Antonio De La Cruz

El régimen de Nicolás Maduro causa la escasez de productos refinados de petróleo en Venezuela con el objeto de reforzar la narrativa del restablecimiento del canje de petróleo por diésel. También para justificar la presión que ejercen a la administración de Joe Biden las empresas petroleras Reliance Industries Ltd, Repsol S. A., y Eni S. A.; la Oficina de Washington para América Latina (WOLA por sus siglas en inglés); y grupos de lobby para que revoque la prohibición del swap de combustibles, tomada por Donald Trump contra el sucesor de Hugo Chávez en octubre de 2020.   

Han transcurrido casi dos meses desde que Biden asumió la Presidencia de Estados Unidos y no hay señales de querer levantar unilateralmente las sanciones contra el régimen de Maduro. La Casa Blanca ha dicho: “No tenemos prisa”. 

El apuro está del lado de Maduro y Cuba. El primero porque necesita seguir alimentando la corrupción de las mafias que los sostienen —sobre todo el Alto Mando Militar–. Y el régimen comunista cubano requiere el suministro de combustible (diésel) venezolano para las plantas termoeléctricas, fundamental para reducir el racionamiento eléctrico en la isla. 

Para satisfacer al generalato venezolano y el régimen castrista, Maduro y compañía sacrifican el mercado interno de Venezuela en un juego suma cero. 

Una parte de la producción nacional de diésel es enviada a Cuba. Otra está comprometida por la exportación de fuel oil al mercado asiático. En consecuencia, la oferta de gasoil en el mercado interno es insuficiente para los vehículos de carga pesada. 

En febrero, el día 22, el diario El Carabobeño reportó que un buque, el Alicia, zarpó cargado de diésel desde la refinería El Palito, en el estado de Carabobo, hacia Cuba. Y dos semanas después, el 10 de marzo, el tanquero cubano Sandino partió a la isla con fuel oil desde la refinería Amuay en el estado Falcón, según la información publicada por Armand Delon en su cuenta de Twitter.    

Además, en febrero, las exportaciones de hidrocarburos venezolanas se vieron impulsadas por un mayor número de cargamentos de fuel oil con destino a Asia, entre lo poco que Venezuela produce por encima de la demanda interna. Según los datos y documentos de seguimiento de tanqueros petroleros de Refinitiv Eikon, en enero exportó 105.740 bpd y en febrero aumentó a 155.220 bpd.

 

 

Un artículo del ingeniero Nelson Hernández, publicado por Cedice en mayo de 2020, señala que Venezuela cuenta con 138.000 vehículos con motor a diésel que consumen 30 litros diarios cada uno, lo que genera una demanda de 35.000 barriles por día. Agrega Hernández que “si le aplicamos lo concerniente a la recesión económica —PIB de Venezuela en 2019 y en 2020: -35% y -10% respectivamente, según el FMI— tenemos que para 2019 ese consumo debió alcanzar los 26.000 barriles por día”. 

Además, asegura que el parque refinador venezolano se encuentra operando a 13% de su capacidad. Así que, si tomamos en cuenta que el rendimiento promedio de producción de derivados por cada barril de petróleo es de 20,1% en lo que se refiere a diésel, obtenemos 34.000 barriles por día de este combustible. Un volumen que incluso fue ratificado por el diputado a la Asamblea Nacional de 2015 Carlos Valero, quien dijo que Venezuela “produce 42.000 barriles diarios”.   

El diésel se ha convertido en el bien más preciado por las mafias del contrabando de combustible en Venezuela. Los márgenes de ganancia en el mercado negro fronterizo hacen que escasee en las estaciones de servicio. El precio del litro en Cúcuta, Colombia, es de 0,52 dólares y en Boa Vista, Brasil, de 0,81 dólares; mientras que en Venezuela no se paga nada por este combustible. 

En conclusión, la escasez de diésel en Venezuela es causada por el régimen de Nicolás Maduro al priorizar los envíos a sus socios de Cuba, a los que manejan la exportación fantasma de hidrocarburos al mercado asiático y a los mandos militares que controlan el contrabando de extracción de combustible en Venezuela. 

El exchofer de Metrobús está dispuesto a mantener la crisis humanitaria en tanto y cuanto le sirva para que la administración de Joe Biden reverse la orden de prohibición del swap de diésel por petróleo vigente desde noviembre del año pasado. Si en verdad quisiera resolver la crisis no emplearía el racionamiento interno, sino que recortaría los envíos a Cuba y tomaría medidas para acabar con el contrabando de este producto.

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