Mucho se discute sobre el comunismo y su implicación en la política de Venezuela, no obstante, también se ha profundizado en su estudio historiográfico. Así podemos decir, que este se enquistó en país, al igual que ocurrió en el resto del mundo, no obstante, existen muchos mitos sobre su fundamento, evolución, y sobre todo sobre su alcance y verdadero sentido y efecto. En Venezuela no existe el comunismo que quiere endilgarse.
Durante el gobierno de Isaías Medina Angarita (1941-1945), en el contexto de la Segunda Guerra Mundial, la mayoría de los partidos comunistas del mundo se acogieron a la línea Soviética del frente antifascista, lo cual explica, en parte, el apoyo dado por los comunistas al gobierno, al adoptar una política internacional de claro respaldo a los aliados en la guerra. En respuesta al apoyo recibido, el gobierno de Medina decide la abolición del inciso VI y en mayo de 1945 la OPV vuelve a su antiguo nombre PCV, siendo este el año de su consolidación definitiva.
El hecho de que los comunistas venezolanos se acogieran al frente antifascista lanzado desde Moscú, trajo importantes consecuencias para este partido. La primera, ya apuntada, es el apoyo al gobierno de Medina; la segunda, quizás más importante, es la perdida de terreno en el campo sindical a favor de su principal competidor AD. La acción política sindical de los comunistas había sido muy importante, en especial en el sector petrolero. Ellos habían participado y organizado los primeros sindicatos petroleros que se enfrentaron al gobierno de López Contreras en las huelgas de 1936. Su control sobre el incipiente movimiento obrero va a ser, en parte echada por la borda a causa de la adopción de la línea antifascista.
En el contexto de la Segunda Guerra Mundial, Venezuela representa un importante suplidor de petróleo para poner en marcha el aparato bélico aliado. En este sentido los comunistas aplacaran posibles conflictos de parte de los trabajadores del petróleo, para impedir una baja en la producción de petróleo venezolano, que pudiera mermar el abastecimiento energético de los aliados en su lucha contra el fascismo. En otras palabras se desatiende la lucha sindical en la principal industria que existe en el país, dejando un vació que llenara el grupo de Betancourt, en plena expansión.
La posición de los comunistas ante la llamada revolución de octubre, es de un distanciamiento crítico, considerado por su apoyo al medinismo o por su enfrentamiento con AD, al que identifican como su competidor más importante de la captación de las masas. El PCV, ciertamente se pliega a la nueva situación política y participa en los procesos constituyente de 1946 y presidencial en 1947, alcanzando modestos resultados. En las elecciones para la constituyente obtienen el 3.62% de los votos y en las presidenciales, su candidato Gustavo Machado alcanza el tercer lugar con 36.564 votos, contra 227.640 votos de Rafael Caldera, quien ocupa el segundo lugar. El balance del trienio para los comunistas es negativo ya que terminan siendo ampliamente remplazados por AD.
Luego del golpe militar a Gallegos y la ilegalización de AD, el PCV logra sobrevivir en la legalidad por un breve lapso; sin embargo, la línea desarrollada desde un nuevo vocero “tribuna popular» en contra de la junta militar, determinaran su existencia en este periodo, en tanto estos partidos fueron proscritos. Tribuna popular circulará clandestinamente desde 1950 hasta 1957 bajo la dirección de Pompeyo Márquez, quien actuará amparado por el seudónimo de Santos Yorme. Durante la década del gobierno militar, el PCV; escribirá una de sus páginas más gloriosas llevando sobre sus hombros juntos a los miembros de AD que actúan en la clandestinidad, el peso de la resistencia. Nunca como en estos años, va a captar el pensamiento marxista-leninista mayor número de jóvenes en el país, generación que luego será la savia principal del proceso político de los 60’.
En 1958, a pesar de los sacrificios de sus militantes, en la lucha contra la dictadura, el PCV es excluido de nuevo sistema político tras la firma del “pacto de Punto Fijo”. Betancourt lo hace objeto de duros ataques. Así, el PCV es empujado a radicalizar sus posiciones hasta decidir enfrentarse por la vía armada a sus oponentes, diseñadores del nuevo sistema político. La dirección del partido ve en el ejemplo de la revolución cubana la posibilidad de convertirse en el conductor del país, tomando el poder por medio de la insurrección popular y la lucha armada. Sin embargo, solo a principios de 1960 comienzan a verse algunos militantes del PCV en hechos calificados por el gobierno como de “agitación subversiva”; mientras tanto, a pesar de haber sido excluido del “puntofijismo”, el PCV mantiene una pequeña representación parlamentaria, desde allí hará una frontal oposición al gobierno de Betancourt.
En marzo de 1961 se reúne el tercer congreso del PCV, en donde se decide radicalizar la oposición al gobierno de Betancourt. Al final, el congreso hace un llamado a la nación venezolana “a la lucha por la formación de un gobierno democrático patriótico, expresión de la inmensa mayoría del pueblo” y se acuña la consigna “nuevo gobierno ya”. En junio de 1961, tiene lugar el alzamiento militar conocido como el “barcelonazo”, por haber tenido lugar en esa ciudad del oriente del país. Aun cuando la acción es mayormente militar, se conoce de la participación en ella de los militantes del PCV y del MIR, por lo cual el gobierno comienza a hostigar a esas organizaciones. Se rumorea acerca del allanamiento de la inmunidad parlamentaria de los diputados Domingo Alberto Rangel y Teodoro Petkoff.
El país se encuentra cada vez más agitado el 11 de noviembre, luego de los sucesos de playa Girón, Betancourt decide romper relaciones diplomáticas con Cuba, lo cual hace recrudecer la violencia. Ocurren manifestaciones en casi todo el país, con saldo de detenidos, heridos y muertos. El 30 de ese mes los cuerpos de seguridad del Estado allanan casi todos los locales del PCV y del MIR. En 1962, a pesar de que aún mantiene su participación en el congreso nacional, el PCV y el MIR, junto con algunos militantes forman las Fuerzas Armadas de Liberación Nacional FALN. Así comienza el camino hacia la lucha armada.
En 1963, luego de la segunda división de AD, se piensa que el gobierno ha quedado en una situación de extrema realidad y la izquierda endurece sus acciones. Comienzan a actuar comandos urbanos de francotiradores que ponen en jaque a la policía y al ejército en las principales ciudades del país, pero con principal énfasis en Caracas. A mediados de ese año el Ministro de la Defensa reconoce la existencia de guerrilla en el campo. A medida que pasan los meses, va imponiéndose en el seno del PCV la tesis de la lucha armada como la solución de los problemas del país, a pesar de que no logra de ningún modo la unanimidad. La “Vieja Guardia”, del partido, con excepción de Eduardo Machado, piensa que no están dadas las condiciones políticas y sociales para la movilización guerrillera. En contraposición, el comando político encabezado por Guillermo García Ponce y Pompeyo Márquez, además del sector universitario dirigido por Teodoro Petkoff y German Lairet, están convencidos del éxito de la lucha armada. Los levantamientos militares de Carúpano, “El Carupanazo” y de Puerto Cabello, “el porteñazo”, en donde nuevamente participaran militantes del PCV y del MIR, hacen que finalmente esta tesis se imponga.
El alzamiento de Carúpano tiene lugar el 4 de mayo y 6 días después el gobierno suspende en sus funciones públicas a los militantes y prohíbe todas las actividades del PCV y del MIR. Al mismo tiempo que eran suspendidas las garantías constitucionales, fueron ocupados todos los locales sus archivos y todas las pertenencias de estas dos organizaciones. El 2 de junio estalla el levantamiento de Puerto Cabello y, según la mayoría de los historiadores esta acción marca el inicio de las actividades a gran escala de la FALN, como ente coordinador y brazo armado del PCV y del MIR. Como brazo político se establece el frente de liberación nacional, FLN, con el propósito de ganar simpatizantes a la causa guerrillera.
Además de las guerrillas rurales, que tiene lugar fundamentalmente en las montañas de Falcón, la Sierra de Aroa, el Sur del Edo. Trujillo, el Edo. Lara y la Región del Norte de Guanare y la montaña de El Bachiller, la FALN establece la famosa Unidad Táctica de Combate (UTC); las que estaban constituidas por pequeños comandos urbanos, que actuaron básicamente en Caracas, dedicados a hostigar a la policía, al asalto de bancos, embajadas y consulados, a la organización de atentados contra funcionarios de gobierno y al secuestro de personalidades, así como a la toma de poblados suburbanos, como El Hatillo, por ejemplo.
El resultado del proceso guerrillero emprendido por el PCV y el MIR, termina en una absoluta derrota militar a mediados de los años 60, derrumbándose la posibilidad de instaurar una dictadura del proletariado en Venezuela. En un pleno celebrado en 1965, la dirección del PCV admite el fracaso de las guerrillas y elabora la “fórmula de la paz democrática”. Como consecuencia, los mandos de la FALN y el FLN se dividen bajo la conducción, de Douglas Bravo, quien crea, junto a líderes del MIR, un nuevo comando unificado para continuar la guerra. En 1966, la dirección del PCV decide expulsar del partido a Bravo, quien radicaliza su posición y profundiza sus líneas de acercamiento a Fidel Castro. Finalmente en Abril de 1967 el VIII pleno del PCV, reunido clandestinamente en la cercanía de Barquisimeto, decide abandonar la lucha armada, reanudar el trabajo popular y participar en las elecciones de 1968.
Con la política de pacificación instaurada por el primer gobierno de Rafael Caldera, los partidos de la alternativa revolucionaria marxistas retornan al camino de la legalidad en la condición de oponentes democráticos y participan en los procesos electorales, a excepción de algunos pequeños grupos que persistieron por algún tiempo en la lucha revolucionaria armada, sin relevancia alguna en el acontecer nacional. Estos grupos que no se acogieron a la pacificación, como Bandera Roja y el Partido Revolucionario de Venezuela (PRV) de Douglas Bravo, van a estar constituidos por sectores disidentes no pacificados del MIR y del PCV, respectivamente. En 1994, Bandera Roja decide cerrar el único frente que según voceros de esa pequeña organización permanecía abierto, incorporándose de forma definitiva a la legalidad.
En 1970 el PCV se convierte en el escenario de un muy importante acontecimiento político: la división que dará lugar al nacimiento de un nuevo partido, el Movimiento al Socialismo, MÁS. Esta división será liderada por Pompeyo Márquez y Teodoro Petkoff y responderá a serias divergencias ideológicas y a concepciones antagónicas con respecto a la táctica y a la estrategia del PCV, las cuales venían agudizándose desde el año 1969, fecha en la que Petkoff, para ese momento miembro del comité central, publico dos libros en los que criticaba duramente la línea soviética.
Luego de eso, la reaparición de la izquierda venezolana en los procesos electorales ocurrirá, formalmente, en 1973. Sin embargo, es necesario señalar que para las elecciones de 1968, luego de abandonar la lucha armada el PCV fundo el partido Unión para Avanzar, con el que presento candidaturas en las mismas. En 1973, el PCV sufrirá una nueva división, encabezado por uno de los líderes históricos del partido: Eduardo Machado y los hermanos García Ponce, entre otros. Esta división, a diferencia de la primera estará motivada por razones electorales. Luego de eso el PCV participara como un partido más dentro del sistema concurriendo a los diversos procesos electorales con candidatos propios o incorporándose a las diversas alianzas intentadas por la izquierda, pero sin mayor relevancia dentro del aspecto político nacional.
Como consecuencia de la crisis de los paradigmas, y luego de la caída del muro de Berlín y posterior desaparición de la URSS y su bloque, el PCV se ha visto reducido a su mínima expresión, manteniendo una exigua representación parlamentaria, conservando una presencia de pequeños y pocos participativos sindicatos y en algunas universidades nacionales y liceos, en donde los sectores juveniles luchan por mantener vivo al partido.
@Enriqueprietos
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