Nuestro mundo presente es absolutamente complejo y avasallante, la vida de la mayoría de las personas se balancea sobre el trabajo, las responsabilidades de familia y, en el poco tiempo libre, tratamos de distraernos de la complejidad. Esto conlleva que cada vez más vemos divorcios, crisis de ansiedad, estrés, insatisfacción en el trabajo, las relaciones y con la propia vida.
¿Qué tengo que hacer para, en el tiempo que tengo de mis responsabilidades, transformar mi vida y darle sentido y profundidad?
No puedes salir del mundo
porque el mundo está dentro tuyo.
Si quieres cambiar el mundo
buscar cosas en ti que te aprieten
o no te gusten y poco a poco cámbialas;
entonces todo el mundo cambiará;
primero para ti,
luego para los que tienes cerca
y al final para todos.
Pero ¿Cómo cambiar las cosas que no te gustan? Hay una premisa muy sabia que dice: “aquello a lo que le pones atención, se expande”. Hay algo que muy raramente los niños hacen: enfrentarse a la incomodidad. En las responsabilidades que tienes cada día, sean de trabajo, familia o personales, hay elementos que son adversos y te presionan. Tú bien sabes cuales son, porque los resistes; y, cómo no puedes dejar de hacerlos, ellos te resisten a ti…
La dimensión neurótica de nosotros nos presiona porque sentimos que tenemos tantas cosas que cambiar, que nos agobia y buscamos evadir tanto como nos sea posible. Pero te propongo, escoge una sola de las circunstancias que resistes, concentra tu atención en ella como si fuera una flor que estás admirando y detallando. Date cuenta de cómo te afecta, no el por qué; simplemente el cómo lo hace. Reconoce qué te impela a resistirla… a ver qué pasa.
Mira, la consciencia es muy poderosa, pero cuando está sin foco, es como aire fuera de control… con un poco de temperatura, se convierte en un huracán. Sante Teresa de Ávila decía que a la loca de la casa había que darle algo que hacer… esta sabia monja, sabía que la cabeza estaba activa aun cuando dormía, así que le daba trabajo para que no desordenara todo en la “casa”. Juega con tu atención como lo haría un niño con un juguete, no te voy a decir el resultado, hazlo y a ver qué sucede.
Con la vida, mejor jugar que ser muy serio
Con los años, vamos perdiendo la habilidad de jugar. Sofia, mi hija de siete años, todo lo convierte en un juego, aun salir del carro para caminar al colegio en la mañana. Tú empuña tus obstáculos, descubrirás que puede darte la ventaja sobre las circunstancias que resistes; empúñalos como un juego… pero hazlo como si fuera un juego en el que quieres ganar.
Al final hay algo de cierto en la propuesta cínica de que “como la vida termina en muerte y en el medio hay problemas y sufrimiento, yo me la voy a pasar bien”. Es cierto que la vida es una empresa a la que todos terminamos perdiendo fatalmente, pero si la enfrentamos con una actitud donde disfrutar el proceso es meter el gol y deleitarse al compartir un rato con quién jugamos es ya ganar, entonces la vida alivia su carga y nosotros su seriedad.
Cuando pongo mi atención en la vida, ella se expande; pero el foco de esa atención hace toda la diferencia. Si en vez de buscar aquello que muestra cuán difícil y adversa es, busco las razones por las que puedo estar agradecido, la experiencia es diametralmente diferente. No es verdad que seamos completamente libres: yo no puedo atravesar una pared con mi cuerpo o volar con sólo decidirlo; pero si puedo decidir como responder a una situación sin tomármelo de manera personal y tan seria. Soy libre de escoger la manera en que enfrento la vida y tengo la posibilidad de transformar la valencia de todo según elijo mi respuesta a las circunstancias y los obstáculos. Esto hace toda la diferencia del mundo.
Si aprendemos a jugar con nuestra atención a cada vuelta en la vida, si enriquecemos cada circunstancia con la que jugamos, apreciando con los que juego… despierto valor, afecto y significado al paso de mi toda mi vida. Entonces vale la pregunta, ¿pierdo en algún momento? Puede que hasta la muerte sea el último gol que asesto.
Aprovecho de comentar, que en numerosas ocasiones me han solicitado reducir la extensión de mis artículos; yo sentía que era necesario ahondar en la reflexión, para exponer la dimensión y profundidad de aquello que trataba. También que la mayoría de las personas no tienen tiempo de profundizar y se pierden los regalos que ello aporta… yo veía mi trabajo como generar una isla de letras para aportar sentido y así evitar el desgaste en la travesía de un océano cotidiano.
Sin embargo, reconozco que es prerrogativa del lector profundizar y reflexionar sobre lo que propongo para transformar su vida y no mi trabajo guiarlo por ese camino a menos que él o ella así me lo pidan.
Una vez al mes haré un artículo más largo; sirva este como el primero de los Cortos Puntos a la i.
Gracias a los cientos de lectores que me leen cada semana y a aquellos que me escriben y me apuntan sus ideas y reconocimiento.
El próximo martes…
Estoy un poco arto de escuchar que la historia ha sido guiada por lo masculino y que ya es hora de lo femenino, que lo masculino es barbárico y ha encausado la historia por unos derroteros y es la hora de que las mujeres nos enseñen el camino.
EL PUNTO a la i
El historial de la columna está en cdots.substack por si quieres revisar artículos anteriores.
https://www.analitica.com/opinion/las-circunstancias-te-pueden-controlar-o-impulsarte/