«Es hora de un nuevo pacto de recuperación del Estado. Ese es el rol del G.E y de las primarias. Esa debe ser la etiqueta de consciencia de los partidos políticos. No eliminar la última herramienta jurídica para librar esta desigual pelea”
Desde la instalación del Gobierno Encargado [G.E] del Presidente Juan Guaidó Márquez sería injusto e incorrecto concluir que su desempeño ha sido negativo. Sin duda la tríada, cese de la usurpación, gobierno de transición y elecciones libres, representa un pasivo político de peso. Sin embargo, existen buenas razones para concluir que la báscula de gestión y rendimiento es buena.
Cese de la usurpación vs. ventajismo y represión
La respuesta al carácter democrático e institucional del G.E. reconocido por 60 países, ha sido una represión desmedida. El régimen también ha contado con aliados no democráticos con poder de veto en el Consejo de Seguridad, como China y Rusia. Una realidad [poder de veto] que viola y contradice el espíritu, propósito y razón de la Carta de la ONU [C.N.U.]. Es un veto a la paz y a la seguridad de los pueblos.
El Art. 1 de la C.N.U. reza: Los propósitos de las Naciones Unidas son: “1. Mantener la paz y la seguridad internacionales, y con tal fin, tomar medidas colectivas eficaces para prevenir y eliminar amenazas a la paz, y para suprimir actos de agresión u otros quebrantamientos de la paz; y lograr por medios pacíficos, y de conformidad con los principios de la justicia y del derecho internacional, el ajuste o arreglo de controversias o situaciones internacionales susceptibles de conducir a quebrantamientos de la paz”. Ucrania y Venezuela son víctimas de hacer de este mandato, letra muerta.
En el despacho de la Alta Comisionada de O.N.U para los DDHH [A.C.D.H.N.U] y de la Corte Penal Internacional [C.P.I] reposan graves incidencias sobre crímenes de lesa humanidad y violación de los DDHH en Venezuela. Más de 15.000 casos de persecución política, juicios sumarios de civiles en jurisdicción militar; centros de torturas; miles de desaparecidos y ajusticiados; partidos confiscados, líderes políticos de oposición inhabilitados y más de 7 millones de venezolanos desplazados o muriendo de hambre. Estas incidencias demuestran que la lucha por la democracia ha sido violenta y muy desigual. Cuando no existe Estado Derecho, institucionalidad, ni justicia, la política es una tómbola, es suicida.
A pesar de que las democracias más solventes del planeta han demostrado su solidaridad con el G.E y la causa restauradora, su empeño no ha sido suficiente. La C.P.I. por su parte ha determinado que en Venezuela se habrían cometido crímenes de lesa humanidad. Lo mismo ha concluido la Sra. Michelle Bachelet [A.C.D.H.N.U.], así como la Comisión independiente de Determinación de Fechos del Consejo de DDHH de la O.N.U. en sus tres reportes consecutivos [2020, 2021 y 2022], más expertos de la O.E.A y decenas de NGOs. Esta avalancha de criminalidad es la que enfrenta una oposición que sólo lleva en el cinto letras, códigos y tratados a los que los dictadores le responden: soy soberano.
Que los principales tratados en materia de DDHH, políticos y civiles, Convenios en defensa de los niños y la mujer, Tratados sobre trata de personas o protección del medio ambiente; que la declaración de los Derechos del Hombre o la Carta Democrática Interamericana sean impunemente desoídos y transgredidos, es una carga muy peligrosa. El Genocidio de Ruanda, las barbaries del Congo, Zimbabue o Siria, las lleva Venezuela sobre sus hombros. Y aún algunos afirman, “la oposición en Venezuela es cobarde”. Pues bien, que lo asuma quien lo acusa.
Es un reto resolver el dilema de la soberanía y la no intervención vs. la violación de DDHH. Cuando el Estado sustituye al ciudadano y la autoridad es tiranía la obligación es la rebeldía. Un Estado tirano no es benefactor de soberanía. La soberanía reside en el pueblo quien la ejerce y la ejecuta mediante el voto. Pero si el derecho a elegir y las instituciones no existen, tampoco existe autoridad soberana. El mundo aún no desanuda esta peligrosa parábola por lo que las democracias están en proceso de extinción.
En pleno siglo XXI, era de la postmodernidad, la humanidad observa perpleja e impávida pero inmóvil y ausente, como seres humanos son colgados y ahorcados de grúas en plaza pública, mientras otros cuelgan imperturbables en restaurantes exóticos. Torturados languidecen en la tumba o la casa de los sueños bajo asfixia, aislamiento o calada, amparados en el principio de la “autodeterminación” de los pueblos.
Este ha sido el carrusel represivo que ha encarado Guaidó et all. Cada vez que se quiera medir el desempeño de la clase política en Venezuela, tomen en cuenta que muchos han terminado en mazmorras, en el exilio o en el cementerio…
Irán, Venezuela, FIFA y diálogo
Las alianzas internacionales que han sancionado al régimen lo han hecho con rigurosidad y evidencias. Venezuela e Irán no están en una lista negra por falsas imputaciones. Pero las sanciones no bastan. ¿Dónde está la FIFA para elevar su voz e impedir la ejecución de un joven futbolista en Irán? ¿Dónde están los Organismos de tutela del Ambiente o los movimientos de izquierda para proteger la devastación del Arco Minero, la trata de niños y mujeres y la tala indiscriminada en el Parque Imataca de Bolívar?
La negociación en México perdería su leverage político de no existir el G.E., figura constitucional que debe continuar para salvaguardar nuestros activos en el exterior [Citgo, el oro en Londres, defensa en juicios y arbitrajes, sedes diplomáticas] y mantener vigente nuestra lucha. Desmantelarlo sería un delicado error estratégico, diplomático, político y jurídico en favor del régimen. No se trata de defender o mantener al frente a Juan Guaidó. La causa libertadora no es personal.
Se trata de honrar el último bastión constitucional de lucha democrática que confiere el 233 de la CBV y el 350 al G.E. […] Eliminar el interinato sería un acto de incuria constitucional que le dejaría el camino libre al régimen
Las transiciones son pacíficas si nos ponemos de acuerdo
La transición a la democracia es violenta o pacífica dependiendo de la unidad de los grupos de interés y la clase política. Las caídas de las dictaduras en LATAM, como la de Bánzer en Bolivia, Videla en Argentina, Stroessner en Uruguay, Pinochet en Chile, Velasco Alvarado y Morales Bermúdez en Perú o Emílio Garrastazu Médici en Brasil, se alcanzaron por la coherencia política y republicana derivada de la unidad operativa, política, ciudadana y moral de los actores políticos, civiles, corporativos, religiosos o seculares de esas naciones. Esa fue la trascendencia del Pacto de Punto Fijo. Nos ahorró dictaduras diseñadas prêt-à-porter a la usanza del Plan Cóndor. Vivimos una democracia ejemplar mientras otros sufrían en las salas de torturas y caían en fosas comunes.
Entonces es hora de un nuevo pacto de recuperación del Estado. Ese es el rol del G.E y de las primarias. Esa debe ser la etiqueta de consciencia de los partidos políticos. No eliminar la última herramienta jurídica para librar esta desigual pelea. P.J. debe reflexionar sus imposturas y es bueno recordarle al Sr. Borges, que un Gobierno Colectivo, NO está contemplado en la Constitución Bolivariana de Venezuela. Bájese de ese pastoreo.
Muy orgulloso, seguiremos de pie…
He tenido el gran honor de haber sido Embajador de mi país en una nación ejemplar, campeón en la defensa de los DDHH como Canadá. Tengo la suerte de haber compartido el Servicio Exterior del G.E. con distinguidos, educados y valientes venezolanos, que representan a la Venezuela digna y preparada que viene.
La lucha no ha sido en vano. Tengo la convicción que con voluntad política, racionalidad y pudor republicano, se impondrá la buena voluntad, la sensatez que se antepone al interés personal y partidista.
El cese de la usurpación llegará. No por cese oficioso del usurpador, sino por el cese de nuestra incapacidad para ponernos de acuerdo. ¡Y lo lograremos, victoriosamente!
@ovierablanco
https://www.analitica.com/opinion/lo-lograremos/