Las enfermedades deberían monitorearse todos los días. Especialmente en contextos de riesgo y vulnerabilidad de poblaciones afectadas por inundaciones y aludes como los que ocurrieron en los estados Aragua, Mérida, Guárico, Anzoátegui, Lara, Barinas y Carabobo

Una vez que pasa la emergencia inmediata, cesa la inundación o se detiene el alud, la prioridad de los servicios de emergencia es rescatar a los sobrevivientes, reubicarlos en refugios, hallar a los fallecidos, recuperar las viviendas.

La Organización Mundial de la Salud advierte que las inundaciones están entre los eventos peligrosos más frecuentes. Los desastres no solo aumentan la mortalidad, morbilidad y discapacidades en una población, también ponen en riesgo los sistemas de salud: “Afectan a la prestación de servicios sanitarios al dañar y destruir instalaciones de salud, interrumpir programas, causar pérdidas de personal y sobrecargar los servicios clínicos. Una sola emergencia puede hacer retroceder en décadas los logros en materia de desarrollo de la salud pública y de otros sectores”.

Por eso, atender una emergencia también implica monitorear consecuencias indirectas, como los riesgos para la salud pública. El desplazamiento de personas, la contaminación del agua, las heridas posteriores que pueden causar infecciones. Para estos riesgos las autoridades se deben preparar, los rescatistas deben estar protegidos y capacitados y los refugios deben estar diseñados para esto.

¿Cuáles son los riesgos? ¿Qué medidas se deberían tomar? Conversamos con el médico internista infectólogo Julio Castro, del Instituto de Medicina Tropical de la Universidad de Venezuela.

Las inundaciones, deslaves (aludes torrenciales), desbordamientos de ríos y quebradas aumentan el riesgo de epidemias e infecciones por varios factores. Castro destacó tres factores principales: la contaminación del agua, el contacto con animales silvestres y el desplazamiento de personas.

La contaminación del agua

“Hay riesgos propios por la mezcla de aguas negras con aguas blancas, la falta de disponibilidad de agua potable”, dice Castro. 

Los deslaves alteran la dinámica del agua en la zona afectada. El agua arrastra barro, piedras, vehículos. También hacen aflorar cañerías y pozos sépticos, basura, desechos de toda índole, objetos que pueden cortar la piel, animales silvestres. También pueden caer tendidos eléctricos.

“Quienes viven y trabajan ahí —los voluntarios, los grupos de rescate— se arriesgan a contraer enfermedades a las cuales no estarían expuestos en una situación normal, como leptospirosis, enfermedades diarreicas y enfermedades respiratorias”, explica Castro.

Los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC) recomiendan mantenerse fuera del agua que queda estancada después de una inundación, especialmente si no tienen equipos de protección. 

La cercanía con animales

“Los animales también están damnificados. Las ratas, los roedores, ven comprometidos sus nichos naturales. Buscan refugio en otros sitios y la interacción entre estos y el ser humano es mucho más estrecha”, dice Castro. 

Tales entornos aumentan el riesgo de infecciones zoonóticas. El riesgo es mayor cuando no hay condiciones higiénicas, poco saneamiento y dificultad para acceder al agua potable. 

El entorno de los refugios

Las personas damnificadas y desplazadas suelen ser ubicadas en refugios temporales, donde muchas veces no tienen suficiente espacio o condiciones para garantizar la higiene de todos. 

“Se puede prever que cuando aumenta la densidad de personas en un espacio físico aumenta el riesgo de enfermedades respiratorias, tuberculosis y enfermedades diarreicas, especialmente en niños”, advierte Castro. 

Esto incluye el riesgo de transmisión de covid-19, que es mayor en espacios cerrados.

¿Qué medidas se deberían tomar?

Las principales recomendaciones de Castro son: 

  • Monitorear diariamente las enfermedades 

“Se debe tener una vigilancia específica de la comunidad desplazada, registrar y monitorear su situación. Es importantísimo identificar quiénes podrían tener síntomas respiratorios y separarlos”.

Castro indica que este monitoreo diario debería mantenerse mientras los refugios están funcionando. “Puede haber tétanos, celulitis en la piel, heridas producidas por cabillas. La gente desplazada, especialmente durante las primeras semanas, tiene manifestaciones producto del deslave que no se perciben en un primer momento”, dice.

Las tres principales señales de alerta son: casos de infecciones respiratorias, diarreas (especialmente en niños menores de cinco años) e infecciones en la piel.

  • Garantizar condiciones mínimas de salud en los refugios

 “Se debe brindar condiciones de higiene básicas”, explica. 

Esto incluye acceso a agua potable, implementos de higiene (incluyendo higiene femenina), alimentación y también acceso a medicamentos. En Prodavinci explicamos cómo se potabiliza el agua.

“También se debe tener un registro basal de las enfermedades y garantizar su tratamiento, porque entre los desplazados puede haber diabéticos, hipertensos, asmáticos, epilépticos”, agrega Castro.

Los refugios y zonas de atención deberían estar limpios y desinfectados, pues la humedad puede promover el crecimiento de bacterias, hongos o moho. 

  • Condiciones para la prevención de covid-19

“A la situación actual se agrega la posibilidad de transmisión de covid-19, un riesgo que no existía cuando la Tragedia de Vargas en 1999. En este momento se debe tener una alerta especial”, dice Castro. 

En los refugios se debe garantizar acceso y cumplimiento de las medidas de prevención, uso de mascarillas en espacios cerrados, distanciamiento físico, higiene de manos y ventilación suficiente. 

  • Atender la salud mental de los afectados

“No se puede dejar de lado la higiene mental. Estas personas sufrieron un trauma, tienen una situación complicada relacionada con su ambiente, su vida. Se requiere una estrategia que brinde atención a las personas afectadas para tratar de manejar lo mejor posible la situación”, dijo Castro. 

Prodavinci recopiló algunas recomendaciones de especialistas, organizaciones internacionales y servicios disponibles en Venezuela para atender la salud mental de los afectados.

Las recomendaciones de la Academia Nacional de Medicina

La junta directiva de la Academia Nacional de Medicina publicó sus recomendaciones para atender la situación de emergencia en Aragua:

  • Referir y evacuar a los heridos y enfermos a zonas de seguridad. 
  • Organizar y reforzar la capacidad operativa de los establecimientos de salud. 
  • Establecer un sistema de vigilancia epidemiológica. 
  • Evaluar y atender el saneamiento ambiental básico. 
  • Medidas de protección y recuperación de la salud mental de la población afectada y del personal de atención de emergencias. 
  • No vacunar masivamente, ya que es un gasto innecesario de recursos y, en ocasiones, contraproducente. 
  • Mantener unidas o reunificar a las familias. 
  • Informar a la población sobre lo sucedido y los planes de reconstrucción. 

A continuación el comunicado completo de la academia:

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¿Cómo ayudar a los damnificados de los deslaves en Aragua?

Se puede donar los siguientes productos en centros de acopio dispuestos en varios estados del país.

  • Alimentos no perecederos.
  • Medicinas no vencidas.
  • Ropa en buen estado.
  • Artículos de higiene personal (papel higiénico, jabón, cepillos de dientes, desodorante, tampones, toallas sanitarias, pasta dental, pañales).
  • Agua potable.
  • Pastillas para potabilizar agua.
  • Pastillas para potabilizar agua.
  • Cobijas.
  • Toallas.
  • Fórmula para bebés.

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