El presidente de la Asociación Nacional de Supermercados y Afines (ANSA), Italo Atencio, informó que ante el incremento en el costo del combustible y otros elementos de la economía es necesario revisar los precios acordados para los productos hace un tiempo atrás. Habría hecho énfasis en que se debe definir cuál es el precio justo y de equilibrio para todos los elementos de la cadena.

Con respecto a la recientes fiscalizaciones realizadas por la Superintendencia Nacional de los Precios Justos (Sundde), señaló que las mismas responden al «temor» de que con el redondeo de la moneda se pueda a producir «una inflación desenfrenada».

Detrás de la solicitud de ANSA se evidencia un severo problema derivado exclusivamente de responsabilidades públicas, por un lado en materia de estabilización macroeconómica y la persistencia de la inflación, y por el otro lado, el pinzamiento de márgenes que se produce una vez numerosos insumos aumentan sus precios -incluso muchos en manos del estado, como el combustible- e indefectiblemente, se producen rezagos en el ajuste de los precios regulados.

Vale destacar que la cíclica o coyuntural reactivación de las fiscalizaciones por parte de la SUNDDE -en franca contradicción con quienes aseguran que nos encontramos en una fase liberal de la revolución(?!)- coincide con la reconversión monetaria, así como con la proximidad de las elecciones regionales.

Respecto a la reconversión y la insistencia por parte del oficialismo que la primera podría ser aprovechada por empresarios para especular, ya habíamos escrito un artículo que con detalle explicaba que dicha hipótesis no cuenta con fundamento ni lógica alguna. La reconversión constituye simple cosmética monetaria, y los precios de mercado no dependen de ésta sino de las condiciones del mercado. Es decir, ante la pregunta ¿si una empresa, incluso siendo monopolista que había fijado su precio previamente a la reconversión, ahora producto de la reconversión tendría incentivos para incrementar su precio?. La respuesta es No. Y no aumentará su precio, porque la pérdida de ingresos asociados a la demanda marginal sería superior a los ingresos que se derivarían de un incremento de precios para explotar a los demandantes cautivos (Por ello, una empresa monopólica opera donde la demanda es elástica, porque ya estaría ejerciendo su poder de mercado, no lo hará producto de una reconversión monetaria).

Siendo que no existe microfundamentos referidos a conductas especulativas para las fiscalizaciones de la SUNDDE, caben como hipótesis, por un lado, la proximidad de las elecciones y, por el otro lado, querer hacer ver que algo se hace en materia “inflacionaria” una vez que la propia reconversión monetaria constituye evidencia de la destrucción del valor de la moneda. Una vez que la inflación no constituye un ejercicio de poder de mercado en términos microeconómicos sino un fenómeno macroeconómico y monetario, se estaría actuando, como de costumbre, sobre consecuencias y no sobre las causas.

Adicionalmente, el fenómeno de pinzamiento de márgenes evidencia lo complejo e imperfecto del proceso de control de precios. Más allá, en ausencia de monopolios, es decir, en mercados potencialmente competitivos, los controles de precios carecerían de fundamentos, no solo económicos sino legales y constitucionales (especialmente cuando existen instrumentos de política distintos a los controles de precios que lesionan derechos de propiedad, como sería el caso de la política tributaria).

Todo lo dicho hasta ahora se encuentra lejos de ser retórico. En ese sentido, la preocupación de ANSA resulta legítima en términos de evitar que los incentivos a la oferta a lo largo de la cadena se vean lesionados producto del pinzamiento de márgenes, pero la solicitud que realizan de una actualización de los controles de precios y de los precios regulados, constituye un error. Sin controles de precios y precios regulados congelados ante escenarios inflacionarios, no podría producirse pinzamientos de márgenes.

Venezuela requiere revisar dicha política no solo por su falta de fundamentos, como ya se ha expuesto, sino porque basados en la evidencia, los controles de precios han resultado si no ineficientes, han constituido una de las causas del alza de los precios y del desabastecimiento en nuestra economía.

La otrora excusa de otorgamiento de dólares oficiales que pudo constituir un subsidio y una renta a las empresas ha desaparecido. Las buenas prácticas regulatorias exigen una revisión y un levantamiento de los controles de precios como operan en Venezuela porque entre otras han reducido los derechos de propiedad a una concesión graciosa del gobierno -una de las principales barreras a la entrada y a la recuperación económica del país-.


Economista UCV. Profesor de Estrategia Competitiva y Digital, Universidad Torcuato Di Tella.

https://www.analitica.com/opinion/ansa-y-su-solicitud-al-ejecutivo-nacional/