Las crípticas posiciones chinas

La seguridad mundial fue el eje de la reunión cimera del Foro de BOAO la semana pasada. No podía ser de otro modo: es el tema candente del momento. Los pasillos del recinto dentro del cual se celebró el encuentro estaban desiertos de delegados internacionales ya que fueron pocos los miembros del Foro que se trasladaron a esta diminuta isla ubicada en la provincia más pequeña y meridional de la República Popular China. Las restricciones impuestas por Pekín al tránsito de personas por razones de la pandemia, debilitaron la asistencia, más no así la convocatoria.

Este foro que es una réplica del Foro de Davos – creado incluso dentro del marco del IWF- está compuesto por 26 países de Asia y Australasia, en su cita anual no podía colocarse al margen del abordaje de los grandes temas que tienen que ver con su desarrollo en los terrenos de economía, cooperación, sociedad y medio ambiente, todo ello en medio del crítico ambiente de expectativa en que la guerra ruso-ucraniana mantiene al planeta.

A la audiencia de más de 4000 participantes le tocó escuchar a Xi Jinping poner los puntos sobre las íes en aquellos tópicos en los que tanto Europa como los Estados Unidos esperaban un posicionamiento claro del líder chino. Anticipaban un acto inequívoco de apoyo o de rechazo a la iniciativa de Moscú de invadir militarmente a Ucrania, pero ello no ocurrió.

No puede decirse sin embargo que el líder asiático fue ambiguo en el discurso de instalación con el que abrió el encuentro. Su propuesta de seguridad global explicada en términos nada vagos fue la de «respetar tanto la soberanía de todos los Estados como el camino de desarrollo que cada uno elija para sus países». No dejó dudas cuando expresó que “nosotros respetamos la integridad territorial de todos los países” y tampoco fue esquivo cuando en términos contundentes expresó que China se mantiene «comprometida con los principios de la Carta de Naciones Unidas».

 Pero la actitud tanto de Estados Unidos como de los países de Europa Unida parte del supuesto de que el lenguaje críptico de Xi lo que hace es enmascarar un decidido apoyo chino a las actuaciones de Putin por considerar que a China le conviene una alianza con Rusia dentro de una estrategia de confrontación de bloques. Pero lo factual es que nada de ello viene ocurriendo en el terreno de lo militar. No hay evidencia de que Rusia haya recibido soporte bélico chino y, el que sus intereses económicos tengan elementos importantes de coincidencia no necesariamente configura un apoyo a las atrocidades que se están perpetrando desde el Kremlin.

Sin embargo, ocurre que la desconfianza está instalada en el ánimo de los Estados Unidos y así lo comparten en el Viejo Continente. La coerción económica, el sesgo totalitario y las restricciones sistemáticas a las libertades individuales presentes al interior de China y dentro de su ámbito de influencia viene en contravía de los principios y valores de las democracias de occidente.

Hagámonos a la idea de que lo que sí está soportando inequívocamente el gran gigante de Asia es el principio de no injerencia en los asuntos internos de terceros, y con este sentimiento in pectore, Xi nunca atacará de manera directa las actuaciones de Vladimir Putin. Pero hay igualmente que destacarlo:  China sí se abstiene de votar a su favor dentro del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas.

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