Hace unos días el Centro de Investigaciones Populares Alejandro Moreno, difundió su informe sobre las Dinámicas Comunitarias: “Vivir en Venezuela”. En el documento se plasma seis meses de investigación rigurosa, con un alto nivel profesional, que describe las estrategias de vida y supervivencia de muchos venezolanos.
El centro de Investigaciones Populares, CIP, realiza estudios sistemáticos desde la socio-antropología del venezolano popular, para describir y entender su vida cotidiana, afectiva, su familia y las estructuras de convivencia colectiva, una escuela de investigación y formación con más de treinta años de servicio público, un referente necesario para todas las personas y organizaciones que trabajan en Venezuela.
En sus páginas nos encontramos con información valiosa sobre los principales problemas de la gente, el modo en que se organizan para tratar de hacer frente a la crisis, las experiencias con las bandas delictivas, el tráfico de personas y los abusos de los cuerpos de seguridad. Un compendio de experiencias vitales expresadas desde la voz de sus propios protagonistas, una investigación que nos muestra, entre otras muchas facetas de la vida del venezolano, como se vive en una familia desgarrada por la migración o la capacidad que tiene las comunidades organizadas para resistir ante los intentos del régimen de imponer una forma de “organización comunal” ajena a las propias comunidades que se anclan en el verdadero poder de lo popular.
Resulta revelador encontrar en el informe algo que veníamos percibiendo en nuestro trabajo, a saber, el rechazo que existe en el pueblo a depender de los del régimen (cajas CLAP o cilindros de gas). Aunque muchos reciben estas cajas, movidos por la necesidad, la mayoría (un 89% de los entrevistados) preferiría tener sus propias opciones basadas en una verdadera autonomía económica. La gente sabe que estas “políticas sociales” tienen un claro objetivo de control sobre las comunidades, una estrategia ajena a la vocación que anida en nuestro pueblo por ser autónomos e independientes del poder, en las propias palabras del estudio: “aunque el régimen ha diseñado políticas para contribuir una subjetividad dependiente, el impulso a la autonomía no se ha inhibido a pesar de las intenciones del Estado”.
Lo hemos visto en nuestra experiencia de trabajo en los comedores de Alimenta la Solidaridad, en los esfuerzos por la recuperación de los espacios deportivos, en el apoyo a las formas de organización popular e impulso de los liderazgos que existen en las comunidades: los venezolanos somos gente sanamente orgullosa, que quiere ser independiente y controlar su propio destino, deseamos mejores condiciones de vida logradas con nuestro propio esfuerzo, no queremos nada regalado y desconfiamos de quienes así lo ofrecen.
Los intentos del régimen por adocenar a una sociedad e imponer un liderazgo a cambio de los beneficios de las llamadas “Misiones” no encuentran el eco necesario en las personas, no suman voluntades, no convoca a la gente. Los líderes designados por estructuras verticales están condenados a marchitarse. Esto es una realidad que hemos visto con nuestros propios ojos y que queda refrendado en el trabajo del Centro de Investigaciones Populares.
En un tiempo tan complejo como el que vive Venezuela estos estudios son necesarios para quienes trabajamos con la gente, quienes hemos decidido apoyar a los verdaderos liderazgos populares que nacen y crecen arraigados en las propias comunidades, de abajo hacia arriba, luchando por resistir a los chantajes del poder y trabajando por la Venezuela del cambio que todos queremos. Agradecemos los esfuerzos del Centro de Investigaciones Populares por darle forma, y profundidad conceptual a lo que hemos constatado en nuestra propia experiencia, su investigación nos ayuda en nuestro trabajo y reafirma el compromiso de lucha y servicio por el país que todos queremos.
Para más información sobre el CIP:
https://www.analitica.com/opinion/el-venezolano-y-su-orgullo-por-ser-independiente/