Planteamiento

A comienzos de septiembre, la Ministra de Minas y Energía de Colombia, Irene Vélez, “propuso” un modelo de decrecimiento económico a nivel mundial para enfrentar los desafíos del mundo y levanto mucha polémica e interpretación acerca de su aceptación y viabilidad. Se planteaba que las naciones más poderosas ralentizaran su crecimiento económico para darle espacio al resto del mundo de buscar su reacomodo y alcanzar mayores niveles de bienestar en un planeta sostenible donde todos saliesen beneficiados, sin comprometer sus recursos naturales.

En sus propias palabras, “Nosotros necesitamos exigirle también en el marco de esta geopolítica global a los otros países que comiencen a decrecer en sus modelos económicos, porque de ese decrecimiento depende también que nosotros logremos un equilibrio mayor y que los efectos del cambio climático nos impacten menos”. Aclarando la propuesta, señaló que el decrecimiento está asociado a las relaciones entre “los lugares que son intensivos en consumo y los lugares que son intensivos en extracción de los bienes y servicios que proveen ese consumo”.

En todo caso, estamos convencidos de que muchas de las críticas a lo planteado por ella devienen de, por una parte, la poca explicación dada acerca de la teoría del decrecimiento, y por la otra, a la falta de conocimiento de quienes la criticaron, esto sin dejar de reconocer que el tema tiene sus bemoles en términos de plantear el crecimiento (decrecimiento) económico dentro del concepto tradicional de “mayor producción, mayor consumo, mayor bienestar”, que algunos ponen en entredicho (paradigma).

Comprendiendo la Teoría del Decrecimiento

Lo primero que hay que decir es que la Teoría del Decrecimiento no es un concepto nuevo, sino que ya fue planteado en los años setenta del siglo pasado y posteriormente desarrollado en las décadas siguientes.

Esta teoría surge ante la interpretación de que el mundo ha puesto en alto riesgo la vida en el planeta, por lo que se hace necesario la preservación de los recursos naturales vía la reducción del consumo de bienes y la energía. Ello implicaba una reducción de la producción bajo el modelo tradicional seguido y planteaba el desarrollo de un patrón que permitiese la preservación del ambiente, sin que esta teoría se llegue a confundir con el concepto de desarrollo sostenible.

Así, el economista francés Serge Latouche llegó a definir como pilares del decrecimiento, los siguientes (recogido por OVACEN, Portal eficiencia energética y arquitectura. ovacen.com):   

  • “Reevaluar los valores individualistas y consumistas y sustituirlos por ideales de cooperación.
  • Reconceptualizar el estilo de vida actual.
  • Reestructurar los sistemas de producción y las relaciones sociales en función de la nueva escala de valores.
  • Relocalizar: se pretende reducir el impacto generado por el transporte intercontinental de mercancías y se simplifica la gestión local de la producción.
  • Redistribuir la riqueza.
  • Reducir el consumo, simplificar el estilo de vida de los ciudadanos. El Decrecimiento apuesta por una vuelta a lo pequeño y a lo simple, a aquellas herramientas y técnicas adaptadas a las necesidades de uso, fáciles de entender, intercambiables y modificables.
  • Reutilizar y reciclar: alargar el tiempo de vida de los productos para evitar el despilfarro. Evitar el diseño de productos obsolescentes”.

La Propuesta en el Marco de Otros Ensayos

  • La propuesta del Gobierno del Presidente de Colombia sobre decrecimiento no es nueva en el ámbito económico y hace recordar otras propuestas en el mundo, especialmente aquella del gobierno de Hugo Chávez (que tampoco era novedosa), de medir el desarrollo económico a través del Índice de Felicidad Bruta IFB (nacido en el pequeño Reino de Bután) frente al aplicado a través del Producto Interno Bruto PIB, entendiendo que mientras una persona es más feliz tiene más bienestar. Se señalaba que el PIB no era un indicador adecuado para medir desarrollo y bienestar de los países, o en otras palabras, riqueza, ya que no descontaba las externalidades negativas que ese producto generaba, especialmente en el orden ecológico. Esto último es precisamente el elemento clave en la propuesta del decrecimiento económico. 
    • Asimismo, el modelo económico denominado “La tercera vía” que intentó recoger tímidamente (aunque sin desarrollarlo) el ExPresidente Hugo Chávez al inicio de su
    •  gobierno en 1998, al igual que la idea de acabar con el consumismo en la sociedad venezolana, fueron otras ideas planteadas en la misma dirección de la propuesta actual de  Colombia. No obstante, no se tienen parámetros adecuados para evaluar sus utilidades, ya que nunca se pusieron en práctica.
    • Por otra parte, es de señalar que la teoría del decrecimiento ha sido vinculada, confundida o entremezclada con las denominadas como “economía circular”, “economía azul” o la “economía verde”, sin que ninguna de estas sea su equivalente.

Reflexiones Globales

  • Implícitamente, el planteamiento hecho no debería interpretarse, en su punto de partida y obligatoriamente, como la necesidad de reducir la producción, sino que la misma dependa de un uso racional de los recursos naturales, bajo el entendido que debe restablecerse el equilibrio ecológico perdido en el planeta y que se manifiesta de múltiples formas. Esto debería llevar a la conveniencia de introducir cambios en los patrones de producción y consumo.
  • El modelo planteado demanda, ciertamente, un consenso global que no será fácil de lograr dados los intereses comprometidos por los países, lo que asoma serios problemas de factibilidad o viabilidad. No obstante, el propósito superior de la reducción de la producción (PIB) debe ser la disminución de los recursos energéticos y demás recursos naturales, así como redistribuir la producción y consumo en el planeta.
  • Si en la propia Latinoamérica se vislumbra una tarea titánica para cualquier cambio de modelo económico que se pretenda introducir, no quisiésemos ni pensar en lo que implicaría para naciones como EEUU, China, Rusia, países europeos y otros productores de commodities, pues cualquier cambio en los modelos de producción y consumo pudiera llevar aparejada la pérdida de su peso específico e influencia mundial. Y es que ese cambio llevaría a su vez a modificaciones en el estilo y calidad de vida de los ciudadanos, valores y consumismo.
  • Desde la óptica político-ideológica, no se trata de comprometer a países calificados de capitalistas, sino también a países del ala socialista-comunista, por lo que el forcejeo ideológico adquiere otras dimensiones, incluso de orden geopolítico.
  • La propuesta de Colombia tiende a limitar el factor creativo en las sociedades como forma de elevar la productividad y eficiencia sobre lo que hoy día producimos con el modelo tradicional. En otras palabras, reduciríamos nuestra inversión en innovación. Es acaso una necesidad poner límites a la innovación dentro del modelo actual de crecimiento en aras de aplicar la teoría del decrecimiento? … Por contraste, la aplicación del nuevo modelo económico propuesto requerirá otro tipo de inversiones.
  • No hay forma de no compartir con otros el argumento de que el progreso técnico y los cambios tecnológicos logrados en el mundo han apoyado y deberán seguir apoyando al crecimiento y desarrollo mundial en la dirección correcta, para lo cual se requiere seguir apostando por las inversiones necesarias de manera tal de generar mayores niveles de bienestar. Sería una inversión invalorable para superar las restricciones o límites que le impone la naturaleza a las economías, mas allá de otros esfuerzos.
  • Asimismo, la propuesta es una contradicción en si misma porque los países más pobres y en desarrollo están muy necesitados de mayor producción y consumo, no pueden esperar al mañana para que el modelo propuesto dé sus frutos (si es que va a funcionar).
  • Es una propuesta utópica aunque deseable si entendemos que los países con sistemas capitalistas dominantes (y también de naciones con sistemas socialistas-comunistas que han liderado el mundo) no han hecho bien la tarea de generar un mayor bienestar. Lo cierto es que si se utilizan ciertos indicadores, también se evidenciara que la población mundial ha alcanzado mejores condiciones de vida (ciertamente dispares en el mundo), extendiendo su expectativa de vida y evitando enfermedades graves, aunque también enfrentando otras nuevas. Muchos han sido los avances y muchos más los desafíos y retos que deberemos afrontar.
  • Financiar el proyecto del Gobierno de Petro podría implicar la necesidad de financiamiento que más que proveniente del sector privado (le podría parecer poco atractivo), los recursos deberían provenir de instituciones multilaterales globales y regionales que favorecen, entre otros temas, el cambio climático y el crecimiento sostenible, para lo cual habría que fortalecer financiera y técnicamente a estas instituciones. Tal vez sería un compromiso realmente digno de destacar y considerar. La CAF Banco de Desarrollo de América Latina tendría que ser una de esas instituciones líderes.
  • La idea central tendría que ser la de crecer con el máximo respeto a la supervivencia del planeta, su gente y su bienestar.
  • Por otra parte, racionalmente es difícil ver alguna incompatibilidad entre la propuesta ahora realizada por Colombia y el deseo por un bienestar mundial. Viendo las cosas así, no encuentro lugar a una polémica real sobre el tema, más allá de la visión de polemizar entre ideologías políticas que también subyace en dicha polémica. Porque de resto, la propuesta es lo mas deseable para el futuro del planeta. Hay que producir más de lo bueno y menos de lo malo.
  • Aplicar las ideas del Gobierno de Petro demandaría cambios radicales en las valoraciones y preferencias de los consumidores, que en el fondo significan un cambio de patrones de comportamiento en el tipo de sociedades que conocemos hasta ahora. Tal vez demanda sociedades más solidarias entre sus miembros que prioricen el uso más eficiente de los recursos del planeta, las naciones y de los propios individuos en su comportamiento social.

América Latina y Colombia como Productores y Consumidores

  • Coincidimos con aquellos que piensan que la viabilidad en la adopción del decrecimiento económico en Latinoamérica en general y Colombia en particular es limitada, ya que no ha habido niveles de desarrollo suficiente con disminución importante en los niveles de pobreza y con elevación sustantiva en los indicadores de calidad de vida de su población.
  • En contraste, América Latina es una región altamente productora y exportadora de materias primas, así como ampliamente dependiente de la adquisición de productos finales que, en sí mismos, llevan aparejado un alto consumo de recursos naturales en sus procesos de elaboración en las economías industrializadas. Esto evidencia una incompatibilidad (contradicción) entre los deseos de los proponentes y las necesidades de las naciones si no se produce un cambio en el modelo de desarrollo, producción y consumo de la región.
  • De manera específica, la propuesta de Colombia de reducir la producción de petróleo y la idea (y necesidad) de Venezuela de aumentar la producción petrolera (oferta hecha a EEUU y Europa ante la coyuntura de la guerra entre Rusia y Ucrania) lucen igualmente contradictorias.
  • Pero por otra parte, parecen existir incompatibilidades en la propuesta colombiana sobre el decrecimiento, ya que se señala que Colombia debe emprender un proceso de reindustrialización  sin un crecimiento en los sectores minero-energéticos. Con los parámetros actuales, esa reindustrialización requerirá que se invierta decididamente en el sector energético nacional. Por lo anterior, Colombia no estaría en capacidad de contribuir al cambio del modelo global de crecimiento, pues requeriría crecer más, al menos en el corto y mediano plazo.

Comentarios Finales

  • Preferimos entender que la polémica suscitada se ha producido más por razones asociadas a la falta de explicación y conocimiento acerca del tema, que de las propias bondades que tal propuesta de decrecimiento tiene, ya que todos deberíamos trabajar en pro del planeta y sus habitantes. En lo que hay que ponerse de acuerdo es en “el cómo” hacerlo.
  • A pesar de que pudiera resultar obvio, crecimiento económico no es bienestar económico, necesariamente. Lo importante es que el crecimiento económico se distribuya adecuadamente para que se traduzca en bienestar; la distribución del producto generado, su cuantía y calidad es realmente lo importante. Plantear un decrecimiento económico sin tomar en cuenta lo anterior carece de sentido común. Por ello, la propuesta del decrecimiento económico se asocia a la sostenibilidad del crecimiento en las áreas que realmente son importantes para el desarrollo y bienestar de hoy y el futuro, traducido en calidad de vida para la gente y el planeta.
  • Puede resultar utópico, pero ciertamente sepuede decrecer y al mismo tiempo mejorar la calidad de vida de las personas, siendo responsables con el medio ambiente, y siempre y cuando el reenfoque sea dirigido y sostenido en el tiempo de manera adecuada, ya que su materialización llevará tiempo. Con ello, es posible “vivir mejor”. En nuestras manos y en nuestros compromisos estará la materialización o no de las propuestas que se hagan, pero requerirá de un gran acuerdo global no fácil de alcanzar.
  • En todo caso, de no ser abandonada la propuesta colombiana, será interesante observar las vías para su materialización, que insistimos, lucen cuesta arriba.

https://www.analitica.com/opinion/la-propuesta-de-decrecimiento-economico-utopia-y-viabilidad/