El pasado 20 de junio falleció en Caracas uno de los ingenieros más notables de Venezuela: Oscar Benedetti Pietri. Descendiente de inmigrantes corsos, este carupanero de excepción, nacido el 26 de mayo de 1926, perteneció a una generación de compatriotas que realizó contribuciones esenciales al progreso y al desarrollo de Venezuela por virtud de su cabal formación académica, rectitud a toda prueba, amor a Venezuela y acendrados valores cristianos.

El hijo de don François Benedetti Raphalle y doña Esther Pietri Méndez cursó la escuela primaria en el Colegio Carúpano y la secundaria en el Colegio San Ignacio de Loyola de Caracas. A los 20 años se graduó de ingeniero civil en la Universidad Central de Venezuela. Su infancia transcurrió durante los últimos años de la férrea dictadura del Gral. Juan Vicente Gómez. Se formó durante la transición democrática iniciada por los presidentes López Contreras y Medina Angarita, prestó honesto servicio en el venerable y desaparecido Ministerio de Obras Públicas y desplegó todo su dinamismo creador en la edificación de las principales obras de infraestructura de Venezuela, a partir de la restauración democrática del 23 de enero de 1958. Junto con su paisano riocaribero, el Ing. Juan Francisco Otaola Paván, fundó la empresa Precomprimido, C.A., constructora de los puentes Rafael Urdaneta (sobre el lago de Maracaibo) y Angostura sobre el río Orinoco.

La infancia del futuro ingeniero en su ciudad natal tuvo lugar cuando la Península de Paria comenzó a perder la prosperidad agro-exportadora del cacao y la caña de azúcar, a la que tanto contribuyeron los pioneros de la isla de Córcega durante el siglo XIX y principios del XX. Venezuela dejaba de ser una economía rural y agropecuaria para trocarse en una sociedad urbana e industrial bajo el amparo de la explotación petrolera. Todavía en los años 40 del siglo XX, un oriental tenía que tomar un barco en Guanta o Carúpano para trasladarse a Caracas.

Gracias a constructores de la valía profesional y ética del Ing. Benedetti Pietri, Venezuela si pudo sembrar el petróleo, mientras el país se encaminaba hacia la instauración institucional de una democracia liberal dentro de una economía mixta de mercado.

Durante las seis décadas que siguieron a la presentación del Programa de Febrero (1936) y el Plan Trienal (1938) del presidente López Contreras, Venezuela ejecutó el más vasto programa de construcción de obras públicas de infraestructura en pro del desarrollo socioeconómico del país:  sistemas de electricidad, vialidad, autopistas, puentes y vías de penetración agrícola; muelles, puertos y aeropuertos; escuelas técnicas, colegios, liceos y universidades; embalses y acueductos; dispensarios médicos y hospitales; ciudades y urbanizaciones de clase media y de obreros calificados; los parques industriales de Carabobo y Guayana; institutos de cultura e investigación científica, etc., además de erigir una industria de los hidrocarburos sólida y eficiente. Venezuela logró colocarse a la vanguardia del progreso económico de América Latina y de la gran mayoría de los países en vías de desarrollo durante la segunda mitad del siglo XX.

Basta repasar las obras que le fueron adjudicadas a la gran firma de ingeniería Precomprimido, C.A., junto a otros consorcios en los que el Ing. Benedetti Pietri participó, para apreciar su significación:

Además del Rafael Urdaneta y de Angostura, mencionemos los puentes Caroní con su vialidad conexa sobre el río epónimo, el Caura sobre el río epónimo, el Kempis-Chuspita en la Autopista de Oriente, la Gaviota en la Autopista Regional del Centro, Chururu en el estado Táchira, la Pérgola en la Autopista del Este, el Nueva República en Paguita y el Llanito en el estado Miranda, además de los elevados de Caracas.

El Plan Maestro de Puerto Cabello, los muelles de Ferrys en Guanta y la Vela de Coro y el Puerto Pesquero de Güiria, incluyendo sus muelles flotantes; los muelles de Sidor, Guaranao, de Palua y Vencemos en Pertigalete; los Astilleros Navales en el estado Falcón y el colector marginal del Río Guaire entre Bello Monte y las Mercedes; el edificio sede de PDVSA, el Teatro del Este en la Plaza Venezuela, el edificio de Angloven, el Palacio de Justicia, la Torre del Reloj y los Corredores Cubiertos de la Universidad Central de Venezuela y la estación del Teleférico de El Ávila en Maripérez.  

Las presas de Borde Seco, Turimiquire y La Vueltosa del Complejo Hidroeléctrico Uribante-Caparo; La limpieza, reconstrucción y cambio de cables del Puente Rafael Urdaneta y la extensión de la Casa de Máquinas I del Complejo Hidroeléctrico Raúl Leoni (Guri), en consorcio con otras empresas venezolanas: Guinand y Brillenbourg C.A. y Edifica C.A; la Planta de Barras y Alambrón de Sidor; la Planta Termoeléctrica de Tacoa y el Terminal Petroquímico de Jose (Pequiven) y su muelle conexo. Ya en el siglo XXI, el nuevo Viaducto de la Autopista Caracas-La Guaira.

Oscar Benedetti fue un firme creyente y promotor de la ingeniería venezolana. Sus obras introdujeron innovaciones técnicas que hoy son aplicadas tanto en el país como en América Latina y otras partes del mundo. Sus destrezas en la construcción de puentes le hicieron acreedor del reconocimiento de instituciones de ingeniería a nivel internacional. La calidad de sus obras está a la vista y su aporte a la modernización infraestructural de Venezuela no tiene parangón.

Es menos conocida su faceta de promotor de obras sociales, en las que traspasaba su condición de donante para participar de su desarrollo y evolución. Calladamente, se comprometió durante décadas con instituciones educativas. Apoyó desde su fundación la iniciativa de su antiguo profesor de francés y literatura, el Padre José María Vélaz, quien desde la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB) fundó la red de escuelas, centros de capacitación laboral y de formación e investigación y educación universitaria Fe y Alegría para niños y jóvenes de bajos recursos. Junto al Padre José Manuel, hermano de José María, ejecutó programas de apoyo para la población indígena.

El respaldo a la Fundación Autismo Dejando Huella para niños especiales es también digno de destacar. Junto a Francisco Mendoza, construyó un colegio para niños en Guacara que alberga 1.500 estudiantes, al igual que otros en Petare. Notoria fue la construcción por Precomprimido de un puente sobre el río Apure Viejo para que los muchachos pudieran acudir al colegio de Fe y Alegría en Guanota.

A los 95 años, don Oscar ha partido para reencontrarse con su esposa de toda la vida, doña Anny Thielen, con quien contrajo matrimonio el 15 de julio de 1950, y de cuyo enlace han venido al mundo cuatro hijos y una veintena de nietos y bisnietos.

En la Venezuela que debemos reconstruir, la vida y obra de Oscar Benedetti Pietri debe ser ejemplo para las nuevas generaciones.

@lxgrisanti

https://www.analitica.com/opinion/oscar-benedetti-pietri/

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