Las ideas que impulsan un emprendimiento, son infinitas. Y dependen de cuánto pueden la inspiración, la confianza, la iniciativa y la voluntad, secundar un propósito. Sin embargo, en medio de estas razones está la motivación como conciliación entre el poder y el querer. Aunque deberá saberse que la inspiración es una virtud o cualidad que habita en toda persona. Luego que la inspiración emerge, no hay nada que no pueda alcanzarse. 

En principio, debe concienciarse cómo opera tan asombroso golpe de inspiración, sumado al ánimo y  la motivación. Es una bocanada de sabiduría. Y reconocerla, hace viable el camino para dominar cualquier dificultad emocional o de razón que pueda surgir desde que la idea cruza la mente humana. 

Bajo todo lo que compromete el proceso arriba indicado, llevado de la mano por la decisión empeñada, el esfuerzo realizado y la perseverancia demostrada, está lo que la teoría económica ha denominado como: emprendimiento.

Aunque de entrada debe advertirse que si bien el “emprendimiento” resulta de la gestión del “emprendedor”, sus significados son diferentes. Pues la palabra “emprendedor”, define la actitud y disposición del individuo ante el reto planteado. Mientras que el término “emprendimiento”, lo fija el proceso de negocio seguido en aras de concretar la idea soñada, anhelada. A desarrollar, o ya desarrollada. 

De manera que toda persona, tiene el potencial emocional, intelectual y de vida para actuar como “emprendedor”. Lo que fundamenta el hecho de comportarse como “emprendedor”, es la capacidad para concretar las ideas que sueña. Habida cuenta que las ideas deben encararse tan inmediatamente como sea posible. Pues las ideas levantan vuelo tan rápido como puede desvanecerse el atrevimiento de llevarlas al terreno de las realidades. Ya que lo importante no es tanto tener ideas. Lo válido, es hacer lo posible para emprenderlas. 

Precisiones conceptuales inherentes

Esa diferenciación entre “emprendedor” y “emprendimiento”, apuntala la acepción de “emprender”. Así que a los fines de esta disertación, vale traer a colación el significado de “emprender”. Por lo tanto, el término “emprender” refiere un proceso de construcción teórico-metodológico de una idea o de un hecho el cual ha de transitar por una serie de exigencias que miden el alcance e implicaciones de lo que ha de emprenderse.

“Emprender”

Así que “emprender” compromete procesos que habrán de pasearse por disciplinas cognitivas y operativas. Ello, con el objeto de calcular y asegurar cada detalle sobre los cuales se asentarán las probabilidades de éxito de la idea o del hecho. En consecuencia, “emprender” requerirá del soporte que le brindará el enfoque del mercado (demanda y oferta). Asimismo, la tecnología como razón del funcionamiento de la idea a emprender.

Igualmente, no podrá obviarse el análisis desde el concepto de negocio. Por esta razón, será imprescindible su estudio considerando los hábitos del consumidor potencial. También, desde la perspectiva de la cultura (regional, local o nacional) donde habrá de comercializarse la idea a emprender. Además, no deben desdeñarse las oportunidades y fortalezas del mercado. Tanto como las amenazas y debilidades del mercadeo. 

“Emprendimiento”

Es necesario precisar que “emprendimiento” es la culminación del proceso de “emprender”. Ese momento se encuentra sujeto a ciertas condiciones pautadas por las realidades que circunscriben el compromiso de lo que se tiene pensado en emprender. Tales condiciones están relacionadas con el modelo de negocio propuesto. También, con la publicidad que habrá de garantizar el consumo. Y con la calidad del producto o servicio emprendido. 

Por consiguiente, el “emprendimiento” se convierte en el camino expedito para formalizar un proyecto empresarial que abre las puertas al mercado. Por tanto, un nuevo negocio se convierte en causa y efecto del incremento de productividad al potenciar empleos capaces de inducir valor agregado a la economía. Y libertades económicas a la sociedad.

A manera de conclusión

Comprender  al emprendimiento como proceso de realización creativa y desarrollo humano, permite reconocer el entusiasmo que reviste al “emprendedor”. Particularmente, porque  tan profundo sentimiento de exaltación del ánimo que le produce la convicción de su capacidad o “poder”, lo hace capaz de mostrar, confirmar y ostentar tres cualidades que son propias de la condición de “emprendedor”. Son el ingenio, la inventiva y la de saber valerse del manejo consciente de los beneficios que compromete la relevante relación “circunstancia-oportunidad”.

El emprendimiento, como proceso de desarrollo basado en la confianza individual, tanto como en la capacidad de liderazgo natural del “emprendedor», recorre parajes de la teoría económica y de las ciencias sociales para estructurar la cultura necesaria sobre la cual se empinan las capacidades y potencialidades del “emprendedor. Por eso, al término de esta disertación, cabe asentir que “emprendimiento” es más que un discurso político.

https://www.analitica.com/opinion/emprendimiento-mas-que-un-discurso-politico/