El régimen actual acabó con nuestro signo monetario; nos arruinó, pues anuló, casi radicalmente, dicho signo; perdió todas sus cualidades y atributos como medio de intercambio, lo que provocó su fobia y, en efecto, que los sectores económicos utilizaran divisas para efectuar sus operaciones de intercambio en función de un mercado paralelo. Dentro del contexto hiperinflacionario actual, también dolarizado, el bolívar cumple, apenas, una función etérea y quizá folclórica, de álbumes, catalizada desde 11/2017, cuando el ejecutivo anunció la dolarización “de facto” (informal);  luego, cuasi formalizada por el TSJ, mediante jurisprudencias sobre algunos casos específicos, tales como los de pagos de honorarios y otros servicios profesionales, pese a las frases alocadas de NM, tales como: “el perverso dólar paralelo que vamos a pulverizar…”, en 2013; luego, en 2014, “ el dólar paralelo en la realidad económica venezolana no existe, nos lo quieren imponer como instrumento de guerra financiera, monetaria, psicológica y política”. Paradójicamente, en 5/2015, dijo: “…en Venezuela no va a haber no ha habido ni habrá dolarización; nuestra moneda es y será, orgullosamente, siempre, el bolívar…”.

La dolarización, algo narcoprocedente, ha enturbiado, totalmente, el panorama sociopolítico y socioeconómico venezolano, pues han surgido los espacios de lujo y  un capitalismo bodegonero espectacular, para acceso absoluto de un público pudiente, representado en la divisa estadounidense. Los demás, ¡fuera! (desigualdad socioconómica).

Por otro lado, tenemos al BCV/SMC, que evidencia una dolarización cuasi oficializada.

Obviamente, NM se halla atrapado en una crisis de divagaciones, por su desgobierno, y pretende ganar tiempo  de sobrevivencia en  el ejercicio de un  poder estéril, errático e ímprobo, que ha propiciado, entre otras, la exclusión de Venezuela, con toda justeza, de la Cumbre de las Américas.

https://www.analitica.com/opinion/dolarizacion-y-desigualdades/