Ridículamente, el trío boicoteador (coaccionante) urdido desde Caracas, al que luego se sumó AMLO y se intentó incorporar a Alberto Fernández, no logró su objetivo, aun cuando apelaron  a otras opciones, como por ejemplo, la de una caravana, tarifada, de venezolanos migrantes a México, a lo que el presidente Biden respondió, pertinentemente, mediante el cierre de la frontera. No obstante, el canciller mejicano, Marcelo Ebrard, en actitud exabrupta, “advirtió” que: “las reglas entre EEUU y América Latina deben cambiar”, como por avalar otro exabrupto de AMLO, quien “pide una sustitución de la OEA por un organismo que no sea lacayo de nadie”, en defensa de la dignidad de Cuba y en contra de la hegemonía estadounidense. Quizá, enceguecido por su ira, muy propia de todo comunista trasnochado, AMLO no reflexiona que dos negaciones generan una afirmación. En efecto, la OEA podría continuar cumpliendo sus funciones estatuidas en la Carta Democrática Interamericana, siempre en defensa del sistema democrático y rechazo a las tiranías y/o regímenes de facto. Tal aspiración y/o propuesta está latente desde la VI cumbre del CELAC llevada a cabo en México, durante 9/2021, cuando se debatió sobre un eventual reemplazo de la OEA, por razones estratégicas: previsión y habilidad política que muchos dignatarios latinoamericanos han desarrollado desde los inicios, décadas atrás, de de la revolución cubana y, ahora, de la bolivariana. Se entiende, claramente, que CELAC debería reemplazar a la OEA. Cambio que, hasta ahora,  afortunadamente, no ha cristalizado. Pues, de cumplirse, Latinoamérica entera consolidaría su infortunio e involución a manos de los líderes izquierdistas del Foro de São Paulo, que junto con la narcotiranía de NMM está detrás de Gustavo Petro, Daniel Ortega y Miguel Díaz-Canel.

No obstante, un asesor de Biden ha confirmado que “EEUU asistiría a una Cumbre de Américas con Cuba y Venezuela”. Pero, no en territorio estadounidense puesto que EEUU siempre está dispuesto a dialogar y una posible reunión con Nicolás Maduro. Discurso elocuente y sobrio fue el del presidente Duque de Colombia: objetivo, preciso, muy propio de la diplomacia colombiana. Queda en claro que la actitud inquisidora y hegemónica de EEUU es solo una tergiversación, adrede, (paranoica) de sus desafectos, los países cuyos regímenes son autoritarios e irrespetan los ddhh.

https://www.analitica.com/opinion/boicot-frustrado/

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