Referir la Venezuela que a diario cambia, es considerar elementos propios de la incertidumbre los cuales en su apuesta por acercarse al escenario en el cual habitan las verdades, serían los primeros en buscar cruzar la meta. Propósito éste que luce cada vez mas complicado. Aunque en el mismo juego, están aquellos que se desvían de la ruta trazada en su empeño por hacer la mayor trampa posible. Pero nunca logran acercarse a la meta o al destino-objetivo por razones de sus insuficientes condiciones. No obstante, siempre tienen alguna excusa para justificar su descarrío.
Lo mismo sucede en el discurrir de la política. Más, cuando la política se aprovecha de las realidades que circunscriben para augurar razones y condiciones que en esencia, son imposibles de validar. Así como de corroborar. Todo así ocurre pues el ejercicio de la política está asociado al hecho que puede permitirle su intrínseca relación con la incertidumbre.
La incertidumbre en el análisis político
La praxis política siempre busca desafiar la incertidumbre. Su atrevimiento pasa por retar cuantas manifestaciones de poder se hacen presentes en el terreno de las realidades. Por tanto, las encara a fin de extraer de ellas la información posible. Capaz de resolver la factibilidad de todos aquellos elementos encajados al ámbito en que la incertidumbre cohabita.
Así la política puede moldear algunos rasgos que tienden a definen los cambios capaces de perfilar lo que bien se corresponde con algunos atributos de las comprometidas realidades. De tal manera que estas intentan coadyuvar a augurar lo que encubre el tiempo.
Ahí se resume la intención de esta disertación toda vez que apunta a esbozar lo que la incertidumbre sabe guardar. Aunque cualquier intento por establecer un diálogo con los agentes de la incertidumbre, no es sencillo.
Lidiar con la incertidumbre, aún reconociendo la dificultad que afronta cualquier definición de la misma, no colma del todo las expectativas que plantea un análisis político. Dicho con otras palabras, cualquier intento por resolver un ejercicio de diagnosis respecto de los cambios propios de la realidad, se ve limitado por la incidencia de múltiples variables existentes. Además, que en ello interviene el carácter voluble de la política en su modo de ajustarse con base en el tiempo.
Reconocer la inestabilidad que acompaña la incertidumbre, podría servir para bosquejar la proyección de cualquier realidad política. En lo particular, de una nueva Venezuela. Es decir, de la Venezuela que viene.
¿Cómo auscultar la realidad?
Habrá que considerar las fortalezas que servirán de anclaje a las nuevas realidades que pautarán el devenir del país. Igualmente, deberán advertirse las probables oportunidades que serán cimiento sobre el cual Venezuela asentará sus basamentos conceptuales y funcionales. Asimismo, las amenazas que buscarán tergiversar toda propuesta de desarrollo. Las debilidades no pueden dejar de analizarse, De ellas depende la posibilidad de enfrentar las realidades en virtud de las capacidades y potencialidades demostradas.
Aferrar cualquier esfuerzo de augurio de las realidades sujeto al anterior modelo de análisis, no le resta importancia al hecho de revisarlas dando cuenta, por ejemplo, en el caso Venezuela que el país no ha contado con una comunidad política corpulenta, estructurada. Su concepción de ciudadanía, se ha visto disminuida por causas que históricamente se han acentuado empobreciendo su cultura política.
Un pronóstico ensayado
En el escenario que acusan las actuales realidades en el contexto venezolano, el cambio democrático se ve condenado a padecer una parquedad extrema. Eso atenta contra la voluntad política que plantea animar esfuerzos de cambios, pero que se ven comprometidos por recursos inexistentes. Por consiguiente, las reacciones de la sociedad nacional asoman cierta capacidad para derrumbar viejas certezas. Incitándose nuevas orientaciones estratégicas que, en el curso de las debacles que pueden vivirse en un plazo cercano, podría verse que la democracia comenzaría a sufrir serias alteraciones que afectarían al pluralismo político que con dificultad vino fraguándose desde la segunda mitad del siglo XX
Así, podrían multiplicarse las protestas ciudadanas al no terminar de consolidarse el ideario político que ha motivado su incidencia. En consecuencia, se aviva un escepticismos que desfigurará las posibilidades de un cambio contundente-democrático-constitucional. Asimismo, la dinámica estratégica que se creyó válida a los efectos políticos perseguidos al amparo de la democracia ensayada, estará en capacidad de invertir los fundamentos a partir de los cuales se operarían los cambios más pertinentes y clamados por la colectividad.
En conclusión
Todo pareciera un círculo vicioso cuyas insuficiencias se instituyen para embutir deformidades de la política con la ayuda de una comunidad política aferrada a prácticas políticas, sociales y económicas, nada virtuosas. Es lo que en el presente tiende a arraigar un país anárquico. De seguir practicándose las cuestionadas y mañosas posturas de un diálogo indolente, se afectaría aún más el discurrir político de Venezuela. Y es lo que ( realmente busca actualmente restaurarse. Del resultado obtenido, podría alcanzarse otra realidad. Que bien debería retratar la Venezuela que viene.
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