Pedro Carmona Estanga

Bogotá.- Hoy fui vacunado junto a mi esposa contra el COVID-19, en el Movistar Arena de la ciudad de Bogotá, bajo la iniciativa de las autoridades colombianas y de nuestra empresa prestadora de salud, la EPS Sanitas. Normalmente se suelen transmitir quejas o noticias negativas, cuando se trata de procesos complejos y masivos, como puede ser la inoculación de una población entera, ante una pandemia de una dimensión universal y destructiva.

Pues bien, esta vez me he sentido motivado a transmitir, como un acto enaltecedor, un testimonio sobre la magnífica experiencia vivida en el proceso de administración de las vacunas, que en nuestro caso correspondió a la de la firma Sinovac de China, cuya segunda dosis nos deberá ser aplicada en 28 días. Todo se inició con una insistente iniciativa temprana de actualización de los datos personales por medios electrónicos o in situ, requisito indispensable para garantizar el agendamiento de las citas.

Con posterioridad, mi esposa y yo recibimos llamadas telefónicas para anunciarnos el día y hora de las citas, lo cual fue hecho de una manera impecable, a través de nuestros teléfonos fijos y celulares. Inmediatamente, recibimos la confirmación a través de varios correos electrónicos y mensajes de texto, los últimos de los cuales ocurrieron a las 3 a.m. y 7 a.m. del día de la cita, todo ello ajustándose a las rigurosas etapas establecidas en el Plan Nacional de Vacunación.

Lo más notable fue la llegada al centro de vacunación, con guías atentos para dirigirnos al estacionamiento del vehículo, luego un personal bien formado se encargó de la verificación de los datos personales y nos acompañó a la sala de espera, para seguidamente conducirnos a los cubículos de vacunación, donde nos esperaba un equipo profesional de primera, que cumpliendo todas las normas de bioseguridad nos ofreció una información detenida sobre el proceso de vacunación, sus eventuales efectos secundarios, y procedió al diligenciamiento del formulario de aceptación, y a la actualización de las bases de datos.

Al momento de aplicar la vacuna, se nos proporcionó previamente una explicación minuciosa de la jeringa a ser utilizada, su fecha de expiración, el número de lote de la vacuna y su fecha de vencimiento, la dosis a aplicar, amén de una preparación tranquilizadora del pinchazo, mostrando antes el líquido contenido en la inyectadora.
De inmediato, otro personal nos condujo cortésmente a una sala de recuperación, donde un equipo calificado efectuó la evaluación de los signos vitales: presión arterial, saturación de oxígeno, pulsaciones, para abrir luego un lapso de espera de 20 minutos, durante el cual ofrecieron agua potable, cómodos asientos y el cuidado necesario antes de darnos de alta, y entregar los certificados de vacunación, con la fijación de la cita para la aplicación de la segunda dosis.

Sigo aún asimilando con satisfacción una organización casi perfecta, y de allí que, sin dilación, haya querido expresar el testimonio de esta experiencia. Lo que he visto por televisión de procesos similares en algunos países desarrollados, está a años luz de lo que aquí se ha sido capaz de organizar, gracias a lo cual, al momento de escribir esta corta entrega, se sobrepasan las 1.200.000 dosis aplicadas en menos de un mes, mientras siguen llegando más biológicos de las firmas Pfizer, Sinovac y Astrazeneca, y se acelera el proceso con base en la experiencia recogida. Felicitaciones a las autoridades nacionales y a las empresas de salud EPS. Es un resultado que se puede exhibir con orgullo, seguros de que pronto se estará venciendo al terrible monstruo invisible del COVID-19, que tantos estragos está causando alrededor del planeta.

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