Me pregunto ¿Qué es? Y no puedo darme a mí mismo una respuesta sencilla y clara. Desde luego no es el instrumento de identificación creado bajo el régimen del presidente Medina Angarita hace ya más de 75 años, tres cuartos de siglo, cumplidos el 18 de octubre próximo pasado, que dio a los venezolanos y a los extranjeros residentes un medio de identificación para todas las actuaciones a ser realizadas en el país, mientras que el pasaporte serviría para las actuaciones fuera del país.
¿Pretende ser un sustituto de la cédula de identidad? Desde luego que no, ya que ésta, la cédula, es de porte obligatorio, mientras que el carnet no lo es, aunque siendo un adminículo de necesario uso para obtener ciertas prebendas como por ejemplo “las bolsas clap”, impone, particularmente sobre ciertos estratos de la población, los más necesitados por contar con menos recursos, no la obligación sino la necesidad de obtenerlo.
Pudiera acaso asimilarse el carnet de la patria al “carnet del partido” que en tiempos ya idos tuvo relevancia para la obtención de un cargo en la administración pública, desde luego que no. En primer lugar, porque esos “carnets” eran suplidos por los propios partidos a los cuales se afiliaban los interesados en respaldar el ideario de uno cualquiera de ellos, o por razones menos idealistas, como obtener un cargo en la administración nacional, “estadal” o municipal y aun fuera de ellas, en los llamados institutos autónomos dependiendo de la orientación política de quien presidiera el organismo, o de su capacidad e integridad para percibir que en la incorporación de un compatriota más a la nómina sujeta a su conducción, debía primar la capacidad del aspirante para hacerlo bien y no su orientación política.
Todo ese hacer y deshacer condujo a la toma de conciencia, por parte de unos y otros, de la necesidad de regular no solo el ingreso, sino también la salida, de quienes conformaban la administración pública en sus distintos niveles, dando origen a la Ley de Carrera Administrativa, que desde luego como todas las leyes ha tenido sus pros y sus contras, dando lugar a múltiples reformas.
¿Cuál es la peculiaridad que yo percibo en el carnet de la patria?
Desde luego, el ente emisor. Si usted es miembro de un partido político, de un club social, de una sociedad filantrópica o de cualquier otro ente distinto del estado, su identificación como miembro de esa organización la provee la propia organización.
Aquí en Venezuela nosotros tenemos un estado que suple a sus ciudadanos con dos documentos de identificación: la cédula de identidad y el carnet de la patria. ¿Qué pretende el Estado Venezolano con esa doble identificación? Nada, absolutamente nada. ¿Qué pretende el gobierno del usurpador Maduro con esa doble identificación? Todo absolutamente todo.
Pretende discriminar entre los venezolanos: los carnetizados y los no carnetizados. Tal como si se tratara de los miembros de un partido y los que no lo son. Solo que la adhesión a los partidos se origina en un acto de voluntad de quien lo hace; y sabe el gobierno del usurpador que no puede forzar a la gran mayoría de los venezolanos a inscribirse en el PSUV; y por eso no es en el PSUV donde los “inscribe” sino en la “PATRIA”, de donde resulta que los que no portamos ese carnet no somos “patriotas”. El “usurpador” pretende negarnos nuestra condición de venezolanos, discriminando entre unos “venezolanos” con carnet de la patria y otros sin carnet, él cuya condición de venezolano incluso está en entredicho, pretende erigirse en juez que dictamina quienes son “más” venezolanos y quienes son “menos” venezolanos. Él que está sometido a los cubanos castristas, pretende decir quién es y quién no es “patriota”, ni siquiera eso, quién es y quién no es venezolano.
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