“Toda simulación en los actos o en los dichos representa una estafa al conjunto social que, honestamente, me repugna”. Alberto Fernández

Le preguntaron a un hombre cómo había sobrevivido su matrimonio durante seis décadas. Respondió que se habían dividido las esferas de decisión; él se ocupaba de lo importante mientras que ella de lo menor. “Es simple; lo mío son los conflictos mundiales, el cambio climático, la geopolítica internacional, etc.; y ella de dónde vivimos, qué hacemos con el dinero, cuántos hijos tenemos, cómo los educamos, qué comemos, etc.”.

El miércoles, en medio de la monumental crisis que ha generado el cuarto gobierno kirchnerista, se reunieron los ministros con la ausencia de Sergio Aceitoso Massa, responsable de la catastrófica economía. Apareció Alberto Fernández y les dedicó un discurso de diez minutos, referido exclusivamente a la paz en Ucrania y la propuesta que llevará al respecto a Emmanuel Macron, en Paris; una versión señala que tanto Vladimir Putin cuanto Volodomir Zelenski la están esperando con ansias.

La administración del país quedó en las impolutas manos de la jefa de la oposición, que la conducirá con mano de hierro hasta su regreso de tan esencial periplo, que incluye a la paradisíaca isla de Bali para discutir acerca del clima del planeta con la ausencia de los principales países contaminadores. Cuando vuelva el viernes 18, escuchará los ecos de la flamígera perorata que ella seguramente le habrá dedicado el día anterior por la forma en que gerencia este miserable populismo sin dinero, por su resistencia a convalidar el sacrificio de las paritarias en el altar de un bono fijo y, sobre todo, a suprimir las PASO para habilitar el “dedazo”.

Lo cierto es que la emperatriz hotelera ve crecer a su alrededor un bosque de rejas y, naturalmente, se desespera. Más allá de las sentencias que prometen comprometer, al menos, su libertad de movimiento por los innumerables delitos cometidos, está delineando la batalla que se convertirá, sin duda, en un monumental conflicto de poderes. De su lapicera, que sí tiene tinta, surgirá un levantamiento del Senado contra la Corte Suprema por el fallo que, condenando el ardid para robar a Juntos por el Cambio el sillón que le correspondía en el Consejo de la Magistratura, lo devolvió a Luis Juez. ¿Qué hará la Corte cuando el H° Aguantadero insista en designar a Martín Doñate, desconociendo lo resuelto?, ¿se resignará pacíficamente a ser desobedecida, como hizo en el caso del Procurador de Santa Cruz, Eduardo Sosa, que nunca fue repuesto en el cargo, o definirá la maniobra como lo que sin duda será, un real golpe de Estado? Los cómplices de la PresidenteVice en su fraudulenta acción deberían recordar cómo fulmina el artículo 227 del Código Penal a quienes lo intenten.

Pero, aún así, no será el mayor ataque de nuestra peculiar reina a la República. En los próximos meses, seguirá impulsando un incremento en la ya sideral deuda pública, la aceleración de la inflación, el aumento del gasto, llevándonos hacia la reedición del “rodrigazo” y ocupando todos los estamentos del Estado con militantes que actuarán como quintacolumnistas para hacer fracasar el futuro. Para ello, contará con la esencial colaboración de los reiteradamente empoderados y enriquecidos gerentes de los movimientos sociales y con Hugo Moyano y su patota, todos los cuales se han comprometido a resistir, a como dé lugar, cualquier cambio en el status quo corporativo que tanto daño nos ha producido durante 77 años.

Durante los gobiernos de Néstor y Cristina, se decía “la soja es kirchnerista”; hoy los vientos han borneado y vienen de frente con intensidad de temporal. China se está desacelerando y, con ello, reduciendo sus compras de nuestros productos; los precios de la energía siguen en las nubes; la inexistencia de reservas está paralizando la producción por la falta de insumos importados; y la persistente “Niña” está castigando a niveles nunca vistos al campo y garantizando la falta de dólares, como mínimo, hasta la llegada de la cosecha gruesa, o sea, durante todo el verano.

¿Con qué armas defenderá el Aceitoso las metas fijadas por el acuerdo con el FMI de los avances del Instituto Patria para reflotar un “plan platita II”? ¿Tendrá que soportar una diatriba destituyente de la inédita jefa de la oposición cuando ésta hable el jueves próximo en La Plata? ¿Cuán lejos estamos de una híper con índices mensuales que arañan el 7%? Y la esencial: las bombas que han cebado, ¿estallarán en las manos de los Fernández² o podrán retardarlas hasta entregar el poder?; de eso dependerá la supervivencia del kirchnerismo, después de ser parte esencial de un gobierno fracasado que ya tiene fuerte olor a calas. Los grandes machos-alfa del peronismo territorial siguen atados a la voluntad de Cristina y le han perdonado –algo inédito- haber sido la mariscala de la derrota en tantas elecciones (2009, 2013, 2015, 2017 y 2021). ¿La acompañarán hasta la puerta del cementerio o se enterrarán con ella?; sería la primera vez en que el movimiento no obedeciera su regla de oro. La progresiva separación de las elecciones locales de la nacional puede ser la respuesta.

Hundidos en una ciénaga inconmensurable, nuestra gran esperanza radica en que la oposición continúe unida cuando deba aprobar el plan de gobierno que están elaborando las fundaciones partidarias; el sector de Miguel Angel Pichetto ya presentó el suyo (por cierto, excelente) y la próxima semana se hará una reunión general para compatibilizar las propuestas. Luego, llegará la hora señalada porque, quien triunfe en 2023, sólo podrá ofrecer, sin mentir, “sangre, sudor y lágrimas”.


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