El combate del siglo que Efecto Humano cree poder ganar

Por ahora Efecto Humano, en mayúsculas por ser nombre propio y apellido, cree tener contra las cuerdas a Efecto Invernadero, menospreciando su potencia, experiencia y capacidad de reacción.  

Nuestra especie aterriza en Europa hace unos 40 mil años. Ya en esa época fabrica armas y utensilios de nueva generación, comparados con las producciones del Homo hábilis, tres millones de años atrás. Con ellos es capaz de derribar animales diez veces mayores que él. Paralelamente es artista, tal como lo testimonian cientos de obras de arte plasmadas en las paredes de las cavernas. En Egipto se convierte en arquitecto e ingeniero. En Mesopotamia es banquero. En Sumeria inventa el calendario, la semana y se le ocurre el día de 24 horas, la hora de 60 minutos y el minuto de 60 segundos, imbatibles desde hace miles de años. En Grecia, además de muchas otras cosas, es filósofo y sienta las bases de las ciencias. En la Edad Media erige castillos amurallados y desde ellos construye los puentes hacia el Renacimiento y el Humanismo. Surgen nuevos pensadores, científicos, escritores, poetas, artistas y hombres ávidos de cultura. En el país galo hace la Revolución Francesa y crea los Derechos del Hombre. Simultáneamente, del otro lado del charco, en Inglaterra, hace la Revolución Industrial. 

El Homo Industrioso todavía no conoce a Efecto Invernadero, pero tampoco es consciente de que él se perfila como Efecto Humano, pues ignora las consecuencias de sus propios actos e inventos. No sabe que el humo negro de sus novedosas chimeneas y locomotoras comienzan a molestar a Efecto Invernadero. Todavía ignora que es cuestión de tiempo para que sus emisiones de chorros de toneladas de dióxido de carbono (CO2) exacerben a su futuro  enemigo. No sabe que está por comenzar la pelea del siglo, ni que él va a ser uno de los contrincantes.

La Revolución Industrial, basada principalmente en la producción textil, unos años después cruza el Atlántico, donde adquiere la forma de revolución agroalimentaria, abaratando y masificando la producción de alimentos y otros bienes de consumo masivo. El carbón y la máquina de vapor inglesa van dando paso a nuevos patrones energéticos y nuevas máquinas. Entran en escena el petróleo, la gasolina, el gasoil, el gas y la electricidad. Pronto se multiplican los motores de combustión interna y las máquinas eléctricas por todo el orbe. El carbón ha sobrevivido hasta nuestra época.

Ya sabiéndose Efecto Humano, y que sus actos fortalecen a su adversario, es inexplicable que aun así lo vaya engordando con sus gases tóxicos, que pronto convertirán a Efecto Invernadero  en un enemigo implacable, obeso, difícil de vencer… a menos que Efecto Humano cambie de actitud, lo cual se está tardando más de la cuenta.

Conforme pasa el tiempo, y a pesar de las advertencias de la ciencia, Efecto Humano va avanzando en su intervención del planeta. Sus hazañas lo convierten en dueño de todo. Finalmente hasta Dios se cree, capaz de neutralizar los mecanismos de defensa de la Madre Tierra, sin cavilar que ella acumula cuatro mil millones de años de experiencia y es invicta en mil combates que le han tocado. Con sus armas ha logrado mantener la biodiversidad durante millones de años y no ha permitido que ninguna especie se imponga por mucho tiempo sobre las otras. Efecto Humano, hasta ahora, es el más complicado de los huéspedes aterrizados en su rotatorio hotel Azul. 

Para tratar de regularlo ha lanzado a su muchacho al ring de boxeo. La pelea ya ha comenzado. Efecto Invernadero, en defensa de su mentora, ha mostrado sus guantes en este 2021. Incendios del tamaño de dos países, mega inundaciones express hasta las narices, pelotas de hielo cayendo del cielo abollando y rompiendo casas y coches hasta en los asoleados países del Caribe. Fenómenos nunca vistos en magnitud, frecuencia y simultaneidad global. Son derechazos e izquierdazos de Efecto Invernadero lanzados sobre el cuerpo de un sorprendido Efecto Humano.

Tenemos que ser conscientes de que no podremos derrotar al planeta. Debemos parar la pelea y hacer las paces con nuestra querida Madre Tierra. Es imprescindible hacerlo. Si no lo entendemos, seremos derrotados por nocaut fulminante. Tenemos que unirnos para evitar la derrota del Homo sapiens. Nuestra especie tiene demasiados lados buenos para que se pierda. No hay plan B.

https://www.analitica.com/opinion/efecto-humano-versus-efecto-invernadero/