La revolución sin Chávez, sus escenarios existenciales son complejos, densos, contradictorios, conflictivos e incoherentes. Los reacomodos que hoy vemos en el régimen es una pugna de los sectores a lo interno de la revolución, se revela por sus claras diferenciaciones políticas más allá de que al momento hayan cerrado filas para asegurar triunfos electorales. Las tensiones políticas emergen continuamente por los conflictos de intereses económicos y políticos entre los diversos sectores del chavismo / madurismo, frente a lo cual las Fuerzas Armadas por su alto grado de politización y el rol central también han jugado todo un significativo protagonismo.
Maduro ha llevado a Venezuela a una situación muy compleja, pesada, desde el punto de vista social y económico, como en materia de seguridad ciudadana, de libertades democráticas o de corrupción generalizada, algo que el propio Maduro ha reconocido, pero no corregido. La crisis económica que se instituyó en el país a partir de la caída de los precios del petróleo poco a poco ha ido sosteniendo una profunda crisis política atrapada en un laberinto por los intereses endógenos y exógenos. Maduro mantiene una postura grave al no reconocer los errores propios de la revolución bolivariana y presentar una “guerra económica” y una “conspiración mundial” como principales tesis para explicar la existente crisis, así entre en sus heterogéneas narraciones siempre se refuerzan sobre la base de la psicología inversa.
Los problemas políticos que vive actualmente el país, afectan la estructura mental y las emociones de los venezolanos. Venezuela, tiene una histórica cultura de paz, la naturaleza humana de la mayoría de sus habitantes es pasiva y de dialogo. Venezuela no se le puede dar un tratamiento de un cuartel, es un territorio donde viven ciudadanos que aspiran una mejor calidad de vida. En 1999 toma el poder central la revolución Bolivariana con mucha fuerza e ideas de transformaciones, desde ese primer momento Venezuela ha transitado por situaciones de complicados conflictos políticos que derivaron en corto tiempo en la confrontación casi a diario entre los propios venezolanos, incluso con países vecinos, pero una lucha donde lo intrínseco es la significación en la imposición de una ideología bolivariana con sustancia marxista.
Vivimos en un país moviéndose en su economía y política en constructos inversos, pero que dentro del desorden existe un orden como plan para gobernar en minoría; en que la verdad moral está desfasada por la verdad política y mediática del régimen, conveniente y de un enfoque artificial de la realidad. En el caso de las contracciones políticas articuladas a la violencia en Venezuela, la revolución busca un objetivo, ¿cuál?, sembrar sospecha en los opositores que mantienen una lucha constante por la democracia y por rescatar el voto de todos los venezolanos. Las contracciones políticas articuladas a la psicología inversa, con esta perversa práctica el oficialismo busca poner orden en la gente que protesta en las calles, en su lucha por recomponer el hilo constitucional. Es decir, es una estrategia orientada a mantener un proyecto político de manera forzada. No obstante, la verdad, no terminó de germinar el sueño revolucionario – bolivariano, configurándose el desamor a los ideales del comandante eterno, la espada de Bolívar ya no camina por Venezuela y menos por América Latina, regreso a su lugar donde debió siempre estar: La historia.
En síntesis, las narrativas de la psicología inversa, son obstáculos que en nada favorecen a una inmediata salida política, el tiempo es insensible, mantiene su curso, moviéndose en un contexto de saturado incertidumbres, angustias e injusticias sociales…lo diría Plutarco “Son los hombres y no las piedras las murallas de mi ciudad”. La complejidad de la crisis política debe convocar a todos venezolanos reconfiguren sus pensamientos y acciones no modelar lo antipolítico: El régimen defiende la reelección presidencial indefinida, mientras una parte significativa de la oposición defiende la tesis de la abstención indefinida. En tiempos modernos, la lógica apunta siempre la lucha debe ser en el terreno político, sin dañar la cultura de la paz, pero siempre en rebeldía racional para no someterse a ningún proyecto político – ideológico ni de cuarta ni de la quinta… Termino con una reflexión que se vincula al momento histórico que nos llena de ansiedad, angustia y muchas veces nos desmonta emocionalmente, palabras de Marcos Aurelio: “El verdadero modo de vengarse del enemigo político es no parecérsele”.
Marcos Hernández López presidente Hercon Consultores
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