Se cumplieron seis meses de las elecciones presidenciales del 28 de julio, con las que, sin mostrar las actas de votación, el Consejo Nacional Electoral (CNE) declaró a Nicolás Maduro como presidente reelecto.
La oposición encabezada por la dirigente de Vente Venezuela, María Corina Machado, continúa reclamando que se respete la voluntad popular, que según 85% de las actas en poder de sus testigos electorales, favoreció al candidato opositor, Edmundo Gonzalez Urrutia con 67% de la votación, frente a 30% obtenido por Maduro.
Escenario sin variaciones
“La situación en los últimos seis meses no ha tenido cambios trascendentales. Por un lado Nicolás Maduro continúa la política de tener el control del poder a través del miedo y la persecución y del lado de la oposición, la líder María Corina Machado, desde su situación de clandestinidad, evidentemente se ve limitada tanto su influencia nacional como internacional para resolver la crisis de manera expedita”, expresó la politóloga, Paola Molina Noguera, en declaraciones a Efecto Cocuyo.
Para el consultor político, Luis Toty Medina Gil, que haya variaciones en el escenario político venezolano, que pasa por el respeto a la voluntad popular del 28 de julio, depende de la efectividad política del plan estratégico que tenga la oposición.
“El problema es que no hay un plan definido o al menos no se han ofrecido señales de que lo haya, más allá de apelar al reconocimiento de la figura de Edmundo González Urrutia como presidente electo, por parte de la comunidad internacional y con ese apoyo presionar al régimen de Maduro. Los resultados y la efectividad de eso ya es por todos conocida”, advirtió.
¿Pero, qué ha pasado dentro y fuera del país desde que el CNE leyó, a la medianoche del 29 de julio, el primer boletín con el que declaró ganador a Maduro con 51% de la votación, en medio de denuncias de “fraude electoral”? Repasemos:
CNE no muestra actas
A la fecha, el CNE no ha mostrado las actas de votación, mesa por mesa electoral, con las que se pudieran despejar las dudas sobre la votación del 28 de julio. Tampoco ha publicado en Gaceta Electoral los resultados electorales como lo ordena la Ley Orgánica de Procesos Electorales (Lopre), en su artículo 155. Paso necesario para revestirlos de legalidad.
El 22 de agosto, el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ), luego de un dudoso peritaje, declaró válidos los resultados anunciados por el CNE a favor de Maduro. La decisión se produjo a partir de un recurso introducido por el gobernante en la Sala Electoral.
El proceso sirvió de “excusa” al ente comicial para no cumplir con las auditorías posteriores a la votación (Telecomunicaciones, verificación ciudadana y datos electorales fase II) que hubieran permitido comprobar si el voto depositado en las urnas corresponden con lo reflejado en las actas.
La página web del ente comicial también continúa inactiva pese a que el CNE organiza los comicios parlamentarios y regionales que fijó para el 27 de abril. Dicha página debería contener los enlaces a las Gacetas Electorales y los resultados desglosados de las elecciones presidenciales, pero el directorio presidido por Elvis Amoroso, se aferra a la tesis, sin mostrar pruebas, del “ataque cibernético” que atacó su sistema la noche del 28 de julio, para permanecer “fuera de línea”.
Luego de las elecciones presidenciales del 14 de abril de 2013, en las que Maduro se midió con Henrique Capriles, en medio de denuncias de fraude electoral, el Psuv publicó en su página web las actas de escrutinio para probar la victoria del sucesor de Hugo Chávez, algo que no hizo con las actas de las presidenciales de 2024.
El 10 de enero
La falta de resultados electorales en Gaceta y de publicación de las actas de votación en poder del CNE, no impidieron que Maduro se juramentara el 10 de enero ante el Parlamento de 2020.
No hubo masas populares en celebración en las calles ni acompañando su ruta hacia el Palacio Legislativo, donde por primera vez se dispuso del pequeño Salón Elíptico, donde reposa el acta de independencia del 5 de julio, para prestar un juramento presidencial. Si hubo una fuerte militarización en Caracas para dar al traste con cualquier protesta opositora.
La presencia del presidente de Cuba, Miguel Díaz Canel y de Daniel Ortega, de Nicaragua, contrastó con la ausencia de jefes de Estado de países democráticos como Brasil, Colombia, Estados Unidos y los pertenecientes a la Unión Europea (UE).
“De momento lo que muestra el gobierno de Maduro externamente es estabilidad y seguridad, sin embargo, en el corto plazo, lo que se vislumbran son nuevas sanciones en el ámbito económico y presión internacional para el reconocimiento de los resultados del 28 de julio. También, es claro, que a nivel popular la maniobra del gobierno es limitada, puesto que no goza del apoyo popular, lo cual quedó expresado en el resultado de la elección presidencial, por lo que debe gobernar por la fuerza”, apuntó Molina Noguera.
Detención y liberación de Maria Corina
Ante el atrincheramiento de Maduro en el poder, con el apoyo de la Fuerza Armada Nacional (FANB), la oposición mayoritaria, aglutinada en la Plataforma Unitaria Democrática, bajo el liderazgo de Machado, no ha podido hacer valer la voluntad popular del 28 de julio, a través de los mecanismos legales y constitucionales.
La última protesta de calle, convocada por la ganadora de las primarias 2023, tuvo lugar en el este de Caracas, el 9 de enero. En la concentración ciudadana en el municipio Chacao, aunque nutrida, se notaron los efectos de la fuerte represión que hasta ese momento arrojaba casi 2.000 presos por protestar contra los resultados electorales anunciados por el CNE y 27 muertes. Las apuestas por una calle sin retorno rápidamente se apagaron.
Machado pronunció un discurso para mantener viva la esperanza por un cambio político, tras el cual se marchó para resultar detenida por las fuerzas de seguridad. El eco internacional de su captura fue tal que a las pocas horas fue liberada, en un aparente cruce de órdenes en el seno del chavismo madurismo. El número dos del chavismo, Diosdado Cabello dijo que la captura fue una “farsa” tramada por Machado, quien se vio obligada a volver a la clandestinidad.
“Machado continúa teniendo la confianza de la población y se mantiene al frente de la conducción política del movimiento legítima y genuinamente opositor. A ello se le debe agregar que también goza del reconocimiento internacional como la lideresa más importante de Venezuela. El riesgo es que el tiempo transcurra y no haya logros políticos tangibles que mantengan la esperanza de la gente en que habrá un cambio”, alerta Medina Gil.
Pero el también experto en marketing político advierte que la confianza de la población en el liderazgo político “no es un activo infinito” y suele tener fecha de caducidad.
La gira de Edmundo Gonzalez
Llegado el 10 de enero, el exdiplomatico no pudo cumplir su promesa de llegar a Caracas, acompañado de nueve expresidentes latinoamericanos, para su juramentación como presidente de la República. Machado explicó que la amenaza cierta de un atentado contra la vida del embajador de carrera al entrar en el espacio aéreo venezolano, frustraron su regreso tras cuatro meses en el exilio.
El mismo gobierno se encargó días antes de alimentar esos temores al afirmar que la FANB daría trato de “invasor” a quien entrara a territorio venezolano por cualquier vía, sin autorización.
Antes de la toma de posesión de Maduro, Gonzalez Urrutia emprendió una gira por América, que lo llevó a países como República Dominicana, Argentina, Uruguay y Estados Unidos, para ganar apoyo internacional para el rescate de la democracia en Venezuela.
Posterior al 10 de enero, el exdiplomático no ha parado. Ha seguido por países como Ecuador, donde fue recibido con honores de Jefe de Estado y asistió a los actos con motivo de la juramentación de Donald Trump como presidente de Estados Unidos.
“Con el transcurrir de los días el nivel de exigencia de la gente reclamando resultados será mayor. Obtener victorias tempranas y tangibles en el corto y mediano plazo será vital para el liderazgo de Machado y para la oposición y para el cambio en Venezuela, desde luego”, apuntó el consultor político.
Apoyo internacional no ha faltado. La falta de reconocimiento a Maduro al estar en duda su triunfo, lo llevó a romper relaciones diplomáticas con el gobierno de Paraguay a inicios de enero. Con el regreso de Trump a la Casa Blanca, aún se aguarda por la concreción de su política exterior hacia Venezuela, más allá del tema migratorio. Antes de su juramentación, el magnate republicano amenazó con no comprar más petróleo a la administración de Maduro.
¿Qué le queda a la oposición?
Aunque pareciera claro lo ocurrido el 28 de julio, Molina Noguera señala que la estrategia inmediata de Maduro va dirigida a tratar de dividir de nuevo a la oposición, con la convocatoria a elecciones parlamentarias y estadales que ha hecho el CNE.
Sectores como Un Nuevo Tiempo (UNT) de Manuel Rosales y otros gobernadores de oposición, parecieran dispuestos a entrar de nuevo al juego electoral pese a que nada garantiza que una victoria a favor sería respetada por el CNE y el partido de gobierno, Psuv.
“Para la oposición se aparece un nuevo frente, la realidad de más de 600.000 migrantes venezolanos en EEUU, que están a la deriva legal luego de los recientes anuncios de la administración del presidente Trump. Esta situación genera incertidumbre en cuanto a qué figura de poder en Venezuela asumirá la defensa de los migrantes, siendo Edmundo González reconocido como presidente legítimo ante el gobierno EEUU”, dijo la politóloga.
Medina Gil insistió en que la única manera de lograr el cambio en Venezuela es con presión social interna masiva que eleve los costos de represión a la administración de Maduro, sumado al apoyo y presión de la comunidad internacional, más un quiebre interno del bloque que maneja el poder. Enfatizó que sin la presión social, es muy difícil que ocurran las otras dos.
Recordó que la supervivencia de la administración de Maduro es “frágil” al no sostenerse en la voluntad popular, por lo que los costos de mantenerse serán cada vez más altos. Es por ello que ahora se dirige a terminar de “aniquilar” el voto con la convocatoria a unos comicios sin garantías, en los que se espera una gran abstención.
“Maduro optó por la vía más complicada. El atropello a la voluntad popular sólo es sostenible con más represión y asfixia de libertades civiles. Su mayor problema es que esta vez no desconocieron solo la voluntad de la oposición, sino que se burlaron de la expresión de los sectores populares, antiguos bastiones del chavismo. Eso lo saben Maduro y su grupo, sus estructuras de base y los militares que vieron las actas de votación”, añadió.
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