En una localidad del estado de Alabama, llamada Enterprice, en el año 1915 experimentaron una de las peores crisis de su historia. Enterprice había sido hasta ese momento una zona eminentemente agrícola, dedicada casi exclusivamente al cultivo del algodón; pero, la llegada de un tipo de gorgojo que emigró de Mexico a Texas y de allí a Alabama, devastó las blanquecinas siembras  haciendo que se perdiera  más del 60% de la cosecha. A pesar de los grandes esfuerzos de los agricultores en exterminar al usurpador de sus campos, no fue posible exterminarlo y, una década después, el temible picudo, escarabajo volador, había acabado con los cultivos de algodón en todo el sur de los Estados Unidos.

Sin embargo, en Enterprice un agricultor llamado Simmons decidido a no dejarse vencer por el gorgojo comenzó a investigar qué podría sembrar en lugar del algodón; entonces, se dio cuenta que el maní no se llenaba de gorgojos. En seguida habló con sus colegas. Juntos comenzaron a erradicar el algodón preparando los campos para la siembra de maní, que ya en esa época había comenzado a ser vendido en los sitios de entretenimiento. Con la siembra del maní el gorgojo desapareció y ya para 1917 el condado de Coffee donde se encuentra Enterprice, se había convertido en el principal productor de maní de todo el país. Al mismo tiempo surgieron los inventos de todo tipo de máquinas para cosechar y pelar el maní.

La crisis producida por el gorgojo se convirtió en la catapulta a un nivel de prosperidad, sin precedentes, en el condado de Coffee, por lo que decidieron levantar un monumento, como testimonio histórico, para exaltar el cambio producido en la zona. El monumento es una estatua de una mujer, al estilo griego, que sostiene en sus brazos levantados al picudo gorgojo del algodón.

Esta historia nos conduce a pensar que las crisis, tanto individuales como colectivas, tienen el potencial de generar cambios, necesarios para determinar nuevos modelos capaces de transformarnos individual o colectivamente. Todo se trata de no permitir que la crisis se convierta en un hueco, cada vez más hondo, sino que sea el impulso para buscar nuevos horizontes.

En el conocido Sermón del monte, Jesús les dijo (Mateo 7:7) “Pidan, y se les dará. Busquen y hallarán. Llamen, y se les abrirá. Porque todo el que pide recibe, el que busca halla, y al que llama se le abrirá”. Es un llamado a la acción, a no quedarnos de brazos cruzados, conformándonos a las circunstancias; antes bien, pedir un cambio, buscar el cambio y llamar o tocar nuevas puertas para conseguir el cambio. 

Lo más seguro que tenemos en esta vida es la adversidad. Todos lo seres humanos, sin excepción, a pesar de los bienes o riquezas que posea, o de la condición social y política, en algún momento de su vida tendrá que afrontar una crisis, una circunstancia desafortunada, un estado físico o emocional desfavorable. En pocas palabras, a todos nos llega el ‘gorgojo picudo’ que quiere acabar con nuestra vida, con nuestro matrimonio, con nuestra familia, nuestra carrera, nuestra nación. 

La cuestión es: ¿Nos vamos a quedar de brazos cruzados viendo como un simple escarabajo volador nos destruye? ¿Vamos a permitir que un insecto picudo nos clave su ponzoña destruyendo lo que hemos trabajado con el sudor de nuestra frente, lo que hemos construido con nuestras manos en la integridad del perseverante diario caminar?

Solo tu puedes decidir que vas a hacer con la crisis que enfrentas. Solo nosotros, como nación, podemos decidir qué camino vamos a tomar para hacer de estas desventuradas circunstancias, la catapulta para enmendar nuestros caminos torcidos.

En nuestras manos está quitarle el poder de destrucción al gorgojo que ataca nuestros campos. Y salir de nuestra crisis convertidos en vencedores.


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