El Marco
La pandemia del COVID-19 se oficializó hace poco más de un año en el mundo y no son pocos los que comienzan a realizar cálculos para determinar sus consecuencias y los costos asociados que está ocasionando. Muchos de estas mediciones se realizan para determinar cuántos puntos del producto generado por los países se están perdiendo por la pandemia, o cuánta inversión se está dejando de realizar, o cuántos puestos de trabajo se están perdiendo, o cuánta ayuda fiscal se está requiriendo para atender la nueva normalidad. Incluso, en términos más humanos y terrenales, cuántos contagios se han producido y cuántos fallecidos está generando la pandemia; es más, cuánto cuestan las investigaciones realizadas y las vacunas creadas, los costos de las recuperaciones de las personas afectadas, y la reasignación de los recursos económicos hacia el sector salud para superar la pandemia. Las consecuencias y sus costos son materia de preocupación en el mundo y en Venezuela no debería ser la excepción, pese a la necesidad de atender la inmediatez de los contagios y su propagación con los limitados recursos a su disposición.
Los verdaderos costos de la pandemia están muy lejos de ser contabilizados. Sin desmeritar los costos antes señalados, los verdaderos costos de esta pandemia deben ser medidos en términos de las discapacidades que genera sobre las personas afectadas y el país como un todo.
Los Verdaderos Costos
Los costos o efectos indirectos o encubiertos son los verdaderos costos de la pandemia y estos tienen que ver con aquellos a los cuales se ha hecho poca referencia. En particular, aquellos vinculados con:
- Los costos en salud. Entre estos se tienen: perdida de la sanidad mental de las personas, desnutrición/malnutrición, traumas por encierro, depresión, paranoia/demencia, suspensión de intervenciones quirúrgicas/operaciones, suspensión/cancelación de citas médicas, postergación de exámenes médicos, y aparición de otras enfermedades que pueden afectar el corazón, pulmones, cerebro, riñones y articulaciones (incluidos otros problemas de carácter neurológico). Recién comienzan a estudiarse las complicaciones de mediano y largo plazo de las personas contagiadas, por lo que han de incorporarse en los costos de la pandemia todos los estudios médicos y de seguimiento especializados necesarios que se derivan del covid-19, en lo que comienza a llamarse “el síndrome post-covid”. En algunos casos, los costos serán difíciles de medir en términos monetarios.
- Los costos sociales y económicos. Entre estos se tienen: reducción del tiempo de disfrute familiar, suicidios, desencuentros familiares, ausencia ante la falta de un familiar/amigo, peleas y discusiones, aislamiento, tiempo perdido y no recuperable, costos por separaciones familiares/seres queridos, inasistencia a los puestos de trabajo, emprendimientos y proyectos pospuestos, inadecuadas e inoportunas decisiones, perdida de capacitación personal y profesional, y los costos derivados de la contaminación/contagio por falta de agua y aseo personal apropiado que potencian la pandemia, entre otros. De igual manera, aquí también habrá costos difíciles de medir en términos monetarios, pero no por ello dejan de ser costos en lo personal y como sociedad.
Es importante destacar que así como existe un gran reto para los investigadores y científicos médicos para determinar las causas y los efectos sobre la población infectada, también debe destacarse el papel y el desafío que afrontaran “los economistas de la salud” en el proceso de medición de los costos de la pandemia, tanto de corto como de mediano y largo plazo.
Obviamente que hay beneficios compensadores en estos tiempos de pandemia (no desarrollados aquí), pero vale preguntarse cuán compensadores realmente son para la vida humana. Sería otro tema de desarrollo.
Venezuela, mas allá de los Costos de la Pandemia y sus Desafíos
A la luz de la compleja crisis que atraviesa Venezuela, cabe señalar que la superación de crisis económica actual del país ayudaría a mitigar los costos de la pandemia, ya que la adecuada atención del factor económico debería conducir a generar puestos de trabajo, ingresos y asistencia social, que garantice la salud mental y física de la población, con posibilidades para la distracción, el deporte y el esparcimiento en general.
Buena parte del reto para los políticos/gobernantes actuales es cómo crear las condiciones necesarias para la superación de los obstáculos que lleven de nuevo al país a retomar la prosperidad económica. Es un nuevo llamado para encontrar el camino de la recuperación y bienestar del país. Son tiempos para pasar de “los impactos y costos de la pandemia” a “la apertura de oportunidades para el país”.
De nada valdrá en el mediano y largo plazo alguna ayuda humanitaria puntual venida del extranjero si no hay recuperación económica sostenible que pueda generar ingresos al país, de manera tal que se puedan canalizar hacia el sector salud y la atención integral de la población. Hay que tomar muy en cuenta que los desafíos del futuro (era post-covid) serán mucho mayores que los actuales de corto plazo en términos de salud pública para embarcar a Venezuela en el camino de la prosperidad nacional. Disponer de una población sana y con mínimas afecciones de salud derivadas de la pandemia ayudará a enfrentar los desafíos económicos, con lo cual se minimizaría la asignación de recursos económicos para la atención de las secuelas que seguramente dejará el covid-19.
No reconocer los verdaderos costos de la pandemia y la realidad nacional, y no buscarles solución, es condenar el futuro del país y sus ciudadanos a la desesperanza, pobreza y mala calidad de vida de las próximas generaciones.
https://www.analitica.com/opinion/los-verdaderos-costos-de-la-pandemia-y-los-desafios-futuros/