A pesar de todos los cuidados que habíamos tenido con mi querida madre, de 90 años, quien había pasado invicta la pandemia con sus primeras tres olas, esta vez ella se contagió. Tuve que llevarla a la emergencia de una clínica de madrugada. Pensaba que podría hacerle el tratamiento en casa, pero se descompensó. Desde ese momento, hemos estado en un sube y baja, pasando sustos, teniendo que buscar medicamentos y equipos y teniendo que tomar decisiones.
Todo este proceso que hemos vivido y que seguimos viviendo, me tiene pensando en todos aquellos que no tienen medios para pagar una clínica, o los medicamentos, o los aparatos que se necesitan para poder tratar adecuadamente en casa a un paciente delicado de salud. Aquellos que tienen que recurrir a hospitales donde a pesar de la dedicación del personal, no cuentan con los utensilios ni tratamientos básicos para poder ayudar a los pacientes que ingresan.
Siempre pienso en ellos pero el pensamiento es más intenso cuando uno mismo está pasando por situaciones que nos hacen darnos cuenta de cuán afortunados somos incluso cuando atravesamos circunstancias difíciles.
Cualquier gobierno debe tener, entre sus prioridades la salud. Necesitamos que los hospitales funcionen y que estén completamente dotados para poder atender a quienes requieran de atención médica.
Recientemente me contaron que un niñito había sido picado por una culebra en un pueblo del interior. El niño falleció al día siguiente por no haber podido recibir la atención que requería en el lugar donde vivía. Cuántos casos como este no conocemos? Cuántas situaciones nos han conmovido cuando hemos escuchado que alguien ha fallecido por no tener la atención adecuada por falta de recursos o por falta de los medicamentos requeridos?.
Corresponde a las autoridades competentes dotar apropiadamente a los hospitales públicos. Este problema lleva décadas sin resolverse. Exijamos nuestros derechos incluso en nombre de aquellos que no tienen fuerzas para hacerlo. Esto es una prioridad que tiene que ver con la vida y la salud del pueblo venezolano y de quienes residen en nuestro país. Tenemos médicos venezolanos competentes y entrenados. Es esencial que el sistema de salud funcione y que cualquiera, independientemente de su capacidad económica, pueda tener acceso a una buena atención médica y a obtener los tratamientos requeridos según su necesidad.
Quienes tiene la responsabilidad de velar por la salud de nuestro pueblo y el poder de decisión sobre asuntos relacionados con nuestro sistema de salud no deberían dormir tranquilos mientras haya quienes no puedan gozar de una excelente atención médica independientemente de su situación económica o del lugar donde habiten.
Este es apenas uno de los problemas que requieren de solución inmediata, pero por algo hay que empezar. A quienes competa: “Empiecen!”, y no duerman tranquilos hasta que no implementen prácticas que ataquen el problema de fondo y tengan como objetivo garantizar un sistema de salud eficiente, funcional y al alcance de todos.
Prendamos una vela y pasemos la luz!
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