. En los últimos días se ha registrado un aumento significativo en el número de detenidos, desaparecidos y fallecidos en el contexto de las protestas contra el gobierno.
Las manifestaciones, que comenzaron por el rechazo al resultado oficial de las elecciones presidenciales del 28 de julio, han sido violentamente reprimidas por las fuerzas del orden, con el apoyo de las “avispas negras” cubanas y de civiles armados prooficialistas conocidos como “colectivos.”
La Dirección de Acciones Estratégicas y Tácticas (DAET) de la Policía Nacional Bolivariana (PNB) ha sido señalada en numerosos casos de asesinatos de manifestantes, con una creciente participación de los colectivos en labores de represión. A esto se suma el incremento de desapariciones forzadas, con múltiples denuncias de detenidos que no han sido localizados por sus familias.
Al igual que en 1958, el descontento popular es palpable, y las protestas se han extendido por todo el país, con mayor intensidad en los barrios y zonas populares de Caracas y otras ciudades. La represión no ha hecho más que alimentar el descontento, y los reportes de organizaciones de derechos humanos indican que el número de detenciones arbitrarias ha aumentado drásticamente.
La opacidad en los procesos electorales sigue siendo un punto de controversia. Mientras que en 1957, Pérez Jiménez utilizó un plebiscito fraudulento para perpetuarse en el poder, en 2024, la falta de transparencia en las elecciones ha sido uno de los catalizadores de las protestas.
El Consejo Nacional Electoral (CNE) no ha publicado las actas de votación, mientras que la oposición, liderada por Edmundo González Urrutia, sostiene que su candidato ganó por un amplio margen. Esta situación ha generado una crisis de legitimidad que recuerda las tácticas de perpetuación del poder utilizadas por Pérez Jiménez.
Marcos Pérez Jiménez logró mantenerse en el poder durante 39 días después del plebiscito fraudulento del 15 de diciembre de 1957 hasta su caída el 23 de enero de 1958. Nicolás Maduro, por su parte, lleva ya 19 días desde el fraude electoral del 28 de julio de 2024.
La pregunta universal que la gente se plantea ante el fraude es: ¿Cuánto más podrá aguantar Maduro en el poder?______________________________________________________________
Autor: Alfredo Gonzalez [VenezuelaUnida.com]