El conflicto de fondo de la oposición en Venezuela es su modorra ideológica intelectual para construir una propuesta mas alla de lo puramente electoral. La oposición en Venezuela lleva mas de 20 años haciendo lo mismo (14 de abril del 2002) sin haber logrado hasta ahora ningún avance significativo, porque la victoria de la Asamblea Nacional del 2015, fue secuestrada por el gobierno de Maduro quien nombro una Asamblea Comunal paralela para anular las decisiones de la Asamblea Nacional legitima, para lo cual contribuyo las intrigas palaciegas de los dirigentes de nuestra oposición alimentadas por sus intereses personales.

Lamentablemente nuestra oposición parece no haber entendido que desde el año 2002, los cubanos dirigen la estrategia política de Venezuela, y que esa política fue incorporada a la geostrategia y la geopolítica que los cubanos han diseñado para lograr el levantamiento del bloque comercial, financiero y económico que por mas de 60 años (03 febrero 1962) le mantiene los Estados Unidos. Quien si entendió esto ultimo (que los cubanos dirigen la estrategia política de Venezuela) fue la administración de Obama, quien el 17 de diciembre de 2014 inicio conversaciones con la Habana con el propósito de establecer negociaciones orientadas a restablecer sus relaciones diplomáticas, rotas oficialmente el 30 de diciembre de 1960, aun cuando el anuncio publico se hizo el 3 de enero de 1961. En este mismo año de 1961 entre el 13 y el 20 de abril, los Estados Unidos atacó militarmente a Cuba con el propósito de invadirla a través de la invasión de Bahía de Cochinos o Playa Girón, pero fracasó. Fue entonces a partir de este momento cuando Fidel Castro anunció el carácter socialista de la Revolución, antes de esa fecha, el gobierno revolucionario no había hecho mención al socialismo o al comunismo, aunque el 8 de mayo de 1960 había restablecido relaciones diplomáticas con la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), como respuesta a las fuertes agresiones comerciales, diplomáticas y militares de los EEUU. 

Los que me han leído hasta aquí, se estarán preguntando, Que tiene que ver todo esto con las elecciones presidenciales del 2024? Pues le responderé diciendo; que mientras no haya un acuerdo geotrategico y geopolítico entre EEUU y la Habana no habrán elecciones libres y seguras en Venezuela. Lo cual no significa que no continuemos trabajando por la vía electoral, es decir, debemos insistir en la vía electoral, pero si no entendemos que esta vía electoral pasa por un previo acuerdo geotrategico y geopolítico entre EEUU y la Habana. No hemos entendido nada.

La oposición y los venezolanos lamentablemente en mi opinión, no han entendido la complejidad geostrategia y geopolítica de Venezuela. Es así como errónea y estúpidamente se sumaron a la estrategia que siguió la “BESTIA’’ (así en mayúscula de Donald Trump). Trump en su primer año de gobierno rompe relaciones con la Habana y establece una política internacional no solo contraria a los intereses de los Estados Unidos, tal como lo demostró sus medidas contra China, mientras se desinteresas por los problemas de América Latina lo contribuye al auge de las políticas radicales, tanto de la ultraizquierda, como de la ultraderecha. Es decir la administración de Trump no entendió que el sistema internacional vive una transición compleja, con altos niveles de incertidumbre y de transformaciones aceleradas, con cambios tectónicos que implican desplazamientos y reconfiguraciones geo-económicas y geopolíticas a nivel global. Pero es el caso que las características de esta transición global afectan a América Latina y el Caribe, lo cual demanda un conocimiento profundo de su dinámica, de su impacto en la región, al tiempo que impone una formulación de respuestas a la misma. Esta transición se articula a su vez en torno a la imbricación de una serie de ejes que configuran una crisis del proceso de globalización y sus modalidades de gobernanza global particularmente del modelo hegemónico que lo sustento.

Veamos un parágrafo del discurso del expresidente Obama en su visita a la Habana el 22 de marzo de 2016

 “La Habana se encuentra tan solo a 90 millas de Florida, pero para llegar hasta aquí tuvimos que recorrer una gran distancia: derribar las barreras de la historia y la ideología; las barreras del dolor y la separación. Las aguas azuladas bajo Air Force One transportaron en su día los barcos de batalla estadounidenses hasta esta isla, para liberar pero también para ejercer control sobre Cuba. Esas aguas también transportaron a generaciones de revolucionarios cubanos hasta Estados Unidos, donde consiguieron apoyo para su causa. Y esa corta distancia ha sido cruzada por cientos de miles de exiliados cubanos, en aviones y balsas improvisadas. Exiliados que llegaron a Estados Unidos en busca de libertad y oportunidad, a veces dejando atrás todas sus posesiones ya todos sus seres queridos.

Al igual que tantas personas en nuestros dos países, mi vida abarca un período de aislamiento entre nosotros. La revolución cubana ocurrió el mismo año que mi padre llegó a Estados Unidos desde Kenia. Bahía de los Cerdos ocurrió en el año en que yo nací. Al año siguiente el mundo entero quedó en suspenso observando a nuestros dos países mientras la Humanidad se acercaba más que nunca antes al horror de una guerra nuclear. Con el paso de las décadas, nuestros gobiernos se estancaron en un enfrentamiento sin fin, luchando batallas por medio de representantes. En un mundo que se ha reinventado una y otra vez, una constante ha sido el conflicto entre Estados Unidos y Cuba.

He venido aquí para enterrar el último resquicio de la Guerra Fría en el continente americano. He venido aquí para extender una mano de amistad al pueblo cubano” 

“Mientras no entendamos el entierro del ultimo resquicio de la Guerra Fría, tal y como lo planteo expresidente Obama en su visita a la Habana, y lo abordemos con sentido critico continuaremos persistiendo en los mismos errores.

Veamos como Colofón la siguiente Cita:

“Los Estados Unidos se presenta como el faro de la democracia en contraste con las autocracias de China y Rusia. Sin embargo, la democracia estadounidense corre el peligro de sucumbir al mismo tipo de economía oligárquica y nacionalismo racista que prospera en ambos poderes.

Después de todo, no fue hace mucho tiempo que Donald Trump, que admiraba abiertamente a Xi Jinping y Vladimir Putin, alentó el nacionalismo racista en Estados Unidos mientras entregaba gran parte del gobierno de Estados Unidos a manos de los superricos de Estados Unidos.

Mientras tanto, la riqueza oligárquica de Estados Unidos ha alcanzado niveles que rivalizan o superan los de Rusia y China. Durante la pandemia, los 745 multimillonarios de Estados Unidos aumentaron sus tenencias en un 70 % , agregando $2,1 billones a su riqueza en poco más de un año.

Una parte de esta riqueza se va a la política. Ya en 2012, más del 40 % de todo el dinero gastado en las elecciones federales provenía de los más ricos, no del 1 % más rico ni del 1 % más rico, sino del 1 % más rico del 1 %.”

(Beware of this deadly mix: oligarchic economics and racist, nationalist populism RobertReich. https://www.theguardian.com/commentisfree/2022/feb/13/us-republicans-oligarchs-economics-nationalism)

https://www.analitica.com/opinion/la-modorra-ideologica-e-intelectual-de-nuestra-oposicion/