Los feligreses del mundo, a pesar de la pandemia de coronavirus, celebran la Semana Santa durante estos días. Este 2 de abril se conmemora el Viernes Santo, en donde los católicos recuerdan la crucifixión y la muerte de Jesús de Nazaret, representando una de las más grandes celebraciones del cristianismo.
Después del Jueves Santo, en donde se conmemora la Eucaristía en la última Cena y el lavatorio de pies, llega el Viernes Santo. Después de reunirse con sus apóstoles, Jesús es detenido por las autoridades e inicia la Pasión de Cristo, algo que se celebra en las iglesias católicas, protestantes y ortodoxas.
El medio diario As señala que el Viernes Santo se origina como una conmemoración de la muerte de Jesús, ordenada por el romano Poncio Pilato. Cristo se proclamó “Rey de los Judíos” y la festividad representa el sufrimiento que soportó en el camino a la cruz en el Monte Calvario.
Los Evangelios exponen que Jesús fue despojado de sus ropas, golpeado y agredido con piedras. Posteriormente, le pusieron la corona de espinas y le obligaron a cargar la cruz hasta el Monte Calvario, en las afueras de Jerusalén.
Jesús fue crucificado junto a dos ladrones, con un cartel que decía: “Jesús el Nazareno, Rey de los Judíos”, de donde provienen las siglas “INRI”. En ese lugar Cristo pronunció las siete palabras durante la crucifixión, base profunda durante la jornada por parte de fieles.
Liturgia del Viernes Santo
En el Viernes Santo no se celebra la Eucarística y, en su lugar, se realiza la Liturgia de la Pasión del Señor en la tarde del viernes. Este acto se hace a la hora en que se sitúa la muerte de Cristo en la cruz, y su muerte y tortura son los protagonistas del Vía Crucis.
En este acto, los cristianos reviven las etapas de la muerte de Jesús, en las 14 estaciones, desde su condena hasta su entierro. El color litúrgico es el rojo, en honor a la sangre derramada, y en la tradición cristiana no se come carne como penitencia, pero puede llegar a hacerse un ayuno completo.
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