Los empresarios venezolanos, desde el más grande hasta el más pequeño, son receptivos a las comunidades en las que operan, y se implican en ellas hasta el punto de que en muchos aspectos, terminan sustituyendo al Estado. 

Eso explica por qué la empresa privada venezolana es la segunda institución más respetada del país, según una encuesta de Datanálisis, solo por detrás de la Iglesia Católica; y es el tema que se trata en el documental Los empresarios venezolanos le hablan al país, publicado en sus redes sociales por el periodista Luis Olavarrieta. 

El documental es una conversación con cuatro representantes gremiales y empresarios venezolanos: Ricardo Cusanno, de Fedecámaras; Felipe Capozzolo, de Consecomercio; Adan Celis, de Conindustria, y Aquiles Hopkins, de Fedeagro. 

Olavarrieta, a su vez, les inquiere sobre las razones por las que, tras 20 años de demonización desde el sector oficial, los empresarios siguen siendo uno de los actores más valorados del país. 

Los empresarios venezolanos dan siempre el ejemplo

Para Cusanno, parte de la explicación se encuentra en el ejemplo que cada día dan los empresarios venezolanos: mantienen sus puertas abiertas y generan valor mucho más allá de lo que producen. 

Cita dos ejemplos: “el pequeño empresario, el bodeguero de un barrio, por ejemplo, no hay uno que no done o colabore con los uniformes del equipo de beisbol de su comunidad; en 17 estados, la principal actividad económica es la agricultura, y los empresarios se preocupan de que los jóvenes aprendan a sembrar”. 

Agrega que “a pesar de todas las trabas, nosotros seguimos ahí, manteniendo buenas relaciones con nuestros trabajadores y muchas veces con sus familias, y eso normalmente sucede dentro de la misma comunidad en la que operamos. También con nuestros clientes y proveedores”. 

Como ejemplo de ese compromiso social de los empresarios venezolanos, Olavarrieta cita el trabajo de la Fundación Frigilux, que colabora con el tratamiento de miles de enfermos de diferentes patologías; Empresas Polar y su inmenso trabajo en pro del deporte menor y profesional; y Excelsior Gamma, la red de supermercados que ha centrado su programa de responsabilidad social en la protección del medio ambiente. 

Pero más allá de estas grandes marcas, cada empresario en este país ha asumido su propio programa de responsabilidad social, más grande o más pequeño, como más grande o más pequeña es su empresa: desde el apoyo a algunas personas que se acercan todos los días a sus puertas hasta la colaboración con las familias de sus propios trabajadores, muchas veces urgidas de un apoyo alimentario, una medicina o una beca para estudiar.

Ganar dinero no lo es todo 

Por su parte, Celis indica que aunque las empresas son para ganar dinero, pues esa es su función principal, la que permite todas las demás, pero está muy lejos de ser la única.

Los venezolanos, por ello, también ven a los empresarios como unos empecinados que mantienen sus puertas abiertas a pesar de todo el acoso del Gobierno chavista; y al final del camino, “el venezolano ve cómo los empresarios venezolanos luchan contra todas las adversidades para mantener los portones abiertos”. 

“Creo que la crisis nos ha llevado a todos a ser más solidarios”, señala Celis, agregando que esa solidaridad se ejerce “con los trabajadores, con los clientes, con los propios empresarios más pequeños”; y en obvia comparación con el Gobierno, el representante del golpeado gremio de los industriales señala que “los empresarios venezolanos somos los que cumplimos lo que decimos”. 

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