Cada vez es más difícil vivir en Carabobo. Quienes habitan al norte de Valencia se enfrenta a una nueva imposición: pagar más de 1.022.000 % por las tarifas del servicio del agua. Son montos que las familias simplemente no pueden soportar.
Las facturas de los edificios ubicados en la urbanización Las Chimeneas se incrementaron, de marzo a abril, en 466.000%, al pasar de 91 mil 800 bolívares a 428 millones.
En esa oportunidad, los vecinos acudieron a la sede Hidrocentro y denunciaron. Días después, la empresa publicó en sus cuentas en redes sociales un comunicado argumentando que se trató de un error.
Pero fue una “equivocación” a conveniencia de la estatal porque el mes siguiente la tendencia de aumento se mantuvo.
“Sí, hubo un error, pero a favor de ellos. Porque en la factura de mayo el monto se duplicó a 900 millones de bolívares”, aseguró, Reinaldo Tintiliani, quien vive en la zona.
Estos aumentos han significado que por cada apartamento se deba pagar entre ocho y 15 dólares.
“Son tarifas que confiscan cualquier ingreso que podemos tener en un país con un salario mínimo de tres dólares”.
Con todos los soportes en mano fueron nuevamente a Hidrocentro y la respuesta que recibieron fue que esas son las tarifas de la zona por órdenes oficinas de Caracas, tras un censo que se realizó en el sector.
“Pero aquí nunca vimos a ningún funcionario haciendo encuestas, ni mucho menos un estudio socioeconómico”.
Es así como ellos se han convertido en “personas insolventes”, como dijo la vecina Miriam Martínez, en cuyo conjunto residencial la cuenta indica que debe pagar entre 12 y 13 dólares al mes por el servicio de agua.
A esto se suma que les informaron que son tarifas ancladas al petro. “Eso quiere decir que cada vez que aumente nos va a llegar más y más caro y aquí la mayoría somos pensionados, jubilados de la tercera edad que no podemos pagar eso”.
Mala calidad del servicio
Este incremento exagerado se dio mientras que en Las Chimeneas enfrentan la agudización de la precariedad del servicio, debido a que, con suerte, sale agua de sus tuberías dos veces a la semana, por lo que deben racionar lo que tengan en los tanques o ir a pozos públicos a cargar tobos.
Y cuando sí tienen el servicio sin racionamiento lo que les llega es “agua turbia, pestilente y con sustancias orgánicas. El servicio no se corresponde con lo que nos están cobrando”, aseguró Tintiliani.
Por ahora, ellos se mantienen a la negativa de pagar las facturas pendientes hasta que desde Hidrocentro las ajusten a unas que sean cónsonas con la realidad económica de os habitantes de la comunidad.
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