La teoría económica, en algunas ocasiones, explica problemas que en teoría política lucen confusos. Igual sucede a la viceversa. Esto ocurre por causa del concurrido número de variables del problema que dificultan su comprensión. Por tanto se dificulta avizorar las realidades correspondientes. Sin embargo, la proximidad de la economía con las ciencias sociales, ayuda a organizar explicaciones cuyas respuestas propenden a dar con aclaraciones más cercanas al problema en cuestión.

El caso que mejor da cuenta de la proporcionalidad entre situaciones análogas, expuestas con base en la economía y la política, tiene que ver con acuerdos que buscan alcanzar rendimientos máximos en el contexto de situaciones diferentes. Específicamente, en términos de la organización y funcionalidad de cada realidad. Y de cada explicación.

Lo que la teoría económica analiza bajo la Ley de los Rendimientos Decrecientes, la teoría política lo considera desde la perspectiva de la Ley de las Coaliciones Reducidas. En ambos casos, pretende considerarse el beneficio, ganancias o ventajas de posible obtención en el marco de un conflicto de intereses probables de compartir.

Esta disertación, busca debatir las excusas que recién se hicieron públicas y caracterizaron la medida tomada por la cúpula del Grupo de los Tres. Los personajes protagonistas de la situación, dieron con un legalismo, considerado por estudiosos de la política, un exabrupto jurídico. En consecuencia, lograron arremeter contra la figura del presidente interino, encarnado en la persona del presidente de la Asamblea Nacional venezolana electa en diciembre de 2015. Dicha situación, obliga a una retrospección politológica del caso. Así será posible proceder al análisis del problema constituido por el viciado disfrute del poder (político).

El análisis histórico en la base del problema

Aunque la brevedad está de por medio, la contextualización de dicho problema es imprescindible. En principio, pareciera oportuna la opinión de Nicolás Maquiavelo, por cuanto podría resultar de una lograda pertinencia.

Refería Maquiavelo en El Príncipe, que “mientras se les hace bien desde el poder político a individuos adversos a la causa del gobierno, podría vivirse el riesgo de contarse con hombres no siempre excelsos en virtudes. Ofrecerían sus bienes y hasta su vida; pero todo ello durará mientras el peligro esté lejos. Porque cuando esté cerca, la voluntad y la ilusión depositada en ellos desaparece al mismo tiempo. Y el gobernante que se fía de las adulaciones, estaría perdido. Y los amigos que se adquieren a costa de dinero y no con desinterés, dejan de serlo cuando sobrevienen los contratiempos de las circunstancias”.

El problema en que se ahogan países cuyas políticas son más desconcertantes que precisas, se debe al egoísmo morboso y abusivo del hombre. Especialmente del hombre que desde el poder, busca embucharse de dineros impropios sin medida alguna. Y de esas realidades, el mundo de la economía y la política, está saturado. Situaciones estas que se repiten sin poder evitarlas. José de Sousa Saramago, escritor portugués, aludía lo siguientes: “Hay que recuperar, mantener y transmitir la memoria histórica porque se empieza en el olvido y se termina en la indiferencia”

Lo mismo tiende a suceder, cuando las coyunturas abren el paso que tiende a darse entre la desilusión y la desesperanza. Acá es donde suele incitarse la incursión del miedo. El mismo, inducido muchas veces como control impuesto por el actor dominante. Ahí, el poder busca justificar sus decisiones con base en axiomas de la política y de la economía.

La situación política recién vivida en Venezuela por causa del urdido desencuentro entre miembros de la cuestionada congregación de enfermizos politiqueros, conocida por el remoquete de G-3, es expresión palpable de lo urdida que es el ejercicio de la política.

Quienes organizaron tan felona acción, son personajes cuyas conciencias y dignidades fueron vendidas al régimen usurpador y opresor venezolano. Así, decidieron el desarreglo de la fórmula política de la cual pendió la presidencia interina del país, acordada en Enero 2019. Y tan cuestionado acontecimiento, tiene en ascuas la recuperación de la democracia nacional tal como inicialmente fue ponderada.

Una terrible crisis política en ciernes

La debilidad moral de la facción “opositora” representada por esos connotados personajes del G-3, redimió unas cuantas cuotas de morosidad que comprometían al régimen opresor con deudas adquiridas en torno libertades y derechos humanos conculcados. La ocasión de golpear la institucionalidad democrática tocó la puerta del escondrijo  donde se reunieron los cabecillas del G-3. Fue así como trazaron la conspirativa decisión de desmantelar el aparato ideológico que cimentó las expectativas de reconquistar el país perdido entre discordias y ruinas en lo que ha corrido de siglo XXI.

Y aunque en principio, todos esos insidiosos de “corbatines rojos” creyeron que “se las habían comido”, el disparo al corazón político del venezolano de pensamiento y actitud libre no fue certero. No dio en el mero centro de la diana. El proyectil les rebotó. Seguramente debió haber tomado otra dirección que por efecto boomerang, está corriéndose el riesgo que vuelva a al punto de partida con el consecuente daño que ocasionaría su explosión.

De manera que no importa si la conjugación de las teoría económica y política, luzca plausible al momento de establecer la indecente ruta calculada a la sombra de la lúgubre oscurana. Ambiente donde habitualmente conspiran los traidores. Incluso, muy a pesar de que su maléfico plan fue calculado en concordancia con el aforismo que exhorta la economía. Y que refiere que toda operación económica debe alcanzar “el máximo beneficio con el menor esfuerzo”.

Pero aunque para la política, la propiedad conmutativa de la suma no vale lo que representa para el mundo económico, de ella se agarra la economía para asegurar el éxito que lleva a fraguar negocios. Por supuesto, apostando sus razones a conjeturas eventuales. Éstas, de máximo provecho para la política.

De forma tal que, habrá de tener el mayor cuidado navegar por cauces de aguas oscuras. Pues no sería raro que el tiro cambie de dirección y alcance al otro. Es el caso que explica el fenómeno político del retorno imprevisto. O sea, cuando el tiro impacta al primero…

https://www.analitica.com/opinion/cuando-el-tiro-impacta-al-primero/