Sí, el pueblo chileno despertó a tiempo y salió a votar NO, en la consulta refrendaria convocada para la aprobación del proyecto de Constitución, elaborado por un elenco de ciudadanos extremo-izquierdistas, aquí mejor conocidos como ÑÁNGARAS, llamada a sustituir la redactada por los tinterillo de la dictadura militar encabezada por el general Augusto Pinochet. Sí, salió a pararle el trote al Foro de Sao Paulo, aquelarre del socialcomunismo en el cual se destilan “pócimas” para las tácticas de combate, que van desde el reclutamiento de jóvenes con potencialidades para el liderazgo, previamente engatusados mediante la prédica de preceptos aglutinados en la falacia de la democracia participativa y protagónica, hasta el asalto al poder por cualquier vía, con preferencia la rápida o revolucionaria del golpe de Estado, que justificarían como apoyo a la prefabricada insurrección popular; sin duda, medios idóneos para la destrucción de todo lo preexistente.

Pero de no contar con la fuerza necesaria para una acción armada con posibilidad de éxito, optan por vestir los arreos democráticos y emprender, desde el interior de las instituciones, la tarea destructiva de los fundamentos políticos y morales del Sistema, haciendo uso y abuso de las libertades que el mismo les garantiza, en especial la de expresión. Por ejemplo, los hecho de corrupción que deben ser denunciados y condenado, sin importar la dimensión del hecho delincuencial ni el nivel o filiación del delincuente. Pero también es igualmente delincuencial el uso político-desestabilizador que se da a la denuncia. Acusan de ladrón al gobierno y no al funcionario corrupto. No señalan la manzana podrida sino al manzanero. Atacan al Sistema por mampuesto.

Con frecuencia las denuncias carecen de elementos probatorios, pero en el combate político que entablaron todo vale. Para los portavoces del Socialcomunismo de siglo XXI ese es un pequeño detalle que carece de importancia. Son denuncias genéricas, sin nombre ni cédula de identidad y al que le caiga que se la chupe, al estilo impuesto por el difunto José Vicente Rangel. Pervierten la lucha por el rescate de la moral pública, pero eso tampoco les importa. Importa que el “misil” rompa la línea de flotación del Sistema. Y, utilizando las libertades que le son inherentes, convocan protestas callejeras y sueltan la rienda al vandalismo destructor de la propiedad pública y privada.

 Tal ha venido siendo la táctica de combate del Socialcomunismo puesta en práctica en varios países, con resultados previstos. Pedro Castillo en Perú, Gustavo Petro en Colombia y Gabriel Boric en Chile. Todos afanosos  refundadores de repúblicas, según instructivo aprobado por el Foro de Sao Paulo. Sin sutilezas trastocan el sistema democrático por el socialcomunista en constituciones que, cuando pueden, hacen aprobar con mano y voz alzadas.

A mi modo de ver el pueblo chileno, luego de haber sufrido la deriva socialcomunista de Salvador Allende, la sanguinaria tiranía de Augusto Pinochet y mirarse en el espejo venezolano, “olfateó” el monstruo camuflado en el articulado del proyecto de Constitución. No quiso correr el riesgo de las carencias, unidas al desempleo y la inseguridad representada por las Brigadas Rojos controlando las calles, ni la posibilidad de enfrentar un Pinochet redivivo.

En 2007, Chávez convocó a referéndum aprobatorio de la reforma de 69 artículos de la Constitución de la República, con lo cual barnizaría de constitucionalidad la deriva autoritaria del socialcomunismo que ya transitaba. Fue derrotado. Pero sus tinterillos, más que lambiscones que perro faldero, le desbrozaron el camino para legalizar la reforma derrotada. La vía de escape fueron los Decretos con fuerza de ley. Así pervirtió el Derecho Constitucional, arruinó al país y “pavimentó” los caminos de la diáspora.

Ojalá que la Constitución de la República de Chile no contenga en su articulado, incluidas las disposiciones transitorias, esa manga ancha por donde se cuele el autoritarismo del Socialcomunismo
del Siglo XXI.                                                                                                                                                                                                                        

https://www.analitica.com/opinion/chile-derroto-al-foro-de-sao-paulo/