Efectos de un capitalismo salvaje y agiotista, así como de democracias exclusivistas y/o sectarias, desde el decenio 1950-1960 etapa decisiva de la guerra fría, mediante acometidas narcoguerrilleras, por el Caribe y América Latina, monitoreadas desde la exURSS, esa herejía contemporánea de socialismo/ se ha venido encumbrando sofísticamente, en cuyo mapa sociopolítico la izquierda acopia cada vez más espacios y voluntades ingenuas; la elección de Gustavo Petro en Colombia, exguerrillero del M-19 y ahora la de Luiz Inácio Lula da Silva (Lula) en Brasil, cofundador, junto con Fidel Castro, de una transnacional narcocomunista, red criminal, denominada Foro de Sao Paulo, auspiciada, con fines antidemocráticos y desestabilizadores hacia fines del decenio 1990 materaliza inobjetablemente, las muestras nocivas más evidentes y actuales de “triunfos” en regiones de vulnerabilidades socioeconómicas y sociopolíticas de envergadura, más una desigualdad exponencial ostensible.

Asimismo, Chile y Honduras votaron con precisión (¿?) por presidentes izquierdosos para revezar a líderes de derecha, lo que acrecentó un cambio implícito y relevante que tiene su data en el hemisferio. Y, por subestimación, responsabilidades directas y exclusivas de EEUU y la UE de un enemigo, sin apología, tan perspicaz.

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