Grotesca y desafiantemente, con ínfulas de soberanía territorial, Guyana ha reiniciado expoliaciones -pillaje- sobre la plataforma continental, Proyección Marítima (Zodimain Atlántica) de la “Zona en Reclamación”, bajo los auspicios de la supranacional ExxonMobil, mediante el desarrollo de un megaproyecto del sector petróleo y gas para la explotación convencional de crudo en aguas profundas y aguas someras, de dos pozos recién descubiertos, a saber: Sailfin-1 y Yarrow-1 en el bloque Stabroek, frente a la costa de Guyana, lo que conlleva un abanico de posibilidades para ese país, en desmedro de la nación venezolana, además de la violación iterada del Acuerdo de Ginebra (2/1966), caso que Guyana ha llevado a instancias de la CIJ de La Haya, pretendiendo apelar mediante un adefesio jurídico o sofisticación consistente en que“ se confirme la validez legal y el efecto vinculante del laudo arbitral de 1899 con respecto a la frontera entre Guyana y Venezuela”, por lo que durante 1962 Venezuela consignó una demanda ante la ONU alegando que el laudo se decidió falazmente, por colusión y dolo, en virtud de un presunto arreglo entre los delegados británicos y el juez ruso que decidió el fallo, razón por la cual lo consideramos nulo e írrito.
Por parte nuestra, estamos claros ante la realidad de un área marítima por delimitar, a demarcarse una vez resuelta el litigio pendiente entre la RBV y la República Cooperativa de Guyana, conforme al Acuerdo de Ginebra de 1966, sobredicho.
Según la consultora Rystad Energy, Exxon y su socio Hess Corp indicaron que las fases uno y dos de Liza, proyectos iniciales de ambas empresas en el mar guyanés están produciendo sobre su capacidad y han alcanzado un promedio de casi unos 360 mil bpd durante el tercer trimestre 2022.
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