“Algún oscuro botón será llamado a cargarte. Nadie quiere el estandarte si es lunga la procesión”.  Edmundo Rivero

El hecho que el Vaticano exigía para comenzar el proceso de canonización de la emperatriz se produjo esta semana: la recuperación, en sólo tres días, de su contagio de Covid, merece ser calificado de milagro. El 8 informó estar afectada y creí que era una excusa para ocultar su pánico a que la pretensión de tener su propio “17 de octubre” fracasara porque el peronismo la abandonara, después de haberla acompañado en su caminata hasta la puerta del cementerio. El miedo quedó justificado cuando gobernadores e intendentes del Conurbano se reunieron con los grandes dirigentes de la CGT para organizar un peronismo sin Cristina.

Pese a que nadie puede prever la evolución de la enfermedad en cada caso, el acto previsto para el lunes 12, que contaría con la presencia de muchos gerontes de la izquierda ladrona hispano-americana con una multitud a sus puertas, fue pospuesto hasta el 19. Ella reapareció en el Senado, sin barbijo, sólo cuatro días después del resultado positivo del testeo, y la confirmación de mi sospecha fue la suspensión hasta marzo del evento, aduciendo problemas de agenda de los invitados internacionales.

Ese sainete muestra la pérdida de poder de Cristina Fernández tanto al interior del Frente para Todos cuanto frente a la sociedad en general; si ella, la única potencial candidata –no creo en su radical “renunciamiento”- con posibilidad de conservar el núcleo duro se ve tan escasa de adhesiones, ¿qué queda para el resto, Sergio Aceitoso Massa incluido? Porque Alberto Fernández cayó nuevamente en el ridículo convocando a un acto de autoelogio por sus invisibles logros y recibió, en respuesta, la insultante ausencia de gobernadores, ministros e intendentes.

Esta semana el Gobierno hizo nueva gala de su extravío en materia internacional, privilegiando la ideología de izquierda con que se disfraza por sobre los intereses de la Argentina. Inmiscuyéndose en los asuntos internos del Perú, donde su Presidente –Pedro Castillo- fracasó en su autogolpe y fue destituido por el Congreso con un recurso estrictamente constitucional, suscribió una misiva de apoyo al detenido ex mandatario acompañando a  Andrés M. López Obrador (México), Gustavo Petro (Colombia) y Luis Arce (Bolivia); todo sea por una “Patria Grande” que se resiste a renacer.

Pero no terminó allí el desvarío. Concedió asilo a una ex Ministra del Ecuador, condenada en todas las instancias por corrupción, que está refugiada en nuestra Embajada en Quito desde 2020, y generó un grave conflicto diplomático con el Presidente Guillermo Lasso, ya que éste se negó a conceder la visa necesaria para que pudiera abandonar el país; con toda razón, sostuvo que los tratados internacionales no protegen a los ladrones.

Debe incluirse en ese sesgo tuerto la protección de nuestra Cancillería a regímenes que desprecian los más elementales derechos de sus pueblos en todos los foros internacionales, se trate de Cuba, Nicaragua, Venezuela, Irán o Rusia. Debe agregarse el estruendoso silencio de los organismos de derechos humanos, cooptados por el kirchnerismo para disfrazarse de izquierdista, aunque los dictadores latinoamericanos ahoguen en sangre los reclamos ciudadanos, Vladimir Putin sea un homófobo radical, bañe en sangre a Ucrania y envenene a sus adversarios, o los ayathollas cuelguen de grúas a quienes se atreven a protestar por sus asesinatos.

Otro milagro fue la burla a la sociedad derivada de la información del índice de inflación –un 4.9%- de noviembre, producto de la “contabilidad creativa” aplicada por el Aceitoso para mostrar el cumplimiento de las metas del FMI; logró ese triunfo midiendo precios de productos a los que resulta difícil acceder, aprovechando la transitoria caída en el precio de la carne motivada por la inédita sequía que obliga a liquidar rodeos, anticipando ingresos fiscales con el dólar soja I y II, imponiendo una fuerte recesión y apretando descaradamente a industriales y comerciantes.

No durará mucho esta pax massista con brecha cambiaria y hermético cierre de importaciones porque continúa imprimiendo para financiar el déficit, y los restantes náufragos de su Titanic siguen con su fiesta de gastos injustificables, aumentos en las plantas de personal, aviones presidenciales y “planes platita” para sostener candidaturas provinciales y municipales, mientras hipotecan el futuro de todos nosotros.

Corresponde una breve mención a los nuevos y fuertes reveses que el kirchnerismo sufrió en su guerra contra la Justicia, ya que es probable que los disgustos continúen pronto en ese terreno con los inminentes fallos que podrían revertir raros sobreseimientos a Cristina Fernández y sus hijos sin celebrar el juicio. La Corte Suprema ratificó la designación de los representantes de la Cámara de Diputados en el Consejo de la Magistratura, abortando así la tentativa de la obediente Cecilia Moreau para frenarla, y convalidó la condena a 13 años de cárcel a Milagro Sala, la violenta bandolera –una verdadera “Hood Robin”- que tanto tiempo mantuvo aterrada a toda la Provincia de Jujuy, a quien Alberto Fernández visitó recientemente para expresarle su aprecio y su respaldo.  

El último milagro puede llegar mañana, cuando es altamente probable que la Selección nacional nos regale el premio mayor en Qatar; los argentinos, sobrevivientes de una amarga realidad que nos desespera día a día, necesitamos de un baño de alegría, aunque sea sólo futbolística y muy efímera y Lionel Messi y sus chicos pueden traérnoslo. ¡Ojalá así sea!

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